Punto 59 “Para reunir a la humanidad dispersa,
Dios elige a Abram llamándolo "fuera de su tierra, de su patria y de su
casa" (Gn 12,1), para hacer de él "Abraham", es decir, "el
padre de una multitud de naciones" (Gn 17,5): "En ti serán benditas
todas las naciones de la tierra" (Gn 12,3; cf. Ga 3,8).
.
Dios elige a Abraham como padre de una multitud de naciones para reunir a la humanidad
dispersa. El pecado fractura, divide, satanás divide. La gracia de Dios es la
de hacer un solo pueblo, Babel nos divide, nos hace contrincantes, mientras que
el Espíritu Santo nos une.
.
Dios llama a Abraham para ir avanzando en su terapia de sanación, en su
búsqueda de la unidad. Para sanar la división, Dios le dice a Abraham que salga
de su tierra y vaya donde le mostrará. Para sanar la división Dios le dice que
salga, sanar el problema no desde el sometimiento de los pueblos y ponerlos a
su servicio, es decir, una falsa unidad por el sometimiento de los demás. El
espíritu de Dios busca la unidad, no siendo el más fuerte y someter, sino
primero despójate de lo que tienes. Pide salir de uno mismo, no que todo el
mundo venga a mi convicción. Hay que ceder y renunciar humildemente.
.
Abraham pensará cómo hacer la promesa de Dios por un camino que no comprende.
Esto nos hace pensar en las formas y los caminos de Dios, haciendo que la
bondad y la santidad se multiplique. Hay dos formas de buscar la unidad,
eliminando a los malos o multiplicando a los buenos. Dios no busca la unidad
eliminando, sino suscitando el bien entre nosotros. Esto nos hace pensar
en cuál es el estilo de nuestro Padre.
Punto 60 “El pueblo nacido de Abraham será el
depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de la elección (cf.
Rm 11,28), llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en
la unidad de la Iglesia (cf. Jn 11,52; 10,16); ese pueblo será la raíz en la
que serán injertados los paganos hechos creyentes (cf. Rm 11,17-18.24).
.
Nosotros somos el pueblo nacido de Abraham, somos el pueblo de la elección,
pues no engendra un pueblo meramente biológico, sino que es nuestro padre en la
fe. El mismo Abraham que hace un gran acto de confianza en Dios, que nos parece
una figura inimitable por su confianza, sin embargo vemos que es un hombre de
carne y hueso como cualquiera de nosotros, que le cuesta confiar y creer, con
sus temores, por ejemplo cuando baja a Egipto oculta la identidad de su mujer
Sara para que no le maten y se queden con Sara por su belleza y les dice que es
su hermana. Es decir, Abraham tenía sus fragilidades, sorprende que el
hombre tan valiente para dejar su tierra, tuviese esa debilidad. Existe pues
una lucha en el corazón de Abraham.
.
Esta lucha interior la podemos trasladar a cualquiera de nosotros. Todos
tenemos duplicidades, como el rico que quiere seguir a Jesucristo, pero no
puede cuando le pide que venda todo lo que tiene y le siga, y entonces el joven
rico no es capaz de dar ese salto adelante.
.
Cuando las cosas nos van mal, solemos tener la tentación, de en lugar de seguir
confiando en Dios a las duras y a las maduras, salir del apuro con algún acto
de autodefensa, con ese instinto de auto conservación que nos hace agarrarnos a
falsas seguridades. A pesar de estas dificultades, Dios nos pide que confiemos
en El, que nos refugiemos en El, que es lo que finalmente hace Abraham. A
pesar de las dificultades y los temores, me confío a ti, me abandono en ti. Tu
palabra es más determinante que mis miedos.
.
En romanos 11, viene a decir una profecía en que Israel reconocerá a Jesucristo
como salvador. Una vez que todos los pueblos hayan reconocido a Jesucristo,
entonces también lo hará Israel. Curiosamente el resto de los pueblos va a
reconocer a Jesucristo antes que el pueblo elegido. Hoy el pueblo en que todos
nos unimos es la Iglesia, donde todos hemos de salir de nuestra tierra y de
nosotros mismos para conseguir esa unidad.
Punto 61 “Los patriarcas, los profetas y otros
personajes del Antiguo Testamento han sido y serán siempre venerados como
santos en todas las tradiciones litúrgicas de la Iglesia.”
.
Consideramos santos, a estos personajes del antiguo testamento.
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