domingo, 4 de enero de 2015

Catecismo 203-204. Dios revela su Nombre

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Punto 203 Dios se reveló a su pueblo Israel dándole a conocer su Nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de la persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre. No es una fuerza anónima. Comunicar su nombre es darse a conocer a los otros. Es, en cierta manera, comunicarse a sí mismo haciéndose accesible, capaz de ser más íntimamente conocido y de ser invocado personalmente.

. La revelación de Dios se hace a un pueblo en concreto, Israel, que es la puerta abierta para que la revelación llegue al resto de los pueblos. Dios elige a Israel, entra en nuestra historia y lo hace en un lugar determinado y en un momento determinado, tal es así que en nuestro calendario le llamamos el año cero al nacimiento de Jesucristo.

. La frontera entre la creencia y no creencia está en acoger la revelación de Dios, se la agradezco y sigo ese camino concreto, o me hago yo un camino a mi medida.

. Dios tiene un nombre, no es una fuerza anónima, ni una energía o fuerza oculta. Dios te habla, tiene un rostro concreto, te dice un camino para llegar a él, te da unos mandamientos y unos sacramentos. No hace falta inventarse ningún camino.

. Cuando Dios comunica su nombre, entendemos que quiere hacerse accesible, quiere ser conocido, es la puerta para entrar en la persona, quiere ser invocado, quiere una intimidad con nosotros.

Punto 204 Dios se reveló progresivamente y bajo diversos nombres a su pueblo, pero la revelación del Nombre Divino, hecha a Moisés en la teofanía de la zarza ardiente, en el umbral del Éxodo y de la Alianza del Sinaí, demostró ser la revelación fundamental tanto para la Antigua como para la Nueva Alianza.

. La revelación es progresiva, hay una pedagogía durante la revelación al pueblo de Israel hasta el culmen de la revelación en Jesucristo. El principal de los nombres con que Dios se revela es Yahveh hecha a Moisés.


. Cuando hemos recibido una revelación, no somos nosotros los que nos sentimos poseedores de la verdad, en todo caso Dios es poseedor de nuestras vidas, somos instrumentos de Dios para proclamarle.

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