domingo, 15 de noviembre de 2015

Catecismo 678-679. Para juzgar a vivos y muertos

Haz clic AQUI para escuchar el audio completo

Punto 678 Siguiendo a los profetas (cf. Dn 7, 10; Jl 3, 4; Ml 3,19) y a Juan Bautista (cf. Mt 3, 7-12), Jesús anunció en su predicación el Juicio del último Día. Entonces, se pondrán a la luz la conducta de cada uno (cf. Mc 12, 38-40) y el secreto de los corazones (cf. Lc 12, 1-3; Jn 3, 20-21; Rm 2, 16; 1 Co 4, 5). Entonces será condenada la incredulidad culpable que ha tenido en nada la gracia ofrecida por Dios (cf Mt 11, 20-24; 12, 41-42). La actitud con respecto al prójimo revelará la acogida o el rechazo de la gracia y del amor divino (cf. Mt 5, 22; 7, 1-5). Jesús dirá en el último día: "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mt 25, 40).

. El juicio ya estaba profetizado en el Antiguo Testamento, es decir, no es algo novedoso para los judíos que le escuchaban, por ejemplo en Daniel 7,10 “Un río de fuego brotaba y corría delante de él. Miles de millares lo servían, y centenares de miles estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y fueron abiertos unos libros…”, habla de un tribunal donde se abren los libros y comienza el juicio. En Malaquías 3,19 “Porque llega el Día, abrasador como un horno. Todos los arrogantes y los que hacen el mal serán como paja; el Día que llega los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen mi Nombre, brillará el sol de justicia que trae la salud en sus rayos”. Este es un texto claro en el que Malaquías habla del día del juicio como día de gloria para los justos y como día de castigo para los que se cierran a la gracia de Dios. Este día del juicio formó parte de la predicación de Jesús, que aunque nos parezcan más antipáticos no dejan de estar en el evangelio. Hemos de leer el evangelio plenamente, es más, si hay alguna parte en la que tenemos que insistir más es la que nos resulta más difícil de entender, que me resulta más antipática. Solemos leer lo que más nos gusta, lo que encaja más conmigo, lo que más encaja con mi forma de pensar, y dejamos lo más antipático. El camino es más conformarme yo al evangelio que conformar el evangelio a mí. Jesús pues, predicó el juicio, y esto molesta a la cultura autosuficiente y soberbia que piensa que no tiene que dar cuentas de nada ante nadie. Jesús habló del juicio, y habló del hombre como creatura que tiene que responder ante el creador y dar cuenta de sus obras. Jesús nos dice que el juicio saca a la luz nuestra conducta, en Marcos 12,38-40 “Y él les enseñaba: «Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad». Hablando Jesús de la hipocresía de los escribas, que hacen las cosas con un asegunda intención, que queda oculta en sus obras, pues precisamente el juicio sacará a la luz esa doble intención. Jesús es el juez capaz de sacar a la luz esa doble intencionalidad que podamos tener en nuestra conducta.

. En Lucas 12,1-3 Jesús nos predica “Mientras tanto se reunieron miles de personas, hasta el punto de atropellarse unos a otros. Jesús comenzó a decir, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. No hay nada oculto que no deba ser revelado, ni nada secreto que no deba ser conocido. Por eso, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, será escuchado en pleno día; y lo que han hablado al oído, en las habitaciones más ocultas, será proclamado desde lo alto de las casas. En este mundo es posible que ocultemos la verdad, pero precisamente el juicio se caracteriza por sacar todas las obras a la luz, los secretos de los corazones, ante Dios todos somos plenamente transparentes.

. La psicología del pecado es ocultarse a la luz y la psicología de la gracia es estar delante de Dios sin nada que ocultar. Todas las obras que hacemos a escondidas de los demás es señal de que esa obra no está hecha conforme a Dios. En el libro del Génesis, cuando se narra el pecado original, Adán y Eva después de desobedecer se esconden de la presencia de Dios, se escapan de la luz de Dios, pues quien obra bien busca la luz y quien obra mal busca la oscuridad.

. El juicio consiste en que ante la presencia de Dios todo lo que puede ser oculto en el hombre está perfectamente visible y es perfectamente conocido, Dios saca todo a la luz, Dios es la luz y conoce el secreto del hombre. El Catecismo nos indica que será condenada la incredulidad culpable, el rechazo de la gracia, por ejemplo en Mateo 11,20-24 “Entonces Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaúm, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú». Aquí vemos claramente que seremos juzgados de nuestra incredulidad, de nuestra falta de fe, no una ignorancia inculpable sino un rechazo de la gracia conocido en la conciencia. También seremos juzgados del cumplimiento de los mandamientos, del respeto y del amor al prójimo, Mateo 5,22 “Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego”. Mateo 7,1-5 “No juzguen, para no ser juzgados. Porque con el criterio con que ustedes juzguen se los juzgará, y la medida con que midan se usará para ustedes”. En el juicio también añadimos el amor a los pobres y excluidos, también seremos juzgados según este amor, en Mateo 25,40 "Cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis”, porque hay una presencia misteriosa pero real de Jesucristo en los pobres y seremos juzgados de ello.

. En el juicio de Dios seremos juzgados sobre nuestra credulidad o incredulidad, sobre nuestra fe, sobre el cumplimiento de los mandamientos, sobre el amor y respeto al prójimo, sobre el juicio que hacemos del prójimo, sobre la misericordia o dureza de corazón y sobre el amor a los pobres y excluidos. Todo esto lo extraemos de distintos pasajes que todos ellos hacen un panorama de conjunto sobre cuál es la materia en la que seremos juzgados.  

Punto 679 Cristo es Señor de la vida eterna. El pleno derecho de juzgar definitivamente las obras y los corazones de los hombres pertenece a Cristo como Redentor del mundo. "Adquirió" este derecho por su Cruz. El Padre también ha entregado "todo juicio al Hijo" (Jn 5, 22; cf. Jn 5, 27; Mt 25, 31; Hch 10, 42; 17, 31; 2 Tm 4, 1). Pues bien, el Hijo no ha venido para juzgar sino para salvar (cf. Jn 3,17) y para dar la vida que hay en él (cf. Jn 5, 26). Es por el rechazo de la gracia en esta vida por lo que cada uno se juzga ya a sí mismo (cf. Jn 3, 18; 12, 48); es retribuido según sus obras (cf. 1 Co 3, 12- 15) y puede incluso condenarse eternamente al rechazar el Espíritu de amor (cf. Mt 12, 32; Hb 6, 4-6; 10, 26-31).

. El hecho de que Jesucristo se presente como juez de vivos y muertos es un título, una función que denota claramente su divinidad, solamente Dios puede juzgar. Cristo está revestido de esa autoridad de Dios, Cristo tiene el pleno derecho a juzgar y ahora además nos juzga como Dios y como hombre. El hecho de que nuestro juez sea nuestro hermano encarnado en nuestra propia condición humana es para nosotros un consuelo. El saber que somos juzgados por alguien que conoce nuestra debilidad es un aspecto que nos tiene que llenar de confianza porque nos juzga desde dentro, conoce la tentación, conoce nuestra carne. Jesús ha adquirido del Padre la plena potestad de juzgar, en Juan 5,22 “Porque el Padre no juzga a nadie: él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, y en Juan 5,27 “…y le dio autoridad para juzgar porque él es el Hijo del hombre”, Hechos 10,42 “Y nos envió a predicar al pueblo, y atestiguar que él fue constituido por Dios Juez de vivos y muertos.” O en Hechos 17,31  “Porque él ha establecido un día para juzgar al universo con justicia, por medio de un Hombre que él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos, el Padre ha fijado el día del juicio por el hombre que ha destinado, el Padre ha querido que el juez sea un hombre, un hombre que es Dios al mismo tiempo, que es Jesucristo.

. Cristo ha venido para salvar, quiere que todos se salven pero la condenación es una posibilidad real de la que nos habla claramente el evangelio. Cada uno se juzga ya a sí mismo por el rechazo a la gracia en esta vida. La salvación o la condenación depende más de la aceptación de cada uno, no es Dios el que te salva o condena sino que es uno mismo el que rechaza el don de su gracia. Uno mismo ante la luz de Dios percibe qué es lo que le corresponde, según el estado de gracia o de pecado del alma, si el estado de gracia supone el poder gozar de Dios en su visión o si el estado de pecado no puede soportar esa luz de Dios y requiere de la tiniebla que le impide ver la luz. Es el propio estado del alma el que se constituye en juez de nosotros mismos.


. Somos retribuidos según la calidad de nuestras obras, en  Corintios 3,12-15 “.. la obra de cada uno aparecerá tal como es, porque el día del Juicio, que se revelará por medio del fuego, la pondrá de manifiesto; y el fuego probará la calidad de la obra de cada uno. Si la obra construida sobre el fundamento resiste la prueba, el que la hizo recibirá la recompensa; si la obra es consumida, se perderá”.  Son nuestras propias obras presentadas ante Dios que como fuego ardiente serán destruidas si son inconsistentes, sin embargo las obras hechas en el amor y la verdad permanecerán ante la presencia de Dios. Es como una criba donde permanece lo verdadero y se disuelve lo falso. Obras hechas por vanidad, por buscar la gloria, … son como obras hechas por heno y paja que son disueltas ante el fuego.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario