domingo, 6 de marzo de 2016

Catecismo 817-819. La Iglesia es una, santa, católica y apostólica. Las heridas de la unidad

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Punto 817 De hecho, "en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones (falta de acuerdo) más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes" (UR 3). Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la herejía, la apostasía y el cisma [cf CIC can. 751]) no se producen sin el pecado de los hombres:
Ubi peccata sunt, ibi est multitudo, ibi schismata, ibi haereses, ibi discussiones. Ubi autem virtus, ibi singularitas, ibi unio, ex quo omnium credentium erat cor unum et anima una ("Donde hay pecados, allí hay desunión, cismas, herejías, discusiones. Pero donde hay virtud, allí hay unión, de donde resultaba que todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma": Orígenes, In Ezechielem homilia 9, 1).

. En el pecado viene la desunión, cosa que vemos claro en el momento del pecado original cuando Adán y Eva rompen la comunión con Dios y comienzan a discutir entre ellos, a echarse la culpa mutuamente. El pecado es pues el germen de desunión. Desde el primer momento surgieron ataques contra la unidad, las herejías, los cismas… tuvieron lugar desde el primer momento y lo vemos en la sagrada escritura en las cartas de Pablo y el evangelio de san Juan que reflejan una lucha contra las herejías gnósticas que fueron una de las primeras manifestaciones de ruptura que hubo dentro de la iglesia. Es decir, no nos quedemos con que es una cosa de Lutero sino que es desde siempre. Este tipo de rupturas se producen no sin culpa de los hombres de ambas partes.  

Punto 818 Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos [...] justificados por la fe en el Bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor" (UR 3).

. El catecismo aquí nos indica que los hijos de los que rompieron con la iglesia, que han nacido dentro de esa herejía, no tienen la culpa de haber producido ellos la ruptura, de aquel pecado de soberbia de ruptura son culpables los que lo hicieron y Dios les juzgará y lo dejamos en manos de Dios, como todas las cosas. No podemos achacar a los hijos de aquellos cismáticos la culpa de aquella ruptura y la iglesia los abraza con respeto y fraternidad, pues son cristianos aunque no estén en comunión con la iglesia católica.

. No se puede negar desde el principio que hubo herejías, cismas y apostasías. La herejía es una negación de una verdad que ha de creerse como de fe divina, la apostasía es el rechazo de la fe cristiana y el cisma es el rechazo de la sumisión al sumo pontífice, por eso lo que llamamos la iglesia ortodoxa no fue tanto una herejía sino fue más un cisma porque la iglesia ortodoxa lo que hizo fue rechazar el gobierno directo del Papa de Roma pero no rompió con verdades de fe como ocurrió con el caso de Lutero que además hubo un rechazo en la creencia de muchos dogmas y puntos de fe. En este marco, todavía podemos decir que la iglesia es una. A pesar de nuestra tendencia por nuestro pecado a romper la unidad cabe seguir hablando de que la iglesia es una porque sigue permaneciendo en pie el medio para poder encontrar la unidad de la iglesia, la fe predicada por los obispos en comunión con el Papa. Y uno de estos medios es este mismo Catecismo.     

Punto 819 Además, "muchos elementos de santificación y de verdad" (LG 8) existen fuera de los límites visibles de la Iglesia católica: "la palabra de Dios escrita, la vida de la gracia, la fe, la esperanza y la caridad y otros dones interiores del Espíritu Santo y los elementos visibles" (UR 3; cf LG 15). El Espíritu de Cristo se sirve de estas Iglesias y comunidades eclesiales como medios de salvación cuya fuerza viene de la plenitud de gracia y de verdad que Cristo ha confiado a la Iglesia católica. Todos estos bienes provienen de Cristo y conducen a Él (cfUR 3) y de por sí impelen a "la unidad católica" (LG 8).

. La iglesia una, no está rota porque conservamos los medios para encontrar esa unidad. La unidad en la iglesia es una tarea, no es algo que esté concluido, pues hay muchos pecados que atentan contra la unidad y tenemos que estar en permanente construcción. En primer lugar es una tarea interna porque existen muchas disensiones en el seno de la iglesia, y es también una tarea externa porque sigue siendo necesaria la labor ecuménica con otras iglesias o comunidades eclesiásticas que guardan elementos de verdad y de santificación de la iglesia que Cristo fundó. Tienen sacramentos válidos, la mayoría el bautismo.


. San Cipriano nos dice que es más temible la herejía que la persecución. Dice que lo malo de las herejías es que el enemigo no viene con rostro de enemigo sino que viene siempre escondiéndose con pretensiones buenas, queriendo decir que hay cosas que hay que mejorar, es decir, el enemigo siempre se esconde bajo capas de bien. No viene diciendo que quiere romper frontalmente la unidad de la iglesia  sino recurre a justificaciones, motivos etc y esto hay que desenmascararlo porque la finalidad que busca es la ruptura de la iglesia. Así san Cipriano dice que prefiere un soldado romano, un león en la arena del circo, porque ahí ve al enemigo de cara y no se esconde bajo capa de bien lo que en el fondo es una ruptura.    

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