Punto 928 "Un instituto secular es un instituto de vida consagrada en el cual los fieles, viviendo en el mundo, aspiran a la perfección de la caridad, y se dedican a procurar la santificación del mundo sobre todo desde dentro de él" (CIC can. 710).
Punto 929 Por medio de una "vida perfectamente y enteramente consagrada a [esta] santificación" (Pío XII, const. ap. Provida Mater), los miembros de estos institutos participan en la tarea de evangelización de la Iglesia, "en el mundo y desde el mundo mismo" (CIC can. 713, 2), donde su presencia obra a la manera de un "fermento" (PC 11). Su testimonio de vida cristiana mira a ordenar según Dios las realidades temporales y a penetrar el mundo con la fuerza del Evangelio. Mediante vínculos sagrados, asumen los consejos evangélicos y observan entre sí la comunión y la fraternidad propias de su modo de vida secular (CIC, can. 713).
. Los religiosos de alguna manera se apartan del mundo y sin embargo este rasgo no se da en los institutos seculares o sociedades de vida apostólica. Los institutos están más insertos en el mundo, están evangelizando el mundo desde dentro. Lo propio de esta forma de vida consagrada es profesar los consejos evangélicos de seguimiento a Jesucristo, a veces con la palabra compromisos o promesas y viviendo como escondidos dentro del mundo y transformarlo desde dentro siendo fermento.
. Las sociedades de vida apostólica tienen un especial aspecto misionero, y la iglesia le encomienda tareas especiales como por ejemplo la enseñanza, algunos institutos o sociedades tienen sus propios colegios, sus propias obras de enseñanzas o sus propias universidades, por tanto se trata de evangelizar siendo fiel al magisterio desde la educación u otro aspecto de la vida bien sea en una institución católica o no. La vida de los seglares consagrados es cristianizar el mundo, fermentar la sociedad desde dentro haciendo presente el espíritu de Cristo con el testimonio personal de vida.
Punto 930 Junto a las diversas formas de vida consagrada se encuentran "las sociedades de vida apostólica, cuyos miembros, sin votos religiosos, buscan el fin apostólico propio de la sociedad y, llevando vida fraterna en común, según el propio modo de vida, aspiran a la perfección de la caridad por la observancia de las constituciones. Entre éstas, existen sociedades cuyos miembros abrazan los consejos evangélicos mediante un vínculo determinado por las constituciones" (CIC, can. 731, 1 y 2).
. Una fe que no se traduce en ningún signo cultural es una fe teórica, mientras que con la inserción en la cultura de los seglares consagrados se van impregnando todas las realidades temporales con el espíritu de Cristo. Así se alimenta el diálogo entre la fe y la cultura. La existencia también de seglares consagrados que dediquen su vida a los medios de comunicación social realizan una tarea al servicio de la verdad. Todas estas tareas son fermento en medio del mundo que lo transforman.
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