sábado, 23 de agosto de 2014

Catecismo - Puntos 2 y 3 La vida del hombre: conocer y amar a Dios - para los que nunca lo aprendimos


Enlance del audio:
Catecismo 2-3. La vida del hombre: conocer y amar a Dios II

Resumen del audio
Punto 2  Para que esta llamada resonara en toda la tierra, Cristo envió a los apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el Evangelio: "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,19-20). Fortalecidos con esta misión, los apóstoles "salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban" (Mc 16,20).

. No es lo mismo vivir una existencia con horizonte que sin horizonte. Esta sociedad materialista nos pone orejeras para que no veamos más allá, ni nos preocupemos por nada, para que nos dediquemos a consumir, consume y calla… vamos con luces cortas que nos hacen vivir la vida desde lo inmediato, desde lo material. El Catecismo nos quiere encender luces largas para ver el plan con el que nos ha creado Dios.

. Dios nos convoca y nos pide nuestra colaboración, nos hace instrumentos suyos. Dios nos pide y a la vez nos devuelve con creces.

. Hay un mandato de Jesucristo al enviarnos, y a la vez Jesús se embarca con nosotros, no se queda fuera, va por delante en su mandato. Nos ha dicho que estará con nosotros hasta el final de los días, colaborando con nosotros. El compromiso de Cristo con su iglesia es total.

Punto 3  Quienes con la ayuda de Dios, han acogido el llamamiento de Cristo y han respondido libremente a ella, se sienten por su parte urgidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes en el mundo la Buena Nueva. Este tesoro recibido de los Apóstoles ha sido guardado fielmente por sus sucesores. Todos los fieles de Cristo son llamados a transmitirlo de generación en generación, anunciando la fe, viviéndola en la comunión fraterna y celebrándola en la liturgia y en la oración (cf.Hch 2,42).

. El que recoge la petición de ayuda de Cristo, respondiendo libremente a ella, le apremia vivir para Cristo, quien se da cuenta de lo grande que es el llamamiento, vive para Cristo con una intensidad creciente.


. El depósito de la fe es un tesoro que se transmite y se predica fielmente, que está por encima de los tiempos y los lugares. Transmitido de generación en generación, a veces en medio de persecuciones y dificultades. Se transmite con nuestro anuncio, con nuestro ejemplo y palabras, todos tenemos que ser catequistas, y lo celebramos en la liturgia y con la oración.

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