Punto 16 “La tercera
parte del catecismo presenta el fin último del hombre, creado a imagen de Dios:
la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un obrar recto y
libre, con la ayuda de la ley y de la gracia de Dios (primera sección);
mediante un obrar que realiza el doble mandamiento de la caridad, desarrollado
en los diez mandamientos de Dios (segunda sección). “
. El ideal del cristiano es que se deje habitar por
Cristo, por el Espíritu Santo, de manera que su obrar sea una prolongación del
obrar de Cristo en el mundo. Los mandamientos permiten plenificar al hombre,
hacerle pleno y feliz. Lo que Dios nos manda es nuestra felicidad porque Cristo
es la plenitud del hombre. El fin último del hombre es la bienaventuranza, la
felicidad.
. Buscar el agrado de Dios y ser obedientes a la voluntad
de Dios coincide con tú felicidad. Dios no tiene ningún otro interés con
nosotros que buscar nuestra felicidad.
. La gloria de Dios es la felicidad del hombre, y al
mismo tiempo el bien del hombre es la gloria de Dios. Tenemos que purificar lo
que inevitablemente se entiende por gloria de los hombres que no coincide con
la gloria de Dios.
. La dificultad está en los caminos y confiar en los
caminos que Dios nos ha trazado para obtener la felicidad. No confundir
felicidad con facilidad o placer. Es muy fácil que al ir por el camino fácil,
por la puerta ancha, no nos queramos bien, al confundir la felicidad con lo
placentero.
. La moral discierne que el obrar sea recto y libre,
aunque haya ocasiones que obrar rectamente parezca que te vaya a traer
complicaciones. El bien no solo hay que hacerlo, hay que gozarlo y disfrutarlo.