domingo, 7 de septiembre de 2014

Catecismo Puntos 8 y 9 Transmitir la fe: la catequesis III para los que nunca lo aprendimos

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Extractos del audio

Punto 8   Los períodos de renovación de la Iglesia son también tiempos en los que a la catequesis le corresponde un mayor empeño. Así, en la gran época de los Padres de la Iglesia, vemos a santos obispos consagrar una parte importante de su ministerio a la catequesis. Es la época de san Cirilo de Jerusalén y de san Juan Crisóstomo, de san Ambrosio y de san Agustín, y de muchos otros Padres cuyas obras catequéticas siguen siendo modelos.

 . Los momentos de renovación de la vida de la Iglesia han estado muy ligados con la catequesis. La renovación de la Iglesia no significa que la Iglesia tenga que cambiar y adaptarse a este mundo y finalmente mundanizarse. No se trata de mundanizar el crisitianismo y secularizarnos internamente. Eso no es renovación. Renovación es encarnarse en el mundo sin secularizarse, es volver a los orígenes, volver al amor primero, ir a lo esencial,… intentar purificar lo que se ha ido adhiriendo a lo largo del camino. Es como sacudir la alfombra para que vuelvan a salir los colores originales.
Renovarse no es pensar cómo piensa este mundo. La auténtica renovación de la Iglesia suele coincidir con un resurgir de la catequesis porque en la catequesis se va lo fundamental, a lo troncal. Ir a los fundamentos de nuestra fe (Credo, Mandamientos, Sacramentos y Oración)

 . En las funciones del obispo, el primer catequista tiene que ser el obispo, tiene que predicar.

Punto 9  “El ministerio de la catequesis saca energías siempre nuevas de los concilios. El Concilio de Trento constituye a este respecto un ejemplo digno de ser destacado: dio a la catequesis una prioridad en sus constituciones y sus decretos; de él nació el Catecismo Romano que lleva también su nombre y que constituye una obra de primer orden como resumen de la doctrina cristiana; este Concilio suscitó en la Iglesia una organización notable de la catequesis; promovió, gracias a santos obispos y teólogos como san Pedro Canisio, san Carlos Borromeo, san Toribio de Mogrovejo, san Roberto Belarmino, la publicación de numerosos catecismos.  

. Estamos en el s.XVI, cuando se aplica el concilio de Trento y nace el Catecismo romano, que ha sido el Catecismo que ha durado tantos siglos hasta este nuevo Catecismo fruto del concilio Vaticano II.


 . El catequista tiene que estar enamorado de lo que dice, aunque no tenga el don de la palabra o tartamudee, estando convencido y enamorado de la palabra, es la fuerza del espíritu de Cristo la que mueve los corazones.

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