Punto 551 Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:
«Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 29-30).
Punto 552 En el colegio de los Doce, Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1 Co 15, 5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Nuestro Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Cristo, "Piedra viva" (1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22, 32).
. En Lucas 22, 31-32 Jesús le dice a Pedro:
“Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el
trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que
hayas vuelto, confirma a tus hermanos”. Jesús dice que Satanás ha pedido el
poder de que seáis cribados, zarandeados como trigo, y Jesús ora de una forma
muy especial por Pedro para superar sus tentaciones pues le ha encomendado la
tarea de confirmar la fe en sus hermanos.
. Pedro será instrumento de Jesús para que los cristianos no
sean cribados por satanás. Pedro y sus sucesores no están preservados del
pecado, la prueba es que Pedro pecó, pero la oración de Jesús es eficaz y ha
conseguido garantizar que los pecados personales de Pedro no puedan deformar el
depósito de la fe que se le va a confiar. Este es el milagro de la oración de
Jesús. Jesús reza por Pedro para que la vasija de barro no derrame el contenido
que tiene dentro, este es el don Cristo a su iglesia, el don del primado, o la
asistencia del Espíritu Santo al Papa. No es un privilegio reivindicado por
la iglesia sino un don de Cristo a su iglesia fruto de la oración de Cristo
al Padre que fue escuchada por su misericordia. Jesús no permite que
quedemos a merced del error sembrado por el príncipe de la mentira. El
magisterio del Papa es como una tabla de salvación de Cristo que nos preserva
de ser engañados.
. Jesús rebautiza a Simón como Pedro, es curioso porque en los otros apóstoles no se sustituyeron sus nombres, y con ello quiere significar esa nueva misión para la que le llama, al llamarle Pedro (piedra o roca) significa una roca segura y protectora, como hombre prudente y sensato que construye la casa sobre roca, o como la piedra angular sobre la que se apoyan todos los nervios de la construcción. Es decir, ese ser roca, esa seguridad que solo podemos tener en Dios, Dios por pura misericordia le da a Pedro el participar del ser roca para que tengamos donde asirnos. Con esta seguridad nada hemos de temer firmemente unidos a la roca. Y tras esta afirmación viene la consecuencia y seguridad que las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella.
Punto 553 Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, "el Buen Pastor" (Jn 10, 11) confirmó este encargo después de su resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17). El poder de "atar y desatar" significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los Apóstoles (cf. Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien Él confió explícitamente las llaves del Reino.
. Jesús confía las llaves del Reino a Pedro, las llaves son símbolo del poder de disposición sobre la casa y sobre la comunidad, la entrega de las llaves significa la entrega del poder. El que tiene las llaves es el que puede decidir la admisión o la expulsión, con la imagen de las llaves Jesús designó también el poder doctrinal. A Pedro le corresponde el poder del gobierno y dirección, ser portador de las llaves quiere decir que tiene que discernir y decidir qué es lo que es recto conforme a Dios y lo que debe ser considerado como permitido o prohibido, este es el poder de enseñar y de gobernar. Luego esta imagen es completada por otra, la de atar y desatar que Jesús no solo se la dio a Pedro sino también al resto de los apóstoles. Sin embargo el conjunto de las tres imágenes: la piedra, las llaves y el atar solo se los dio a Pedro.
. Se confirma que la figura de Pedro es de primacía sobre el resto de los apóstoles, de hecho hay una gran diferencia en el número de veces que Pedro es citado (140 veces) y el apóstol que le sigue es Juan (40 veces), hay pues una primacía otorgada por Cristo y reconocida por el resto de los apóstoles. Pero la palabra primacía no significa un privilegio sobre los demás por ser más importante o algo así, sino que lo entendemos en este texto: en Juan 21,15-19 Jesús resucitado se encuentra con Pedro y le vuelve a encomendar la tarea de ser roca, a pesar del pecado de Pedro sigue pidiéndole que “apaciente a mis ovejas….”, esto es lo que significa ser primado, no es hacer lo que uno quiera sino ser el primer servidor, servicio, olvido de uno mismo, darlo todo por los demás. San Pablo que ha tenido una revelación y un encuentro con Cristo, se presenta ante los apóstoles para sentirse confirmado por Pedro, no vaya a ser que se esté engañando, no vaya a caer en la tentación de correr en vano. Pablo sabe que no puede fiarse de su experiencia personal y necesita presentarse ante el resto de los apóstoles para que sea confirmada esa experiencia de encuentro con Cristo y entonces Pablo sube a Jerusalén y recibe la confirmación por parte de Pedro y del colegio apostólico. También nosotros tenemos que confrontar nuestra experiencia espiritual con Pedro, con el magisterio de la iglesia no sea que estemos corriendo en vano, no sea que estemos siendo engañados.
. En Juan 20,3-8 se narra una de las apariciones de Cristo resucitado y como Pedro y Juan habiendo recibido la noticia de Cristo resucitado corren al sepulcro, Juan llega el primero pero no entró, esperó a que Pedro llegase y al entrar Pedro, Juan entró después de él. Es un detalle de delicadeza. Para no correr en vano, espera a Pedro, y tras él su fe es confirmada.
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