Punto 954 Los tres estados de la Iglesia. «Hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y, destruida la muerte, tenga sometido todo, sus discípulos, unos peregrinan en la tierra; otros, ya difuntos, se purifican; mientras otros están glorificados, contemplando "claramente a Dios mismo, uno y trino, tal cual es"» (LG 49):
«Todos, sin embargo, aunque en grado y modo diversos, participamos en el mismo amor a Dios y al prójimo y cantamos el mismo himno de alabanza a nuestro Dios. En efecto, todos los que son de Cristo, que tienen su Espíritu, forman una misma Iglesia y están unidos entre sí en Él» (LG 49).
. Habla de tres estados de la iglesia lo cual es una forma de hablar de la iglesia que puede purificar y revisar ciertas imágenes incompletas que tenemos de la iglesia. Es posible que aquellos que hablen de la iglesia únicamente bajo la imagen de una institución formada por hombres aquí en la tierra pues les choque que nosotros hablemos de tres estados de la vida de la iglesia. Tan iglesia es la que forman aquellos que están en forma de purificación y más iglesia aún es la de aquellos que están en la iglesia triunfante en el cielo. Por lo tanto, hablar en estos términos ya es rectificar una visión incompleta de la iglesia como institución humana que evidentemente se referiría a la etapa de la iglesia pergrinante en la tierra. Decir esto es pues darnos cuenta que la iglesia es cuerpo místico de Cristo y a ella pertenecen aquéllos que marcharon de esta vida y que se están purificando en el purgatorio o están en el cielo.
. Entre la iglesia peregrinante y la iglesia del cielo está la iglesia que está purificándose en el purgatorio, y está completando el proceso de santificación que aquí en la tierra por sus infidelidades necesita purificarse. Todos estamos unidos en el mismo fin, en el amor a Dios y al prójimo, nos alimentamos todos del amor de Dios: los que estamos en la iglesia peregrinante vivimos la fe, la esperanza y la caridad, los que están en la iglesia purgante viven la esperanza y la caridad, y los que están en la iglesia triunfante viven la caridad. Unidos en el mismo fin, alabamos todos al mismo Dios, unidos en Cristo, todos desde nuestros diferentes lugares, oramos, damos gloria y alabamos al mismo Dios. Los dos primeros estados son temporales, la iglesia peregrinante y la iglesia purificante son temporales, y solo el tercer estado es definitivo, la iglesia triunfante es definitiva, hasta que el Señor venga en su esplendor con todos sus ángeles y destruida la muerte tenga sometido todo, hasta que tenga lugar la parusía, la venida en gloria de Cristo y la resurrección de los muertos, la iglesia ya no estará en tres estados sino que estará en uno solo, en la iglesia triunfante, en la iglesia del cielo, entonces se consumará este peregrinar y habrá una iglesia unida amando a Dios y amando al prójimo.
Punto 955 "La unión de los miembros de la Iglesia peregrina con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe. Más aún, según la constante fe de la Iglesia, se refuerza con la comunicación de los bienes espirituales" (LG 49).
. Pensando en nuestros seres queridos que ya han fallecido, podemos y debemos de decir que nuestra unión con ellos no se interrumpió, cambió de forma, pero incluso es un tipo de unión reforzada. La unión sensible que teníamos con ellos ya no existe, y en ese sentido uno sufre una ausencia como María Magdalena que lloraba porque encontró el sepulcro vacío y sufría una ausencia, pero sin embargo la unión que tenemos con nuestro seres que marcharon es superior, es más real porque ejercen un influjo en nuestra vida superior al que tenían antes cuando estaban en vida. Cuando Jesús nos dijo que estará con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, podemos recordarnos a nosotros mismos que esa promesa anuncia una presencia distinta de nuestros seres queridos con nosotros en el espíritu de Cristo, en la comunión de la intercesión delante de Dios.
Punto 956 La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG 49):
«No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida» (Santo Domingo, moribundo, a sus frailes: Relatio iuridica4; cf. Jordán de Sajonia, Vita 4, 69).
Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra (Santa Teresa del Niño Jesús, verba).
. Qué hace tan eficaz esa presencia o esa intercesión de nuestros seres queridos en el cielo? Pues lo que le hace eficaz es la unión íntima que tienen con Cristo, por el hecho de que los que están en el cielo están más íntimamente unidos a Cristo, por eso su acción, su intercesión es muchísimo más eficaz que la nuestra. Nosotros a veces pedimos oraciones a personas que sabemos que son de Dios, especialmente lo hacemos con personas que han consagrado su vida a la oración como en los monasterios de clausura porque suponemos que pueden ser personas más estrechamente unidas a Cristo. Esto tiene todavía una aplicación mucho más directa a las almas que están en el cielo cuyos corazones están ya purificados y están plenamente unidos a Dios y su oración es mucho más eficaz porque parten de una situación de unión con Cristo mucho más directa. El Catecismo matiza que los santos interceden por nosotros en el cielo porque interceden en Cristo, no al margen de Cristo, sino que el Señor ha querido asociarlos a su misterio de intercesión delante de Dios Padre. Por lo tanto decir que Cristo es el único mediador no es incompatible, no es contradictorio con decir que Jesús ha suscitado también intercesores, de hecho dijo “pedid y se os dará” y El ha querido que seamos intercesores por nuestros hermano, Cristo es el único mediador, es el único redentor y sin embargo El suscita corredentores, El suscita intercesores, El suscita mediadores.
. Los tres estados de la iglesia peregrinante, purgante y triunfante, no incluyen como dentro de la iglesia el estado de las almas que hayan podido cerrarse a la gracia de Dios y estén en estado de condenación, las almas que están en estado de condenación eterna no forman parte de esa iglesia porque no reciben la vida de Cristo, porque por el ejercicio de su libertad se han cerrado a recibir la vida de Cristo y han roto con Cristo y con su cuerpo místico que es la iglesia. Somos iglesia en la medida en que recibimos del cuerpo místico de Cristo su gracia, en la medida en que nosotros hemos cortado con Cristo esa gracia, nosotros mismos hemos roto no solo con Cristo, sino también con su iglesia. Quien rompe con Cristo, rompe con el cuerpo místico de Cristo. No existe pues un cuarto estado de la iglesia que sería como la iglesia de los condenados pues quien no está unido a ese Cristo salvador, él mismo se excluye también de su cuerpo místico que es la iglesia.
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