ARTÍCULO 1
CREO
CREO
Punto 144 Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabra
escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta
obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La
Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
. Qué quiere decir
“creo”?, se habla de una obediencia a la fe, de un sometimiento libre de
nuestro corazón. En la carta a los romanos, s Pablo comienza y termina con la
obediencia como identificación de la fe: “Pablo siervo de Jesús,… para predicar
la obediencia de la fe…” esta es la carta de presentación de Pablo. Y termina
la carta: “… dando a conocer a todos los gentiles por la obediencia de la fe…”.
La palabra obedecer nos puede sugerir una adhesión obligada, tiende a tener un
contexto negativo, como algo que se impone. La etimología de obedecer significa
saber escuchar al que tienes ante ti. Obedecer es saber escuchar. Todos estamos
obedeciendo a otros de una forma u otra aunque no seamos conscientes. Oímos
muchas cosas, pero escuchamos solo algunas. Soy consciente de a quién obedezco
para vivir y ser conforme al designio que Dios ha establecido en mi vida?,
nosotros hemos elegido desde nuestra libertad, servir al señor de la vida.
Hay obediencias exteriores como normas,
horarios, disciplina, donde no se pide un asentimiento interno. En el acto de
fe, tenemos una obediencia interior y libre. Abraham es el modelo de obediencia
y María es la realización más perfecta del acto de fe, de la obediencia.
. La fe es un acto de obediencia y
obedecer es escuchar interiormente y libremente al que está frente a nosotros.
La obediencia no es un acto irracional, sino escuchar más profundamente.
Abraham,
«padre de todos los creyentes»
Punto 145 La carta a los Hebreos, en el gran elogio de la fe de los antepasados,
insiste particularmente en la fe de Abraham: «Por la fe, Abraham obedeció y
salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde
iba» (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-4). Por la fe, vivió como extranjero
y peregrino en la Tierra prometida (cf. Gn 23,4). Por la fe, a Sara
se le otorgó el concebir al hijo de la promesa. Por la fe, finalmente, Abraham
ofreció a su hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17).
. Abraham se nos
muestra como el modelo de la fe. La carta a los hebreos insiste
particularmente en la fe de Abraham, en su vida hay un gran testimonio del voto
de confianza que hace a Dios, por la fe marcha fuera sin saber a dónde iba, por
la fe ofreció a su único hijo en sacrificio. Abraham no pregunta
cómo va a ser esa tierra a la que le piden que vaya, va donde Dios le dice sin
preguntar, deja sus comodidades y se fía de Dios, porque entiende que
Dios sabe más. Da el paso sin preguntar por seguridades ni réditos, el primero
da el paso y luego verás que Dios te da el ciento por uno, y lo verás
después, no pretendas verlo antes. Esta es la gran lección de Abraham de
despojarse. Va un país extranjero donde corre riesgos, peligros, no ve que se
esté cumpliendo que Yahveh le dé una gran descendencia, etc etc, y cuando le da
un hijo, le pide que lo sacrifique. Una situación en la que no se entiende
nada. Sin embargo, Abraham sigue confiando y está dispuesto a ofrecer su único
hijo.
Punto 146 Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos:
«La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se
ven» (Hb 11,1). «Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia» (Rm 4,3;
cf. Gn 15,6). Y por eso, fortalecido por su fe , Abraham fue hecho
«padre de todos los creyentes» (Rm 4,11.18; cf. Gn15, 5).
. Abraham hizo una
“apuesta”, y la garantía que tenía era su propia fe. Es así pues que su
confianza en Dios era total. En el acto de fe, el hombre vence su materialismo,
es un acto espiritual. Cuando Dios nos pone al desnudo delante de Él, que
ocurre tarde o temprano, la única garantía que tengo es la propia fe.
Punto 147 El Antiguo Testamento es rico en testimonios acerca de esta fe. La carta a
los Hebreos proclama el elogio de la fe ejemplar por la que los antiguos
«fueron alabados» (Hb 11, 2.39). Sin embargo, «Dios tenía ya dispuesto
algo mejor»: la gracia de creer en su Hijo Jesús, «el que inicia y consuma la
fe» (Hb 11,40; 12,2).
. La
fe del Antiguo Testamento, finalmente en el Nuevo Testamento se expresa en
Jesucristo, pasamos de tener fe en Yahveh a tener fe en Jesucristo. Jesús se
identifica con Yahveh. La consumación de nuestra fe será vivir con Jesús para
siempre.
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