lunes, 9 de febrero de 2015

Catecismo 257-260. Las obras divinas y las misiones trinitarias

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Punto 257 O lux beata Trinitas et principalis Unitas! ("¡Oh Trinidad, luz bienaventurada y unidad esencial!") (LH, himno de vísperas "O lux beata Trinitas"). Dios es eterna beatitud, vida inmortal, luz sin ocaso. Dios es amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios quiere comunicar libremente la gloria de su vida bienaventurada. Tal es el "designio benevolente" (Ef 1,9) que concibió antes de la creación del mundo en su Hijo amado, "predestinándonos a la adopción filial en Él" (Ef 1,4-5), es decir, "a reproducir la imagen de su Hijo" (Rm 8,29) gracias al "Espíritu de adopción filial" (Rm 8,15). Este designio es una "gracia dada antes de todos los siglos" (2 Tm 1,9-10), nacido inmediatamente del amor trinitario. Se despliega en la obra de la creación, en toda la historia de la salvación después de la caída, en las misiones del Hijo y del Espíritu, cuya prolongación es la misión de la Iglesia (cf. AG 2-9).

. Ante el misterio de Dios, el que no se admira, el que no se siente conmovido es que no lo está contemplando. Dios es eterna felicidad, vida inmortal, luz sin ocaso, amor. Quien pretenda una felicidad sin Dios se equivoca, está buscando en esta vida lo que esta vida no le puede dar. Dios quiere comunicar libremente su amor, quiere darse el mismo, no darnos cosas. Hay un designio de Dios pensando en que cada uno de nosotros realizásemos la imagen del hijo, que la prolonguemos.  

Punto 258 Toda la economía divina es la obra común de las tres Personas divinas. Porque la Trinidad, del mismo modo que tiene una sola y misma naturaleza, así también tiene una sola y misma operación (cf. Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). "El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres principios de las criaturas, sino un solo principio" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1331). Sin embargo, cada Persona divina realiza la obra común según su propiedad personal. Así la Iglesia confiesa, siguiendo al Nuevo Testamento (cf. 1 Co 8,6): "Uno es Dios [...] y Padre de quien proceden todas las cosas, Uno el Señor Jesucristo por el cual son todas las cosas, y Uno el Espíritu Santo en quien son todas las cosas (Concilio de Constantinopla II: DS 421). Son, sobre todo, las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo las que manifiestan las propiedades de las personas divinas.

. La obra de la salvación es común a las tres personas divinas, obran y operan de forma conjunta porque son de una misma naturaleza. Cuando decimos Dios tenemos que pensar que detrás se esconde el padre, el hijo y el ES. Sin embargo, cada persona divina realiza la obra común según su propiedad personal, el padre de quién proceden todas las cosas, el hijo por el cual son todas las cosas y el ES en quien son todas las cosas. Esto lo tenemos en 1ªCo 8,6. Entender el significado de estos matices es un misterio que nos supera.
. Son sobre todo en la encarnación y en pentecostés donde vemos actuar al hijo y al ES de una forma más explícita.

Punto 259 Toda la economía divina, obra a la vez común y personal, da a conocer la propiedad de las Personas divinas y su naturaleza única. Así, toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn6,44) y el Espíritu lo mueve (cf. Rm 8,14).

. Nadie puede venir a mí si el padre no lo atrae (Jn 6,44), esto nos recuerda que la ST está actuando en nosotros, el padre nos está atrayendo, por ejemplo, escuchar a un sacerdote lo hacemos porque el padre nos atrae, uno es movido por el espíritu para moverme hacia el padre, sea yo más o menos consciente de ello, la gracia nos está moviendo, ser cristiano consiste en ser consciente de ello, tener sensibilidad para decir yo soy movido por la gracia, y ser atraído por Dios, y ser agradecido y dejarse mover por Dios, no poner obstáculos.

. En Rom 8,14, en efecto todos los que son guiados por el espíritu de Dios son hijos de Dios, es decir, tenemos que ser guiados y dejarnos mover por el espíritu de Dios. En esta vida o eres movido por el Espíritu Santo o te mueve la carne, la comodidad, las pasiones, los celos las envidias…. Un cristiano es alguien movido por el Espíritu en cada momento de su vida.

Punto 260 El fin último de toda la economía divina es la entrada de las criaturas en la unidad perfecta de la Bienaventurada Trinidad (cf. Jn 17,21-23). Pero desde ahora somos llamados a ser habitados por la Santísima Trinidad: "Si alguno me ama —dice el Señor— guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él" (Jn 14,23).
«Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme enteramente de mí mismo para establecerme en ti, inmóvil y apacible como si mi alma estuviera ya en la eternidad; que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de ti, mi inmutable, sino que cada minuto me lleve más lejos en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma. Haz de ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu reposo. Que yo no te deje jamás solo en ella, sino que yo esté allí enteramente, totalmente despierta en mi fe, en adoración, entregada sin reservas a tu acción creadora» (Beata Isabel de la Trinidad, Oración)


. El fin último del plan de Dios fue crear el mundo a imagen de su hijo para que toda la creación entrase en la eternidad. En Jn 17.21-23 estamos llamados a ser una unidad del plan de amor de Dios. En Jn 14,23, mientras que llegue el momento de eterna bienaventuranza, estamos habitados por la ST, somos morada de la ST, si vivimos el misterio de la inhabitación, estamos adelantando el cielo, estamos con Dios.

domingo, 8 de febrero de 2015

Catecismo 253-256. La Santísima Trinidad en la doctrina de la fe. El dogma de la Santísima Trinidad

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Punto 253 La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial" (Concilio de Constantinopla II, año 553: DS 421). Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios: "El Padre es lo mismo que es el Hijo, el Hijo lo mismo que es el Padre, el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). "Cada una de las tres personas es esta realidad, es decir, la substancia, la esencia o la naturaleza divina" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804).

. Nos adentramos en los misterios de Dios, que el mismo nos los ha revelado. Misterio no es resolver un enigma, Dios se aproxima al hombre y uno no puede pretender que Dios deje de ser misterio, es algo que rebasa al hombre que se nos muestra como un pequeño adelanto de la vida eterna, y me arrodillo humildemente para estar cerca de él y reflexionar sobre el misterio de amor. El misterio no es superado sino contemplado. Dios nos supera pero al mismo tiempo se nos revela, quiere que abordemos su misterio.

. La Trinidad es una, no confesamos tres dioses sino uno en tres personas: la trinidad consustancial. No creemos en tres dioses, sino en un único Dios en tres personas. La trinidad es consustancial, es decir, tiene una única sustancia, la misma naturaleza. Cada una de las personas es enteramente Dios, es decir, Dios no se divide en tres partes divinas sino que las tres personas comparten una misma divinidad.

. El padre tiene la misma naturaleza que el hijo y el hijo tiene la misma naturaleza que el padre, el padre y el hijo es de la misma naturaleza que el ES. Cada una de las tres personas es de la misma naturaleza: el ser Dios.  

Punto 254 Las Personas divinas son realmente distintas entre sí. "Dios es único pero no solitario" (Fides Damasi: DS 71). "Padre", "Hijo", Espíritu Santo" no son simplemente nombres que designan modalidades del ser divino, pues son realmente distintos entre sí: "El que es el Hijo no es el Padre, y el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que es el Padre o el Hijo" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 530). Son distintos entre sí por sus relaciones de origen: "El Padre es quien engendra, el Hijo quien es engendrado, y el Espíritu Santo es quien procede" (Concilio de Letrán IV, año 1215: DS 804). La Unidad divina es Trina.

. Uno no sabe cómo se conjuga que Dios sea uno y sea trino, tampoco sé cómo se conjuga que sea justo y misericordioso. No se cómo se conjuga, pero afirmo las dos cosas. Para mi será un misterio como conjugarlas. Me acerco a Dios afirmando ambas cosas. Un misterio no es una verdad de la que no puedo saber nada, sino que es una verdad de la que no lo sé todo, pero lo que sé voy a afirmarlo.

. Las personas divinas son realmente distintas entre sí y no son modalidades, por ejemplo una persona puede hablar como sacerdote, como amigo o como hijo de su madre, en tres modalidades distintas, es una misma persona. Las tres personas de la ST no son modalidades, el padre es distinto del hijo y del ES, y lo mismo el hijo y lo mismo el ES.

. La distinción auténtica entre las tres personas, son distintos entre sí por sus relaciones de origen: El padre es quien engendra, el hijo quien es engendrado y el ES es quien procede del amor del padre y el hijo. La unidad de Dios, la unidad divina es trina, así como la trinidad es una.

Punto 255 Las Personas divinas son relativas (por las relaciones que tiene entre sí) unas a otras. La distinción real de las Personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras: "En los nombres relativos de las personas, el Padre es referido al Hijo, el Hijo lo es al Padre, el Espíritu Santo lo es a los dos; sin embargo, cuando se habla de estas tres Personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 528). En efecto, "en Dios todo es uno, excepto lo que comporta relaciones opuestas" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1330). "A causa de esta unidad, el Padre está todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo en el Padre, todo en el Espíritu Santo; el Espíritu Santo está todo en el Padre, todo en el Hijo" (Concilio de Florencia, año 1442: DS 1331).

. Las tres personas que cada una son plenamente Dios se distinguen en las relaciones que tienen entre sí. Padre e hijo son al mismo tiempo.

Punto 256 A los catecúmenos de Constantinopla, san Gregorio Nacianceno, llamado también "el Teólogo", confía este resumen de la fe trinitaria:

«Ante todo, guardadme este buen depósito, por el cual vivo y combato, con el cual quiero morir, que me hace soportar todos los males y despreciar todos los placeres: quiero decir la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Os la confío hoy. Por ella os introduciré dentro de poco en el agua y os sacaré de ella. Os la doy como compañera y patrona de toda vuestra vida. Os doy una sola Divinidad y Poder, que existe Una en los Tres, y contiene los Tres de una manera distinta. Divinidad sin distinción de substancia o de naturaleza, sin grado superior que eleve o grado inferior que abaje [...] Es la infinita connaturalidad de tres infinitos. Cada uno, considerado en sí mismo, es Dios todo entero [...] Dios los Tres considerados en conjunto [...] No he comenzado a pensar en la Unidad cuando ya la Trinidad me baña con su esplendor. No he comenzado a pensar en la Trinidad cuando ya la unidad me posee de nuevo...(Orationes,  40,41: PG 36,417).

sábado, 7 de febrero de 2015

Catecismo 249-252. La Santísima Trinidad en la doctrina de la fe. La formación del dogma trinitario

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Punto 249 La verdad revelada de la Santísima Trinidad ha estado desde los orígenes en la raíz de la fe viva de la Iglesia, principalmente en el acto del Bautismo. Encuentra su expresión en la regla de la fe bautismal, formulada en la predicación, la catequesis y la oración de la Iglesia. Estas formulaciones se encuentran ya en los escritos apostólicos, como este saludo recogido en la liturgia eucarística: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros" (2 Co 13,13; cf. 1 Co 12,4-6; Ef 4,4-6).

. La verdad de la ST la conocemos por revelación de Dios, el hombre por su razón es capaz de conocer la existencia de Dios pero eso no quiere decir conocer a Dios como trinidad, conocer su intimidad solo la conocemos por la misericordia de la revelación de Dios, por su amor nos ha introducido en su intimidad. Este conocimiento trinitario viene desde los orígenes de la fe de la iglesia y principalmente en el acto del bautismo, la iglesia bautiza, confiesa y bendice desde el primer momento en el nombre del padre, del hijo y del ES.  Parte desde las mismas palabras de Jesús: Mateo 28,19  “id bautizando por todo el mundo en el nombre del padre, del hijo y del ES”.

. La gracia del Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros, así se despide s Pablo en 2 Co 13,13 con toda naturalidad, porque ya en la primera comunidad cristiana la trinidad estaba revelada.

. En efesios 4,4-6 s Pablo habla de la ST con toda naturalidad: “… un solo cuerpo (iglesia) y un solo Espíritu, un solo Señor (Jesucristo) una sola fe un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos,,,”

Punto 250 Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe trinitaria tanto para profundizar su propia inteligencia de la fe como para defenderla contra los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los Concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los Padres de la Iglesia y sostenidos por el sentido de la fe del pueblo cristiano.

. Porqué en los primeros concilios se formula que Dios tiene tres personas: padre, hijo y ES, pues por dos motivos, por profundizar en la propia inteligencia en la que creemos y para dar respuesta a los errores que se van planteando. Ante los errores, se recurre a estudiar lo que siempre hemos creído, comienza una reflexión, y se clarifica más la fe. Ocurre además que cuando alguien formula una herejía, una formulación incorrecta de la fe, la iglesia ha tenido ocasión de aclarar más la fe.  

Punto 251 Para la formulación del dogma de la Trinidad, la Iglesia debió crear una terminología propia con ayuda de nociones de origen filosófico: "substancia", "persona" o "hipóstasis", "relación", etc. Al hacer esto, no sometía la fe a una sabiduría humana, sino que daba un sentido nuevo, sorprendente, a estos términos destinados también a significar en adelante un Misterio inefable, "infinitamente más allá de todo lo que podemos concebir según la medida humana" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 2).

. Cuando la iglesia utiliza términos como naturaleza, persona, … los utiliza en sentido común, no con todas las implicaciones filosóficas que conllevan. Por ejemplo, el principio de causa y efecto: si hay un efecto es que ha tenido que haber una causa, el principio de no contradicción: una cosa no puede ser verdad y mentira al mismo tiempo.

Punto 252 La Iglesia utiliza el término "substancia" (traducido a veces también por "esencia" o por "naturaleza") para designar el ser divino en su unidad; el término "persona" o "hipóstasis" para designar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en su distinción real entre sí; el término "relación" para designar el hecho de que su distinción reside en la referencia de cada uno a los otros.


. Por ejemplo, Jesucristo es una sola persona que tiene naturaleza humana y naturaleza divina. Dios tiene tres personas y una sola naturaleza. Las tres personas divinas tienen una relación especial entre ellas, el padre en cuanto que engendra, el hijo que lo recibe todo del padre y el ES en cuanto que es la relación entre el padre  y el hijo. Jesús prometió que cuando el marchase vendría el ES y que el llevaría a su término, en la explicación de todo lo que nos había enseñado, el ES actúa en el seno de la iglesia para irnos aclarando lo que Jesús nos enseñó.

viernes, 6 de febrero de 2015

Catecismo 243-248. La revelación de Dios como Trinidad. El Padre y el Hijo revelados por el Espíritu

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Punto 243 Antes de su Pascua, Jesús anuncia el envío de "otro Paráclito" (Defensor), el Espíritu Santo. Este, que actuó ya en la Creación (cf. Gn 1,2) y "por los profetas" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150), estará ahora junto a los discípulos y en ellos (cf. Jn 14,17), para enseñarles (cf. Jn 14,16) y conducirlos "hasta la verdad completa" (Jn 16,13). El Espíritu Santo es revelado así como otra persona divina con relación a Jesús y al Padre.

. Hay una afirmación que Jesús nos envía, en la oración que tiene después de la última cena, cuando ora al padre en voz alta y cómo le pide al padre que envíe otro paráclito defensor, que ya actuó en la creación en génesis 1,2 al hablar del viento de Dios que aleteaba por encima de las aguas y que habló por los profetas, pero actuaba y aún no se había revelado. Juan 14,16-17, indica que el ES mora en los discípulos que le abren el corazón, en la iglesia, y no os dejará huérfanos. Los seguidores de Jesucristo tenemos una presencia especial del espíritu que inhabita en nosotros, si no le espantamos y sin que nuestro pecado haya ahuyentado su presencia. Está con los discípulos para enseñarles a guardar los mandamientos y nos conducirá hasta la verdad plena. En la tradición de la iglesia, se fue tomando conciencia que ese paráclito era otra persona en relación con Jesús y con el padre.

Punto 244 El origen eterno del Espíritu se revela en su misión temporal. El Espíritu Santo es enviado a los Apóstoles y a la Iglesia tanto por el Padre en nombre del Hijo, como por el Hijo en persona, una vez que vuelve junto al Padre (cf. Jn 14,26; 15,26; 16,14). El envío de la persona del Espíritu tras la glorificación de Jesús (cf. Jn 7,39), revela en plenitud el misterio de la Santa Trinidad.

. Para conocer donde tiene origen el ES en su manifestación entre nosotros, se dice que el ES se envió a los apóstoles en Pentecostés por el padre como por el mismo hijo. En Juan 14,26 dice que el paráclito lo enviará el padre en el nombre de Jesús, en Juan 15,26 Jesús enviará el paráclito del padre y en Juan 16,14 dice que el paráclito dará gloria a Jesús porque recibirá de Jesús y os lo enviará a vosotros. Es decir, que el ES es enviado desde el padre y desde el hijo.  En Juan 17,39 nos indica que el ES no ha sido todavía enviado en plenitud hasta la glorificación, resurrección y ascensión de Jesús.

Punto 245 La fe apostólica relativa al Espíritu fue proclamada por el segundo Concilio Ecuménico en el año 381 en Constantinopla: "Creemos en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre" (DS 150). La Iglesia reconoce así al Padre como "la fuente y el origen de toda la divinidad" (Concilio de Toledo VI, año 638: DS 490). Sin embargo, el origen eterno del Espíritu Santo está en conexión con el del Hijo: "El Espíritu Santo, que es la tercera persona de la Trinidad, es Dios, uno e igual al Padre y al Hijo, de la misma sustancia y también de la misma naturaleza [...] por eso, no se dice que es sólo el Espíritu del Padre, sino a la vez el espíritu del Padre y del Hijo" (Concilio de Toledo XI, año 675: DS 527). El Credo del Concilio de Constantinopla (año 381) confiesa: "Con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" (DS 150).

. El Catecismo hace un esfuerzo para explicar de dónde viene la expresión que “el espíritu procede del padre y del hijo”. La iglesia en sus concilios va cayendo en cuenta que el ES procede del padre y del hijo, que es de la misma naturaleza.

Punto 246 La tradición latina del Credo confiesa que el Espíritu "procede del Padre y del Hijo(Filioque)". El Concilio de Florencia, en el año 1438, explicita: "El Espíritu Santo [...] tiene su esencia y su ser a la vez del Padre y del Hijo y procede eternamente tanto del Uno como del Otro como de un solo Principio y por una sola espiración [...]. Y porque todo lo que pertenece al Padre, el Padre lo dio a su Hijo único al engendrarlo a excepción de su ser de Padre, esta procesión misma del Espíritu Santo a partir del Hijo, éste la tiene eternamente de su Padre que lo engendró eternamente" (DS 1300-1301).

. Todo tiene origen en el Padre, ahora el padre se lo ha dado todo al hijo, hasta el poder engendrar el ES también se lo ha dado. El padre engendra el ES y esa capacidad también se la da al hijo.

Punto 247 La afirmación del Filioque no figuraba en el símbolo confesado el año 381 en Constantinopla. Pero sobre la base de una antigua tradición latina y alejandrina, el Papa san León la había ya confesado dogmáticamente el año 447 (cf. Quam laudabilitier: DS 284) antes incluso que Roma conociese y recibiese el año 451, en el concilio de Calcedonia, el símbolo del 381. El uso de esta fórmula en el Credo fue poco a poco admitido en la liturgia latina (entre los siglos VIII y XI). La introducción del Filioque en el Símbolo Niceno-Constantinopolitano por la liturgia latina constituye, todavía hoy, un motivo de no convergencia con las Iglesias ortodoxas.


Punto 248 La tradición oriental expresa en primer lugar el carácter de origen primero del Padre por relación al Espíritu Santo. Al confesar al Espíritu como "salido del Padre" (Jn 15,26), esa tradición afirma que éste procede del Padre por el Hijo (cf. AG 2). La tradición occidental expresa en primer lugar la comunión consubstancial entre el Padre y el Hijo diciendo que el Espíritu procede del Padre y del Hijo (Filioque). Lo dice "de manera legítima y razonable" (Concilio de Florencia, 1439: DS 1302), porque el orden eterno de las personas divinas en su comunión consubstancial implica que el Padre sea el origen primero del Espíritu en tanto que "principio sin principio" (Concilio de Florencia 1442: DS 1331), pero también que, en cuanto Padre del Hijo Único, sea con él "el único principio de que procede el Espíritu Santo" (Concilio de Lyon II, año 1274: DS 850). Esta legítima complementariedad, si no se desorbita, no afecta a la identidad de la fe en la realidad del mismo misterio confesado.

domingo, 1 de febrero de 2015

Catecismo 240-242. La revelación de Dios como Trinidad. El Padre revelado por el Hijo II

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Punto 240 Jesús ha revelado que Dios es "Padre" en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador; Él es eternamente Padre en relación a su Hijo único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: "Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11,27).

. La revelación de Dios como padre no es exclusiva del cristianismo o del judaísmo, hay un sentido de la palabra clave como creador en distintas religiones, pero la palabra padre la utilizó Jesucristo llamándole a Dios abba, como la relación íntima que tiene Jesús con el padre, una relación paterno filial. Esto es exclusivo de la revelación de Cristo. Dios es padre en un sentido nuevo. El padre y el hijo se conocen plenamente, y esta comunicación entre ambos, Dios nos lo ha querido revelar. Somos hijo adoptivos de Dios por la gracia.

Punto 241 Por eso los Apóstoles confiesan a Jesús como "el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios" (Jn 1,1), como "la imagen del Dios invisible" (Col 1,15), como "el resplandor de su gloria y la impronta de su esencia" Hb 1,3).

. Los apóstoles cuando escribieron los evangelios no se limitaron a narrar los hechos de Jesús, además confiesan quién es Jesús. Los apóstoles confiesan a Jesús, en Jn 1,1 en su introducción dice el Verbo que en el principio estaba junto a Dios y que era Dios, confiesa la preexistencia de Jesús, es decir, Jesús no comenzó a existir en el seno de María, no, preexistía por toda la eternidad. En la encarnación humana asumió la condición humana para siempre, pero antes de ser hombre, existía desde toda la eternidad.

. Es imagen de Dios invisible, lo invisible de Dios se nos ha hecho visible en Jesucristo, es la grandeza de la encarnación. Hay un riesgo de diferenciar al Jesús de la fe, del Jesús histórico. Interpretar el evangelio leyendo únicamente los datos históricos y quitando las interpretaciones de la fe es deformar el evangelio, no se puede separar una cosa de la otra, la lectura de fe no distorsiona la imagen del Jesús histórico, al contrario es la única que nos permite comprender al Jesús histórico. El Jesús histórico y el Jesús de la fe es el mismo, no son dos distintos. Es muy frecuente hacer referencias a un Jesús histórico que está aislado de la lectura, de la interpretación que los propios evangelios, que los apóstoles hicieron sobre quien es Jesús. Esta confesión que hacen los apóstoles en los evangelios es la parte esencial de los evangelios.

Punto 242 Después de ellos, siguiendo la tradición apostólica, la Iglesia confesó en el año 325 en el primer Concilio Ecuménico de Nicea que el Hijo es "consustancial" al Padre (Símbolo Niceno: DS 125), es decir, un solo Dios con él. El segundo Concilio Ecuménico, reunido en Constantinopla en el año 381, conservó esta expresión en su formulación del Credo de Nicea y confesó "al Hijo Único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado no creado, consubstancial al Padre" (Símbolo Niceno-Constantinopolitano: DS 150).

. En el año 325, muy poco después de la conversión del imperio romano al cristianismo se celebra el concilio de Nicea, es un momento en el que se reúnen todos los padres de la iglesia y entienden que tienen la necesidad de expresar cuál es la identidad de Jesucristo, y dicen de él que es consustancial al padre,  es de la misma naturaleza que el padre, es decir un solo Dios con él, es Dios junto al padre, es eterno con el padre desde siempre, no es una criatura que ha comenzado en el tiempo.

. Hoy en día se subraya más la herejía arriana, en la negación de la divinidad de Jesucristo, se subraya la humanidad de Jesucristo en detrimento de su divinidad.

. Al cabo de unos 55 años viene el concilio de Constantinopla donde se remarcó aún más este aspecto de la divinidad de Cristo.  Por si quedaba alguna duda, se le llamó hijo único de Dios, nacido del padre antes de todos los siglos….. Dios verdadero de Dios verdadero,… Jesús es Dios en el mismo sentido que el padre. Engendrado no creado: no hubo un tiempo en el que no existiera.


. Arrio (sacerdote) decía que Cristo fue creado en un momento dado, negaba la divinidad de Jesucristo, decía que hubo un tiempo en que Jesucristo no existió. Las ideas de Arrio crearon una gran confusión en la iglesia a la hora de predicar una falsa imagen de Cristo, que le llevó a ser excomulgado en el año 319.