viernes, 15 de mayo de 2015

Catecismo 496-498. …nació de la Virgen María. La virginidad de María

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La virginidad de María

Punto 496 Desde las primeras formulaciones de la fe (cf. DS 10-64), la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido absque semine ex Spiritu Sancto (Concilio de Letrán, año 649; DS, 503), esto es, sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo. Los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra:
Así, san Ignacio de Antioquía (comienzos del siglo II): «Estáis firmemente convencidos acerca de que nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David según la carne (cf. Rm 1, 3), Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios (cf. Jn 1, 13), nacido verdaderamente de una virgen [...] Fue verdaderamente clavado por nosotros en su carne bajo Poncio Pilato [...] padeció verdaderamente, como también resucitó verdaderamente» (Epistula ad Smyrnaeos, 1-2).

. Sin ningún tipo de tapujos la iglesia confiesa la virginidad de María y la concepción virginal de Jesucristo. Lo que afirma el catecismo es que esto ha formado parte de la confesión de la fe cristiana desde el principio,  es decir no es algo que se haya añadido y formulado después. En los primeros años ya se hablaba de Jesucristo concebido por el ES como nos indica san Ignacio de Antioquia.

. Hipólito de Roma en el año 215 formula una serie de preguntas: crees en Dios Padre omnipotente, crees en Jesucristo hijo de Dios que nació del ES y María virgen, fue crucificado bajo Poncio Pilato, murió y fue sepultado y resucitó al tercer día….. es decir, que es como un credo concentrado en preguntas que se hacía a los catecúmenos que se hacía ya en el año 215 y entre las preguntas estaba incluida “nacido de ES y María virgen”, es decir, que desde el primer momento ha formado parte de la fe en la virginidad de María y en la concepción virginal de Jesucristo.

Punto 497 Los relatos evangélicos (cf. Mt 1, 18-25; Lc 1, 26-38) presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas (cf. Lc 1, 34): "Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo", dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1, 20). La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo" (Is 7, 14) según la versión griega de Mt 1, 23.

. Los relatos evangélicos más claros que hay son Mateo 1, 18-22 dónde relata el árbol genealógico de Jesucristo, y 18-25 “…estaba encinta por obra del Espíritu Santo…”, y en Lucas 1, 34 “ … ¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios...”.

Punto 498 A veces ha desconcertado el silencio del Evangelio de san Marcos y de las cartas del Nuevo Testamento sobre la concepción virginal de María. También se ha podido plantear si no se trataría en este caso de leyendas o de construcciones teológicas sin pretensiones históricas. A lo cual hay que responder: la fe en la concepción virginal de Jesús ha encontrado viva oposición, burlas o incomprensión por parte de los no creyentes, judíos y paganos (cf. san Justino, Dialogus cum Tryphone Judaeo, 99, 7; Orígenes, Contra Celsum, 1, 32, 69; y otros); no ha tenido su origen en la mitología pagana ni en una adaptación de las ideas de su tiempo. El sentido de este misterio no es accesible más que a la fe que lo ve en ese "nexo que reúne entre sí los misterios" (Concilio Vaticano I: DS, 3016), dentro del conjunto de los Misterios de Cristo, desde su Encarnación hasta su Pascua. San Ignacio de Antioquía da ya testimonio de este vínculo: "El príncipe de este mundo ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios" (San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Ephesios, 19, 1; cf. 1 Co 2, 8).

. Hay una resistencia en nuestra cultura a la virginidad de María y a la concepción virginal de Cristo, sin embargo, el catecismo no rehúye estas dificultades de comprensión y lo aborda. Lo primero que se indica es que la concepción virginal fue objeto de burla desde el principio, no es nada nuevo de nuestra época. Hoy en día es muy difícil encontrar nuevas herejías, están ya inventadas casi todas, lo que se hace son reediciones de las mismas.


. Difícilmente desde un ambiente judío se puede inventar la concepción virginal. Para un judío el no tener descendencia era una desgracia, eran una vergüenza. Hacer fecunda a una persona era bendecirla, en el ambiente judío lo último es la virginidad, cuantos más hijos más bendecido por Dios. Pensar que en un ambiente judío se haya podido inventar la virginidad de María es algo impensable, es lo último que se le ocurriría inventar a un judío.

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