martes, 25 de noviembre de 2014

Catecismo 124-126. El canon de las Escrituras. El Nuevo Testamento I

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Punto 124  «La palabra de Dios, que es fuerza de Dios para la salvación del que cree, se encuentra y despliega su fuerza de modo privilegiado en el Nuevo Testamento». Estos escritos nos ofrecen la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su glorificación, así como los comienzos de su Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo.

. La expresión de que la palabra de Dios despliega toda su fuerza en el nuevo testamento es digna de consideración, y aunque no haya más inspiración en un libro que en otro, se pone su fuerza sobre todo en los evangelios. Se pone a la persona de Jesucristo en el centro, los evangelios no están escritos como una narración fría, sino que quieren poner a Jesucristo en el centro. Hay dos formas de confesar el nuevo testamento, el anuncio kerygmático donde la persona de  Jesucristo es la revelación de Dios padre, y también se nos ofrece la verdad definitiva de la revelación divina donde descubrimos que hay una afirmación concreta no solo de una oferta positiva del don de la salvación hacia nosotros, sino que es la oferta de Dios padre, no es una oferta más entre tantísimas que existen. Hoy hay un error que es el pluralismo religioso, donde cada religión tiene un aporte distinto a la verdad de Dios, y dicha verdad sería fruto de dichas compaginaciones y entre todas la conformarían. Pero esto supone no creer en la palabra de Dios revelada, en la revelación de Dios a nosotros, que se entrega por amor a nosotros. Por tanto sí al diálogo entre religiones y colaboración, pero subjetivismo y relativismo en el sentido de que Jesucristo no sea la revelación, sino que sea un anuncio más, pues no, eso no.

Dios se ha revelado, nos ha descubierto un camino que es Jesucristo para seguirle, nosotros no somos inventores sino descubridores del camino de Dios, yo no me invento el camino, descubrimos el camino en Jesucristo  a quien los evangelios nos anuncian. Esta es la diferencia entre creer y no creer en la revelación, entre creer una religión revelada que Dios me ha ofrecido o ser yo, el que pretenda abrir un camino para llegar a Dios, pobre de mí, a donde iría yo si Dios no hubiese abierto ese camino.

Dios se revela en Jesucristo y en los libros del nuevo testamento podemos decir que Dios no tiene secretos hacia nosotros, ha desnudado su corazón mostrándonos el camino en Jesucristo.

Punto 125  Los Evangelios son el corazón de todas las Escrituras «por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador».

. El corazón de todas las escrituras son los cuatro evangelios. La palabra evangelio de origen griego tuvo un significado de recompensa que se solía dar a los mensajeros que traían una buena noticia. La recompensa o propina que se le daba al mensajero que llevaba la buena noticia se le llamó evangelio. Más tarde se identificó con la buena noticia que se comunicaba. . Con la buena noticia de la llegada del reino de Dios. Esta palabra aparece 76 veces en el nuevo testamento. Jesús es el evangelio o la buena noticia de parte de Dios. En el s I a los cuatro evangelios se les llamaba memorias de los apóstoles y a partir del s II comienzan a llamarse evangelios. Evangelio es el mensaje y evangelios son los libros que recogen el mensaje. Para el creyente solo hay un evangelio que es Jesús. Existen otros escritos apócrifos no admitidos por la iglesia, que nos pueden dar información acerca de Jesús, pero que son el fruto de la exaltación, imaginación o desviaciones de otros autores, y que no se consideran ni evangelio ni evangelios al no identificarse en ellos la revelación definitiva del padre en Jesucristo.

Punto 126  En la formación de los evangelios se pueden distinguir tres etapas:
1. La vida y la enseñanza de Jesús. La Iglesia mantiene firmemente que los cuatro evangelios, «cuya historicidad afirma sin vacilar, comunican fielmente lo que Jesús, Hijo de Dios, viviendo entre los hombres, hizo y enseñó realmente para la salvación de ellos, hasta el día en que fue levantado al cielo».
2. La tradición oral. «Los apóstoles ciertamente después de la ascensión del Señor predicaron a sus oyentes lo que Él había dicho y obrado, con aquella crecida inteligencia de que ellos gozaban, instruidos y guiados por los acontecimientos gloriosos de Cristo y por la luz del Espíritu de verdad».
3. Los evangelios escritos. «Los autores sagrados escribieron los cuatro evangelios escogiendo algunas cosas de las muchas que ya se transmitían de palabra o por escrito, sintetizando otras, o explicándolas atendiendo a la situación de las Iglesias, conservando por fin la forma de proclamación, de manera que siempre nos comunicaban la verdad sincera acerca de Jesús».

. En la formación de los evangelios, se pueden distinguir tres etapas: primero, la vida y las enseñanzas de Jesús, lo que hizo y enseño Jesús a los hombres. Creemos firmemente en la historicidad de los evangelios. Luego, tras la ascensión de Jesús, comienza la transmisión oral, la predicación oral, asistidos por la fuerza del Espíritu Santo. Y tercero los evangelios escritos donde  se comienzan a poner poco a poco las tradiciones orales por escrito, está bastante demostrado que lo primero que se escribió fue la pasión y resurrección de Jesucristo que está narrada con mucho más detalle.


. En el s XIX se atacó a la historicidad de los evangelios, diciendo que el material de los evangelios no es histórico, están escritos desde la fe, y se deforma lo que pudo ocurrir históricamente. Algunos teólogos han sabido responder con fuerza a este tipo de ataques, han dado razones de la historicidad con criterios que rebaten estos ataques. Criterios de historicidad ya no solo desde el punto de vista de la fe, sino por el estudio histórico-critico hay muchos elementos que nos ayudan a entender que los evangelios son históricos, el criterio de testimonios múltiples y de muy distintas fuentes que hablan de un mismo hecho. Se nota que los evangelios no se han copiado entre ellos, pero hablan sustancialmente de lo mismo. El criterio de discontinuidad, donde si por ejemplo la resurrección de Jesucristo fuera inventada, lo que no se les hubiese ocurrido en los escritos es poner a los primeros testigos de la resurrección a un grupo de mujeres, las cuales eran despreciadas en la época. Esto no tiene ningún sentido, es absurdo, hubiese sido mucho más fácil, puestos a inventar, haberse puesto los propios apóstoles como lo primeros testigos. Luego también existe el criterio de conformidad, que son cosas que se desprenden unas de las otras. El criterio de explicación necesaria, donde los primeros cristianos que eran judíos, llegasen a cambiar el criterio del día de descanso del sábado al domingo, cambiar esta costumbre del sábado es muy complicado, luego el acontecimiento de lo que ocurrió el domingo debió ser fundamental para que se produzca este cambio. O lo mismo con el episodio de los panes y los peces, cuando los primeros cristianos los utilizan como signos en los entierros, cuando los cambios en las costumbres mortuorias son muy difícilmente cambiables. Hay por tanto argumentos no solo de fe, que desmontan los ataques contra la historicidad de los evangelios.

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