Punto 877 De igual modo es propio de la naturaleza sacramental del ministerio eclesial tener un carácter colegial . En efecto, desde el comienzo de su ministerio, el Señor Jesús instituyó a los Doce, "semilla del Nuevo Israel, a la vez que el origen de la jerarquía sagrada" (AG 5). Elegidos juntos, también fueron enviados juntos, y su unidad fraterna estará al servicio de la comunión fraterna de todos los fieles; será como un reflejo y un testimonio de la comunión de las Personas divinas (cf. Jn 17, 21-23). Por eso, todo obispo ejerce su ministerio en el seno del colegio episcopal, en comunión con el obispo de Roma, sucesor de san Pedro y cabeza del colegio; los presbíteros ejercen su ministerio en el seno del presbiterio de la diócesis, bajo la dirección de su obispo.
. Se afirma fuertemente el hecho de que el ministerio eclesial tiene un carácter colegial: los doce fueron elegidos juntos y enviados juntos. Jesús no les envió de uno en uno. En Juan 17,21-23 donde Jesús dice la oración sacerdotal al Padre después de la última cena “Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Les he dado la misma gloria que tú me diste, para que sean una sola cosa como tú y yo somos una sola cosa: yo en ellos y tú en mí, para que lleguen a ser perfectamente uno y así el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas como me amas a mí”, Jesús repite una y otra vez que sean uno, este es el carácter colegial de la iglesia, Jesús está orando por los apóstoles, antes de su Pasión Jesús ora pidiendo que sean uno como Jesús es uno con el Padre, que tengan una unión en el colegio apostólico que sea reflejo de la comunión intra trinitaria, ésta es pues la razón última del carácter colegial de la iglesia, somos reflejo de la Trinidad y cualquier otra cosa son organizaciones humanas que no nos interesan.
. El Señor conociéndonos ha puesto una medicina en la unión allí donde la herida del pecado nos tiende a la disgregación, el Señor ha querido elegir el carácter colegial para que no corramos en vano, para que no corra cada uno por su cuenta yendo a lo suyo y buscando su propia gloria. En 1ª Corintios 3. 3-7 dice san Pablo “Mientras haya entre vosotros envidias y discordias es que seguís manteniendo criterios puramente humanos y conduciéndoos como lo hace todo el mundo. Porque cuando uno afirma: “Yo soy de Pablo”, y otro: “Yo soy de Apolo”, estáis manteniendo criterios puramente humanos. Vosotros debéis considerarnos simplemente como ayudantes de Cristo…”, es decir, Pablo advierte en la comunidad que como pensaban al modo carnal pues estaban divididos por adhesiones personales, yo soy de tal o yo soy de cual, haciendo de ello casi un motivo de rivalidad o competitividad, que es un peligro que nos puede ocurrir si juzgamos de manera carnal y nos adherimos a un sacerdote u otro por la simpatía que nos suscita, por su forma de proceder o por su ideología personal, y entonces quien juzga el ministerio eclesial carnalmente tiende a hacer fácilmente ver no una colegialidad sino unos elementos por los cuales se adhiere a unos sacerdotes sí y a otros no. Hay que tener cuidado por tanto de adherirse a personas en vez de a ministros de Cristo. Aquí cada uno es un instrumento de Dios para hacer una función humilde en un momento concreto y nadie lo hace todo porque es un ministerio colegial.
. Los ministros tienen que estar en comunión fraterna. No se entiende que prediquen que nos amemos unos a otros si no viven en comunión fraterna. El demonio la forma que tiene de atacar en la iglesia es intentar abrir rupturas y divisiones internas, al igual que Dios es unión, satanás es división. Allí donde hay divisiones percibamos el tufillo del tentador que está queriendo romper la comunión que proviene de Dios, aunque sabemos por promesa del Señor que no podrá contra la iglesia. La unión fraterna de los ministros es necesaria para que prediquemos y estemos al servicio de la comunión fraterna, pues cómo predicar la hermandad entre los fieles si no somos hermanos en el colegio de los ministros, sacerdotes y obispos? Por tanto, un obispo es obispo en el colegio apostólico y un sacerdote es sacerdote dentro del presbiterio en comunión con el obispo. No se es obispo por libre, ni cura por libre.
Punto 878 Por último, es propio también de la naturaleza sacramental del ministerio eclesial tener carácter personal. Cuando los ministros de Cristo actúan en comunión, actúan siempre también de manera personal. Cada uno ha sido llamado personalmente ("Tú sígueme", Jn 21, 22; cf. Mt 4,19. 21; Jn 1,43) para ser, en la misión común, testigo personal, que es personalmente portador de la responsabilidad ante Aquel que da la misión, que actúa "in persona Christi" y en favor de personas: "Yo te bautizo en el nombre del Padre ..."; "Yo te perdono...".
. Si el punto anterior insiste mucho en que
el ministerio eclesial tiene un carácter colegial, este punto complementa el
anterior dando un carácter personal que no individualista. Actuamos en comunión
pero Cristo también da su ministerio personalmente, El llama uno a uno a cada
uno de los miembros del ministerio. Jesús en las llamadas que hace dice “sígueme”.
Juan 21,19-22 “Al decir esto, Jesús
estaba dando a entender de qué manera Pedro había de morir, y cómo iba a
glorificar a Dios con su muerte. Después le dijo: ¡Sígueme!”, es decir, Jesús le dice a Pedro un sígueme
personal.
. De hecho, en las fórmulas de la celebración de los sacramentos, el sacerdote dice “yo te bautizo…”, no se dice “la iglesia te bautiza…”. La liturgia nos enseña mucho hasta en los pequeños detalles. El sacerdote dice “yo” porque Cristo puso los ojos en ese sacerdote que te dice “yo..”, Cristo le dijo a ese sacerdote en concreto “sígueme”, y como esa persona recibió de Jesús esa llamada personal, esa persona te dice ”yo te bautizo”, “yo te perdono”. Hay un carácter personal y una llamada personal que se complementan, así por ejemplo cuando un obispo como Lefebre que se separó de la comunión de la iglesia desobedeciendo al Papa, y la iglesia decretó su excomunión, cuando un obispo nombra nuevos obispos sin permiso de la iglesia cae en la pena de excomunión, ese obispo está actuando ilícitamente porque no está actuando en comunión y sin embargo está actuando válidamente porque no se puede negar que los sacramentos que celebre sean inválidos porque el Señor le eligió personalmente, el Señor puso en él sus ojos y le dijo “ven y sígueme”, luego lo que hace a partir de ahí es válido aunque sea ilícito porque no tiene el mandato de la iglesia, porque no está actuando en comunión con la iglesia. Por ejemplo, un sacerdote secularizado puede celebrar la eucaristía de forma válida aunque la iglesia se lo haya prohibido. La condición de sacerdote al ser una elección personal de Cristo no quita validez a su ministerio eclesial.
Punto 879 El ministerio sacramental en la Iglesia es, pues, un servicio colegial y personal a la vez, ejercido en nombre de Cristo. Esto se verifica en los vínculos entre el colegio episcopal y su cabeza, el sucesor de san Pedro, y en la relación entre la responsabilidad pastoral del obispo en su Iglesia particular y la común solicitud del colegio episcopal hacia la Iglesia universal.
. Los vínculos entre el colegio episcopal y el Papa lo podemos ver en los concilios donde la iglesia entera se reúne en torno al Papa, en la visita ad limina que hacen todos los obispos del mundo, normalmente cada cinco años, a Roma a visitar al Papa, donde presentan un pequeño informe de la marcha de su diócesis y el Papa les dirige un discurso en el que se subrayan las líneas principales sobre qué puntos concretos debe insistir esa diócesis, en los sínodos que son reuniones de algunos obispos con el Papa, en las conferencias episcopales donde se reúnen todos los obispos de las diócesis de un país para tratar problemas comunes, en la nunciatura donde el Papa tiene un nuncio, un enviado en cada nación que es como un cauce tanto diplomático como para trasmitir directrices y documentos entre las diócesis y la Santa Sede.