sábado, 2 de abril de 2016

Catecismo 853-856. La Iglesia es católica. La misión, exigencia de la catolicidad de la Iglesia II

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Punto 853 Pero en su peregrinación, la Iglesia experimenta también "hasta qué punto distan entre sí el mensaje que ella proclama y la debilidad humana de aquellos a quienes se confía el Evangelio" (GS 43, 6). Sólo avanzando por el camino "de la conversión y la renovación" (LG 8; cf . ibíd.,15) y "por el estrecho sendero de la cruz" (AG 1) es como el Pueblo de Dios puede extender el reino de Cristo (cf RM 12-20). En efecto, "como Cristo realizó la obra de la redención en la pobreza y en la persecución, también la Iglesia está llamada a seguir el mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación" (LG 8).

. Por una parte se proclama la desproporción que hay entre el mensaje que estamos llamados a proclamar y la debilidad humana de aquellos a los que se les ha confiado la tarea de la predicación. Esto en la sagrada escritura está reflejado en muchos momentos: “pero a donde iré”, “cómo es que me has elegido a mí”, “mira que soy débil”, “mira que no sé elegir palabras, que no sé hablar”, “que soy cobarde”; y el Señor nos dice “no digas no puedo, no digas no soy capaz” porque soy YO el que te he elegido y pondré en tus labios las palabras adecuadas, no temas, no tengas miedo. Esta inmensa desproporción entre la debilidad, la impotencia y la inmensidad de la tarea de la misión es algo bueno, porque el Señor lo ha querido así, para que no nos apoyemos en nuestras propias fuerzas sino que nos sintamos guiados e impulsados por el Espíritu. Si pensáramos que somos nosotros con nuestras propias capacidades, pues posiblemente nos ufanaríamos y caeríamos en un pecado de soberbia creyendo que son nuestras fuerzas y no la gracia de Dios la que lleva adelante la misión. Aquí pues la primera afirmación que se hace es la desproporción entre lo que hay que hacer en la misión y las cualidades de los que tenemos que llevar a cabo esa tarea.

. Sólo avanzando por el camino de la conversión y renovación se puede extender el reino de Cristo. A la iglesia al igual que Cristo, se le ha concedido el ejercer de pastor, pero hay una diferencia entre Cristo y la iglesia, y es que Cristo es pastor y la iglesia es a la vez pastor y oveja. El cristiano que está llamado a ser misionero, es pastor y es oveja, y será buen pastor en la medida en la que sea buena oveja. Cómo va a saber mandar un pastor si no sabe obedecer, cómo va a proclamar la conversión si él no está en camino de conversión, si él no se arrodilla, si él se cree dueño de ese mensaje en lugar de ser servidor de él!. Cuando un pastor predica siente que se está auto predicando, recibiendo uno mismo lo que está predicando porque la iglesia es pastor y oveja.

Punto 854 Por su propia misión, "la Iglesia [...] avanza junto con toda la humanidad y experimenta la misma suerte terrena del mundo, y existe como fermento y alma de la sociedad humana, que debe ser renovada en Cristo y transformada en familia de Dios" (GS 40, 2). El esfuerzo misionero exige entonces la paciencia. Comienza con el anuncio del Evangelio a los pueblos y a los grupos que aún no creen en Cristo (cf. RM 42-47), continúa con el establecimiento de comunidades cristianas, "signo de la presencia de Dios en el mundo" (AG 15), y en la fundación de Iglesias locales (cf RM 48-49); se implica en un proceso de inculturación para así encarnar el Evangelio en las culturas de los pueblos (cf RM 52-54); en este proceso no faltarán también los fracasos. "En cuanto se refiere a los hombres, grupos y pueblos, solamente de forma gradual los toca y los penetra y de este modo los incorpora a la plenitud católica" (AG 6).

. La iglesia avanza junto con la humanidad, experimenta su misma suerte, las mismas crisis, las mismas corrientes culturales que incluso a veces la propia iglesia denuncia porque como vivimos en el mismo mundo, pues también se contagia del ambiente del mundo, para bien y para mal. Sin embargo, estamos llamados a ser fermento y alma de la sociedad, es decir, en la medida en que llevamos a Cristo en nuestro interior, ese Cristo es capaz de transformarlo todo, es capaz de transformar la humanidad dividida que tiende a disgregarse.

. El esfuerzo misionero exige paciencia, no busquemos éxitos instantáneos, frutos inmediatos. Es propio de la misión tener mucha paciencia, Dios no ha querido ser instantáneo, porque se ha adapta a nosotros, a la necesidad de gradualidad que tenemos, a esa pedagogía de que nos cuesta, y necesitamos tiempo para ver las cosas por nosotros mismos y que no sea Dios quien nos las meta sin haberlas entendido. Necesitamos un tiempo de purificación y de adaptación, Dios se adapta a nuestro ritmo de comprensión y nos pide paciencia en la misión porque Él también la tuvo. Acuérdate del árbol que no se corta y esperamos al año que viene a ver si da fruto. Jesús nos pide paciencia en la misión. Y habrá retrocesos, uno piensa y quiere que haya un crecimiento constante y éxitos uno detrás de otro, pero no, habrá retrocesos como es el caso de los países del norte de África. Hemos de ser por lo tanto incansables, predicando en tiempos buenos y en tiempos difíciles, sin ser esclavos de la circunstancia social en la que nos ha tocado llevar adelante la misión. La paciencia tiene que estar unida a la perseverancia.

Punto 855 La misión de la Iglesia reclama el esfuerzo hacia la unidad de los cristianos (cf RM 50). En efecto, "las divisiones entre los cristianos son un obstáculo para que la Iglesia lleve a cabo la plenitud de la catolicidad que le es propia en aquellos hijos que, incorporados a ella ciertamente por el bautismo, están, sin embargo, separados de su plena comunión. Incluso se hace más difícil para la propia Iglesia expresar la plenitud de la catolicidad bajo todos los aspectos en la realidad misma de la vida" (UR 4).

. Se hace referencia a las dificultades que supone para la misión de la iglesia, pues la falta de unidad plena entre las iglesias cristianas. Cuando la iglesia va a misionar, los que reciben a los misioneros dirán “que se pongan de acuerdo” cuando ven que reciben un pastor protestante, un pastor anglicano luego un misionero católico, que todos me hablan de Jesucristo pero uno ve que si entre ellos están divididos no ayuda nada a ser creíble el mensaje que está siendo trasmitido y es una dificultad añadida. La falta de unidad entre las iglesias es un obstáculo serio para la misión y nos lleva a ver la necesaria unión del camino ecuménico. A pesar de esta imperfección, tenemos que seguir con la tarea de la misión.

Punto 856 La tarea misionera implica un diálogo respetuoso con los que todavía no aceptan el Evangelio (cf RM 55). Los creyentes pueden sacar provecho para sí mismos de este diálogo aprendiendo a conocer mejor "cuanto [...] de verdad y de gracia se encontraba ya entre las naciones, como por una casi secreta presencia de Dios" (AG 9). Si ellos anuncian la Buena Nueva a los que la desconocen, es para consolidar, completar y elevar la verdad y el bien que Dios ha repartido entre los hombres y los pueblos, y para purificarlos del error y del mal "para gloria de Dios, confusión del diablo y felicidad del hombre" (AG 9).

. La actitud con la que tenemos que llevar adelante la tarea de la misión es una actitud de diálogo respetuoso, es decir, no ir a humillar, ni tener una actitud prepotente en la que en lugar de llevar a Cristo se está llevando la cultura propia. Lo que hace el misionero es inculturarse en aquella cultura a la que va a evangelizar y ver como en esa cultura había una presencia secreta de Dios donde había ya valores evangélicos. La primera actitud del misionero es zambullirse en aquella cultura a la que va, pero sin olvidar que uno va a enseñar, a trasmitir el mensaje de Jesús. En toda cultura, satanás ha ido sembrando cizaña, ha ido sembrando valores que son contrarios al evangelio por lo tanto el misionero tiene que denunciar los errores que hace que la dignidad del hombre sea atacada. El misionero tiene que tener una actitud con dos facetas: huir de la prepotencia y huir de los complejos. En nuestro momento actual, el peligro del complejo nos está acosando más al confundir que ir a misiones es solo ir a acompañar sin atreverse a hablar de Jesucristo, diciendo que vean nuestro ejemplo pero no decimos nada. La misión debe estar acompañada de obras y palabras.

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