jueves, 14 de abril de 2016

Catecismo 863-865. La Iglesia es apostólica. El apostolado

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Punto 863 Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es "enviada" al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío. "La vocación cristiana, por su misma naturaleza, es también vocación al apostolado". Se llama "apostolado" a "toda la actividad del Cuerpo Místico" que tiende a "propagar el Reino de Cristo por toda la tierra" (AA 2).

. Una primera condición del apostolado es su permanencia en comunión de fe con sus orígenes, con Jesucristo. Esto es algo que nos otorga la sucesión apostólica, es decir, tiene que estar unida con los sucesores de los apóstoles y con el sucesor de Pedro. El texto de Gálatas 2.2 nos enseña la apostolicidad de la iglesia cuando Pablo antes de comenzar a predicar les expone a los apóstoles su predicación a los gentiles para saber si está o no corriendo en vano, “Fui porque Dios me había revelado que tenía que ir. Y allí, en Jerusalén, expuse ante todos el evangelio que anuncio a los no judíos. Luego, más en privado, lo expuse ante quienes parecían tener mayor autoridad, para que les constara que ni antes ni ahora estaba yo trabajando en vano”. Pablo dice que tuvo una revelación y para no fiarse únicamente de su revelación interior va a Jerusalén a exponer a los apóstoles lo que está predicando, no vaya a ser que esté corriendo en vano, no vaya a ser que en el fondo se esté buscando a sí mismo o construyendo su propio chiringuito, porque no es lo mismo construir la iglesia que construirse un reducto aparte.

. Pablo por lo tanto se sintió necesitado de ser confirmado en los apóstoles, y esto nos enseña a nosotros que hemos también de recurrir a los apóstoles, a la tradición apostólica, a la iglesia y confrontar nuestra doctrina para ver si estamos corriendo en vano, para ver si es confirmada por la iglesia, y que sea por lo tanto un verdadero apostolado y que no sea otra cosa. Todos tenemos parte en el envío, cada uno a nuestro nivel somos enviados de forma distinta, la manera más sencilla de ser enviados la tenemos en la celebración de la santa Misa cuando dice el sacerdote al finalizar “podéis ir en paz”, ese podéis ir en paz es un envío a ser testigo de Cristo. Hacemos las cosas enviados por la iglesia, no a título personal o propio o de iniciativa personal, pues un cristiano que está injertado en el cuerpo místico de Cristo que es la iglesia, no hace las cosas a título particular sino que lo hace sintiéndose enviado por la iglesia, y no es bueno pensarse que uno tiene muchas iniciativas sino que el Espíritu Santo te ha dado esa misión, ese envío.

. Se llama apostolado a toda la actividad del cuerpo místico que tiende a propagar el reino de Cristo por toda la tierra, es decir en realidad, toda actividad de un cristiano unido a Cristo es apostolado, cualquier actividad que haga un cristiano está siendo apostolado. La iglesia ha nacido con el fin de propagar el reino de Cristo en toda la tierra para gloria del Padre y hacer así a todos los hombres partícipes de la redención salvadora y por medio de ellos ordenar todo el universo hacia Cristo, éste es el apostolado, es decir, toda la actividad del cuerpo místico de Cristo dirigida a este fin –ordenar el universo para Cristo- recibe el nombre de apostolado.

. Efesios 4.11-16: “Y él mismo concedió a unos ser apóstoles, y a otros, profetas; a otros anunciar el evangelio, y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los suyos para un acto de servicio, para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a estar unidos en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios. De ese modo alcanzaremos la edad y el desarrollo que corresponden a la plena madurez de Cristo. Ya no seremos como niños, que cambian fácilmente de parecer y son arrastrados por el viento de cualquier nueva enseñanza hasta dejarse engañar por gente astuta que anda por caminos equivocados. Antes bien, diciendo la verdad con amor debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo. Y por Cristo el cuerpo entero se ajusta y se liga bien mediante la unión de todas sus partes; y cuando cada parte funciona bien, todo el cuerpo va creciendo y edificándose en amor”. Recurrimos a este texto cuando hablamos de la iglesia como cuerpo místico de Cristo pues subraya mucho hasta qué punto la iglesia recibe de su cabeza la cohesión, la unión o relación estrecha. La iglesia crece cohesionada porque aquí no sobra nadie y todo el mundo tiene su deber de apostolado. El Señor ha pensado en cada uno de nosotros como alguien necesario, hay algo que cada uno de nosotros debe de hacer para completar ese misterio del cuerpo místico y si no respondo quedará pendiente o vacío en el cuerpo místico.
. El apostolado del seglar no es ser un cuasi sacerdote, ni el sacerdote ha de ser casi un seglar.

Punto 864 "Siendo Cristo, enviado por el Padre, fuente y origen del apostolado de la Iglesia", es evidente que la fecundidad del apostolado, tanto el de los ministros ordenados como el de los laicos, depende de su unión vital con Cristo (AA 4; cf. Jn 15, 5). Según sean las vocaciones, las interpretaciones de los tiempos, los dones variados del Espíritu Santo, el apostolado toma las formas más diversas. Pero la caridad, conseguida sobre todo en la Eucaristía, "siempre es como el alma de todo apostolado" (AA 3).

. Juan 15,5 “Yo soy la vid, vosotros los sarmiento. El que permanece en mí y Yo en él, ese da mucho fruto porque separado de mí no podéis hacer nada”. El fruto del apostolado es proporcional a la unión permanente que tenemos con Cristo de quién recibimos la fuente de la gracia para poder ser fecundos. Si nuestro apostolado no es fecundo, bien sea por pruebas de noches oscuras en las que no se ve el fruto de la entrega (Carlos Foucauld), posiblemente lo más probable es porque no estamos unidos a esa fuente de gracia que es Jesucristo (sin mí no podéis hacer nada).

. El verdadero apóstol es aquél que está escondido en Cristo, no es aquél que se presenta como una vedette delante de los demás sino que más bien se presenta a los demás y hace de acueducto para que Cristo llegue a los demás. El alma de todo apostolado es la caridad, es la eucaristía, es la oración. Nos urge el amor de Cristo, cuando uno es consciente que ha sido salvado por Cristo por pura gracia, gratuitamente, uno no se puede quedar de brazos cruzados, es que ese don no se lo puede guardar, ese don no lo puede enterrar, si uno no siente o no urge el amor de Cristo para ser apóstol es que algo está fallando. Si uno piensa que no vale, que tiene miedo al ridículo o siente algún otro obstáculo para ser apóstol de Cristo es que algo está fallando.

Punto 865 La Iglesia es una, santa, católica y apostólica en su identidad profunda y última, porque en ella existe ya y será consumado al fin de los tiempos "el Reino de los cielos", "el Reino de Dios" (cf. Ap 19, 6), que ha venido en la persona de Cristo y que crece misteriosamente en el corazón de los que le son incorporados hasta su plena manifestación escatológica. Entonces todos los hombres rescatados por él, hechos en él "santos e inmaculados en presencia de Dios en el Amor" (Ef 1, 4), serán reunidos como el único Pueblo de Dios, "la Esposa del Cordero" (Ap 21, 9), "la Ciudad Santa que baja del Cielo de junto a Dios y tiene la gloria de Dios" (Ap21, 10-11); y "la muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los nombres de los doce Apóstoles del Cordero" (Ap 21, 14).


. El reino de Dios comenzó con la llegada de Cristo “si Yo expulso a satanás es que el reino de Dios ha llegado a vosotros”, Cristo inaugura el reino de Dios entre nosotros. Pero el reino de Dios está incompleto, todavía faltan hijos para la plenitud de la iglesia en el cielo, aún faltan hijos por venir a la iglesia, alguno todavía está fuera y cuando esté la familia completa alabarán a Dios por toda la eternidad“. Nuestro apostolado consiste en que no falte nadie en esa asamblea, que no nos falte celo apostólico para que nadie deje de formar parte de la asamblea de la Jerusalén celestial. Es un misterio grande que haya almas que vayan a la condenación porque no haya nadie que rece por ellas. Hemos de entender que el Señor nos pide que urgidos por el amor de Cristo cada uno sea apóstol y sea testigo en la medida que pueda serlo, sin miedo al ridículo, sin miedo a nuestra incapacidad, sin miedo a nuestra impotencia para que esa iglesia que está en la Jerusalén celestial tenga ese gozo del cuerpo místico completo, la familia completa alabando a Dios. 

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