lunes, 2 de enero de 2017

Catecismo 967-970. María, Madre de Cristo, Madre de la Iglesia. María es nuestra Madre en el orden de la gracia

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Punto 967 Por su total adhesión a la voluntad del Padre, a la obra redentora de su Hijo, a toda moción del Espíritu Santo, la Virgen María es para la Iglesia el modelo de la fe y de la caridad. Por eso es "miembro supereminente y del todo singular de la Iglesia" (LG 53), incluso constituye "la figura" [typus] de la Iglesia (LG 63).

. Entendemos por figura o tipo cuando designamos los simbolismos que se descubren en el lenguaje bíblico. En este lenguaje se utilizan términos que están describiendo, son prefiguraciones, cosas que prefiguran otras que están por llegar. Ser figura o tipo es como decir ejemplo, sombra, parábola, imitación. Por ejemplo san Pablo describe muchos de estos tipos, así dice que Adán era un figura del que estaba por venir refiriéndose a Jesucristo, dice también que el maná era una figura de lo que estaba por llegar que era el pan de la eucaristía, también en el paso por el desierto, el agua que brotó de la roca era una figura de lo que estaba por llegar que era el agua bautismal, también la serpiente de bronce que fue levantada en aquél palo era una figura de lo que estaba por llegar que era la cruz salvadora de Cristo. A todo esto se le llama figuras, prefiguraciones o tipos, donde en la sagrada escritura es como una insinuación del cumplimiento pleno del plan de salvación. El mundo judío en el Antiguo Testamento vivió las sombras de las cosas venideras y finalmente en Cristo ha llegado la imagen en la que se proyecto su sombra en el Antiguo Testamento. Esta tipología la vemos en la santa Misa donde siempre se nos evocan figuras del Antiguo Testamento en la primera lectura que se ven cumplidas en Cristo.

. En este sentido, se dice que María es figura, es tipo de la iglesia. Lo es por varios motivos:
·         Por su adhesión a la voluntad del Padre. Si María dijo en el anuncio del ángel “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu voluntad”, si Jesús dijo en Getsemaní “que no se haga mi voluntad sino la tuya”, nos damos cuenta de que María en plena conjunción con su hijo Jesucristo está enseñando a la iglesia cual es su función… su función es hágase la voluntad de Dios. La iglesia aprende de Jesús y de María a decir “hágase”.
·         Por la obra redentora de su hijo. María ha sido asociada a la pasión de Jesús desde el principio, ya el anciano Simeón le profetiza “y a ti una espada te traspasará el corazón”. María sufre con su hijo y en su propia carne la pasion de Jesús, y sin embargo María no tiene un amor posesivo, no le cuesta darlo para el mundo, no le cuesta darlo para la voluntad de Dios. María es un acicate para que Jesús se entregue a la voluntad del Padre. Lejos de haber sido un freno, ha animado a su hijo camino de la cruz padeciendo junto con él.
·         Por su adhesión a toda moción del Espíritu Santo. Igual que el evangelio nos dice que Jesús fue movido al desierto por el Espíritu Santo, que Jesús estaba lleno del Espíritu Santo, que Jesús se dejaba mover por el Espíritu Santo. Lo mismo cabe decir de María, el Espíritu Santo le condujo a Ein Karem a visitar a su prima Isabel, también María llena del Espíritu Santo ora y eleva su oración a Dios cuando por ejemplo reza el Magnificat.

. Si se dice de María “dichosa tú que has creído”, también Jesús dice de nosotros “dichosos vosotros cuando creéis, dichosos los que crean sin haber visto”, dichoso todo creyente porque está haciendo un acto de fe, de abandono, de seguimiento en fidelidad a Jesús del cual es tipo María. María es pues figura, es imagen de la iglesia, es el tipo, y así lo entendemos.

Punto 968 Pero su papel con relación a la Iglesia y a toda la humanidad va aún más lejos. "Colaboró de manera totalmente singular a la obra del Salvador por su obediencia, su fe, esperanza y ardiente amor, para restablecer la vida sobrenatural de los hombres. Por esta razón es nuestra madre en el orden de la gracia" (LG 61).

. Dios ha querido asociarnos a su plan de salvación como colaboradores conscientes y libres, y María es la perfecta colaboradora en la obra de Dios. En vida de Jesús fue colaboradora activa, llevó en su seno a Jesucristo, estuvo al pie de la cruz entregando a su hijo, se asocia al sacrificio de su hijo.

Punto 969 "Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz, hasta la realización plena y definitiva de todos los escogidos. En efecto, con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna [...] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora" (LG62).

. María es el instrumento del cual muchas veces Dios se sirve para dar sus consolaciones. El momento de la noche se hace más llevadero por el hecho de que la luna está reflejando la luz del sol. Así también es María, que en muchas noches oscuras del alma, Dios se sirve de ella para darnos el consuelo en medio de la noche, de la purificación, para reflejarnos el consuelo de la gracia de Dios.

Punto 970 "La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres [...] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia" (LG 60). "Ninguna creatura puede ser puesta nunca en el mismo orden con el Verbo encarnado y Redentor. Pero, así como en el sacerdocio de Cristo participan de diversas maneras tanto los ministros como el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en las criaturas de distintas maneras, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en las criaturas una colaboración diversa que participa de la única fuente" (LG 62).


. Una vez más el Catecismo pasa a matizar para que se entienda bien que María no le quita el puesto central a la única mediación de Cristo. Cualquiera que podamos decir que es mediador lo que hace es participar de la mediación de Jesucristo. Es importante comprender el término “participación”, a la mediación de Jesús no le falta nada. Cristo quiere asociar a su obra, quiere sujetos activos que sean partícipes. No le quitan la centralidad a la figura de Cristo pues él es el único mediador en el sentido estricto de la palabra. Un ejemplo muy claro es el sacerdocio, Cristo ha querido prolongar su sacerdocio, Cristo dijo a sus apóstoles “haced esto en conmemoración mía”, ha querido necesitar de nosotros “la mies es abundante pero los obreros son pocos”, es decir, un ejemplo claro de la importancia de que la mediación de Cristo se prolongue en otras mediaciones humanas que participen de la mediación de Cristo es el sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los fieles.

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