lunes, 23 de enero de 2017

Catecismo 995-996. La resurrección de Cristo y la nuestra. Revelación progresiva de la resurrección II

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Punto 995 Ser testigo de Cristo es ser "testigo de su Resurrección" (Hch 1, 22; cf. 4, 33), "haber comido y bebido con él después de su Resurrección de entre los muertos" (Hch 10, 41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.

. En los textos que se nos ofrecen como Hechos 1,23 se narra como la comunidad cristiana una de las cosas que hizo fue suplir la ausencia de Judas. Se dieron cuenta que Jesús había constituido a los doce y con la falta de Judas por su traición, quedaba como incompleta aquella colegialidad. Los apóstoles entendían que el número 12 no era algo casual sino que Jesús lo había elegido como una imagen de la antigua Israel que estaba constituida en 12 tribus. Entendian que algo faltaba, que la traición de Judas había que suplirla y en Hechos 1,23 cuentan como hicieron para suplirlo: “Presentaron a dos: a José, llamado Barsabás, por sobrenombre Justo, y a Matías. Entonces oraron así: «Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de estos dos has elegido, para ocupar en el ministerio del apostolado el puesto del que Judas desertó para irse adonde le correspondía.» Echaron suertes y la suerte cayó sobre Matías, que fue agregado al número de los doce apóstoles”, los dos candidatos del grupo que seguía a Jesús eran discípulos que habían convivido con él desde que comenzó su vida pública hasta su muerte y resurrección. Lo relevante de este texto es que se pone la condición de ser testigo de la resurrección para ser apóstol porque la resurrección de Cristo acredita todo lo anterior que Jesús había dicho, acredita que era cierto y no ensoñaciones o falsedades. Las palabras de Jesús prometiendo y dando esperanza a los pobres no eran pues únicamente palabras bonitas sino que eran palabras llenas de verdad y de sentido. La resurrección llena de verdad a toda su predicación. Lo que Jesús ha hecho además de hermoso es verdadero y así lo testifica con su resurrección.

. Este texto se complementa con Hechos 4,33 “Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús”. Los apóstoles hablarían de muchas cosas de Jesús, pero especialmente lo primero que testimoniaban es que a ese al que vosotros crucificasteis, Dios Padre lo ha resucitado, son testigos por sus sentidos comprobando y palpando el acontecimiento que ha sacudido sus vidas que es Cristo resucitado.

Punto 996 Desde el principio, la fe cristiana en la resurrección ha encontrado incomprensiones y oposiciones (cf. Hch 17, 32; 1 Co 15, 12-13). "En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la carne" (San Agustín, Enarratio in Psalmum 88, 2, 5). Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?

. Cuando Pablo predica en el Areópago de Atenas recibió un rechazo fuerte cuando habló de la resurrección de la carne, Hechos 17,32 “Al oír la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: «Sobre esto ya te oiremos otra vez.» Así salió Pablo de en medio de ellos. Pero algunos hombres se adhirieron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos”, es decir, tuvo poca resonancia esa predicación. Pablo estaba predicando un asunto que era contrario a la cultura de aquél tiempo, pero es que uno tiene que predicar a favor de corriente y contra corriente, es decir, independientemente de la bondad de las personas y sus culturas propias. No somos dueños del evangelio para seleccionar lo que pueda sentar bien o mal a unas determinadas personas, no, predicamos a Cristo completo. Pablo predica la resurrección aun sabiendo que les vaya a costar a los griegos aceptarla. En 1ª Corintios 15,12-13 nos dice:”Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos ¿cómo andan diciendo algunos entre vosotros que no hay resurrección de los muertos? .Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe”, es decir, tanto les costaba a los griegos creer en la resurrección de la carne que Pablo en esta carta a los Corintios nos deja el testimonio de que había cristianos a los que les costaba creer en la resurrección. Creían en la resurrección de Cristo, pero como eran cristianos de cultura griega, les costaba creer en la resurrección propia.

. Por qué nos cuesta creer tanto en la resurrección?, igual que a los corintios, nosotros tenemos la experiencia de que nos arrastra nuestra condición carnal, que tenemos una tendencia a los pecados de la carne, a la pereza, al materialismo, la gula, … muchas veces vemos los pecados expresados en la carnalidad del hombre y entonces nos cuesta creer que esa carne que la vemos tan pecadora esté llamada a la salvación. Tenemos una especie de tentación de dualismo pensando que el alma es buena y el cuerpo es malo. Pues no, el alma es buena y el cuerpo también, todo lo creado por Dios es bueno y llamado a la salvación. Otra cosa es el uso que damos, igual que el dinero es bueno en sí, lo malo es cuando lo utilizamos mal. Cristo ha venido a salvar al hombre entero, en cuerpo y alma. Nosotros resucitaremos como Él, con Él, por Él.

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