Punto 1.042 Al fin de los tiempos el Reino de Dios llegará a su plenitud. Después del Juicio final, los justos reinarán para siempre con Cristo, glorificados en cuerpo y alma, y el mismo universo será renovado:
La Iglesia [...] «sólo llegará a su perfección en la gloria del cielo [...] cuando llegue el tiempo de la restauración universal y cuando, con la humanidad, también el universo entero, que está íntimamente unido al hombre y que alcanza su meta a través del hombre, quede perfectamente renovado en Cristo» (LG 48).
. El Señor en el evangelio presenta el reino de Dios como un misterio cuando les dice a sus apóstoles “el reino de Dios se parece a un grano de mostaza…”, cuando lo siembras es el más pequeño de los granos, pero luego crece de una manera increíble y bajo sus ramas se cobijan tantos pájaros. Hay una insistencia por parte de Jesús en ese misterio del reino de Dios que está creciendo continuamente, de una manera invisible pero ya se está realizando aquí. El reino crece mezclado entre trigo y cizaña, crece a pesar de nuestros pecados. Si la llegada de Cristo es como el reino de Dios iniciado, el cielo es como el reino de Dios consumado. Así entendemos el cielo como una continuidad a lo que ya ha comenzado aquí en la gracia, el cielo no es una ruptura completa con lo que estamos viviendo aquí en Cristo en esta vida sino una continuidad del reino de Dios ya iniciado en esta vida.
. En qué consistirá el reino de Dios?, lo primero que nos indica es reinar con Cristo, la realeza de Cristo es compartida con el hombre; lo segundo que nos indica es la glorificación en cuerpo y alma, pues ambos están llamados a la salvación, y lo tercero es que el universo será renovado.
Punto 1.043 La sagrada Escritura llama "cielos nuevos y tierra nueva" a esta renovación misteriosa que trasformará la humanidad y el mundo (2 P 3, 13; cf. Ap 21, 1). Esta será la realización definitiva del designio de Dios de "hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra" (Ef 1, 10).
. 2ª Pedro 3,13 nos dice: “El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá.... Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en los que habite la justicia. Por lo tanto, queridos, en espera de estos acontecimientos, esforzaos por ser hallados en paz ante él, sin mancilla y sin tacha." Nosotros cuando leemos la Escritura tenemos que hacerlo con mucha humildad, hay misterios que nos superan, nos trascienden y hemos de quedarnos con los datos que se nos revelan. En los textos bíblicos se nos habla de la consumación de los tiempos como en un momento en el que este mundo llega a su fin, pero luego sin embargo se nos habla de unos cielos nuevos y una tierra nueva, es decir, parece que se nos dice que con este mundo va a pasar algo similar a lo que va a ocurrir con nuestro cuerpo que es caduco, nuestro cuerpo mortal está llamado a la corrupción, pero sin embargo el Señor nos promete una resurrección con un cuerpo glorioso. Algo así ocurrirá también con la naturaleza, con este mundo creado. En 1ª Corintios 15,44, san Pablo nos dice “sembramos un cuerpo material y cosechamos un cuerpo espiritual”, pues algo parecido ocurrirá con los cielos nuevos y con esta tierra nueva. Apocalipsis 21,1 “Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y el mar no existe ya".
Punto 1.044 En este "universo nuevo" (Ap 21, 5), la Jerusalén celestial, Dios tendrá su morada entre los hombres. "Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado" (Ap 21, 4; cf. 21, 27).
. Aquí se nos habla de que esta tierra, este mundo viejo pasará y dará lugar a un mundo nuevo, Cristo con su redención hace un mundo nuevo, Cristo reconquista el terreno al pecado, Cristo al asumir el dolor de la naturaleza está sanando la naturaleza enferma, Cristo está redimiendo al universo entero.
Punto 1.045 Para el hombre esta consumación será la realización final de la unidad del género humano, querida por Dios desde la creación y de la que la Iglesia peregrina era "como el sacramento" (LG 1). Los que estén unidos a Cristo formarán la comunidad de los rescatados, la Ciudad Santa de Dios (Ap 21, 2), "la Esposa del Cordero" (Ap 21, 9). Ya no será herida por el pecado, las manchas (cf. Ap 21, 27), el amor propio, que destruyen o hieren la comunidad terrena de los hombres. La visión beatífica, en la que Dios se manifestará de modo inagotable a los elegidos, será la fuente inmensa de felicidad, de paz y de comunión mutua.
. Aquí se nos remarca que el cielo será un lugar en el que estaremos como hermanos, estaremos como una familia unida.
Punto 1.046 En cuanto al cosmos, la Revelación afirma la profunda comunidad de destino del mundo material y del hombre:
«Pues la ansiosa espera de la creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios [...] en la esperanza de ser liberada de la servidumbre de la corrupción [...] Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior [...] anhelando el rescate de nuestro cuerpo» (Rm 8, 19-23).
. La creación gime esperando una liberación, espera la consumación de los cielos nuevos y la tierra nueva. La naturaleza se unirá al hombre glorificado en cuerpo y alma para glorificar a Dios.
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