domingo, 15 de marzo de 2015

Catecismo 295-298. El misterio de la creación. Dios crea por sabiduría y por amor. 'Dios crea de la nada'

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Punto 295 Creemos que Dios creó el mundo según su sabiduría (cf. Sb 9,9). Este no es producto de una necesidad cualquiera, de un destino ciego o del azar. Creemos que procede de la voluntad libre de Dios que ha querido hacer participar a las criaturas de su ser, de su sabiduría y de su bondad: "Porque tú has creado todas las cosas; por tu voluntad lo que no existía fue creado" (Ap 4,11). "¡Cuán numerosas son tus obras, Señor! Todas las has hecho con sabiduría" (Sal 104,24). "Bueno es el Señor para con todos, y sus ternuras sobre todas sus obras" (Sal 145,9).

. La creación del mundo creemos que no es producto de una necesidad, de un destino ciego o del azar, que procede de la voluntad libre de Dios y según su sabiduría y amor que significa crear por el Verbo y el ES. Dios crea por sabiduría y amor y es el único elemento de explicación. Estas son las respuestas al sentido de nuestro ser, y el mayor de los sufrimientos que tiene el hombre en su vida es el sufrimiento del sinsentido de su existencia. La cruz de Cristo da sentido a nuestra vida. Saber que estoy por sabiduría y amor, que tengo un designio de amor que iré poco a poco desvelando es lo que da sentido a mi vida. Dios libremente ha querido que participemos de la felicidad de Dios como quien quiere repartir su herencia.    

Punto 296 Creemos que Dios no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear (cf. Concilio Vaticano I: DS 3022). La creación tampoco es una emanación necesaria de la substancia divina (cf. ibíd., 3023-3024). Dios crea libremente "de la nada" (Concilio de Letrán IV: DS 800; Concilio Vaticano I: ibíd., 3025):
«¿Qué tendría de extraordinario si Dios hubiera sacado el mundo de una materia preexistente? Un artífice humano, cuando se le da un material, hace de él todo lo que quiere. Mientras que el poder de Dios se muestra precisamente cuando parte de la nada para hacer todo lo que quiere» (San Teófilo de Antioquía, Ad Autolycum, 2,4: PG 6, 1052).

. El trabajo del hombre consiste en transformar (crecer, multiplicaos) en multiplicar a partir de lo que hay, igual que transformar la materia prima a partir de lo que hay. Solo Dios crea de la nada y el quehacer del hombre sigue adelante a partir de la obra de Dios. Decir de la nada es algo que solo se puede decir de Dios.


Punto 297 La fe en la creación "de la nada" está atestiguada en la Escritura como una verdad llena de promesa y de esperanza. Así la madre de los siete hijos macabeos los alienta al martirio:
«Yo no sé cómo aparecisteis en mis entrañas, ni fui yo quien os regaló el espíritu y la vida, ni tampoco organicé yo los elementos de cada uno. Pues así el Creador del mundo, el que modeló al hombre en su nacimiento y proyectó el origen de todas las cosas, os devolverá el espíritu y la vida con misericordia, porque ahora no miráis por vosotros mismos a causa de sus leyes [...] Te ruego, hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios y que también el género humano ha llegado así a la existencia» (2 M 7,22-23.28).

. En el libro de los macabeos, una madre de siete hijos se ve ante el dilema dramático de tener que exhortar a sus hijos al martirio por la fidelidad a la fe de Israel, entonces recurre a la fe en la creación de la nada para consolar a sus hijos. El que te creó de la nada, él te llamará a la resurrección. En el momento del martirio confiemos en el Dios dador de la vida.

Punto 298 Puesto que Dios puede crear de la nada, puede por el Espíritu Santo dar la vida del alma a los pecadores creando en ellos un corazón puro (cf. Sal 51,12), y la vida del cuerpo a los difuntos mediante la Resurrección. Él "da la vida a los muertos y llama a las cosas que no son para que sean" (Rm 4,17). Y puesto que, por su Palabra, pudo hacer resplandecer la luz en las tinieblas (cf. Gn 1,3), puede también dar la luz de la fe a los que lo ignoran (cf. 2 Co4,6).

. Si Dios crea de la nada, entonces también puede dar la vida del alma a los pecadores, puede resucitar a los que están muertos por el pecado.

. Si Dios creó el mundo de la nada, entonces también puede resucitar el cuerpo reducido a cenizas, y no podemos dudar de ello porque aquél Dios que creo de la nada es el que sustenta la promesa de la resurrección.

. Si Dios creó el mundo de la nada, si de las tinieblas hizo la luz, puede dar la fe a los que lo ignoran, nos dará la luz de la fe.


. El Catecismo une la gracia de la creación del mundo de la nada con esas nuevas creaciones que Dios ha hecho en nosotros: la creación de la fe, la creación de vivir en gracia, la llamada a la creación de la resurrección final de los tiempos, de la confesión de los pecados que es como una nueva creación. 

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