IV El hombre en el paraíso
Punto 374 El primer hombre fue no solamente creado bueno, sino también constituido en la amistad con su creador y en armonía consigo mismo y con la creación en torno a él; amistad y armonía tales que no serán superadas más que por la gloria de la nueva creación en Cristo.
. El primer ser humano, Adán y Eva, supone una intervención nueva en la creación porque Dios ha creado e infundido el alma en ellos. El cuerpo del hombre puede provenir por evolución del mono, pero no el hombre, porque el hombre no es solo su corporeidad sino una intervención directa de Dios en la creación del alma. El hombre en aquel primer estadio que estaba que llamamos del paraíso terrenal, no es que estuvieran en un paraíso como un lugar paradisíaco sino como un estado de no haber pecado, en un estado de amistad con Dios y a eso es a lo que llamamos paraíso. El paraíso no consiste en que dentro de unas tapias todo es maravilloso y fuera no, esto es una imagen, lo maravilloso del paraíso es el estado en el que vive el hombre sin pecado en la amistad con Dios, no es que sea un sitio sino una condición que tiene el hombre.
. Adán y Eva fueron introducidos en una amistad con el creador que se refleja en la capacidad de hablar con Yahveh. De aquí se derivan consecuencias muy concretas, tenían una gran armonía interior con ellos mismos y con la creación. Este estado del paraíso solo es superado por el cielo, con Jesucristo somos elevados a una condición filial, nos hace hijos del Padre, nos conduce a una intimidad superior. Si grande era la felicidad de Adán y Eva en el paraíso, estamos llamados a una intimidad superior que la supera que es el cielo.
Punto 375 La Iglesia, interpretando de manera auténtica el simbolismo del lenguaje bíblico a la luz del Nuevo Testamento y de la Tradición, enseña que nuestros primeros padres Adán y Eva fueron constituidos en un estado "de santidad y de justicia original" (Concilio de Trento: DS 1511). Esta gracia de la santidad original era una "participación de la vida divina" (LG 2).
. El estado o la relación de Adán y Eva con Dios antes del pecado original, era de santidad y justicia original, ambos eran santos, no en el sentido que entendemos ahora de participar de la santidad de Jesucristo, sino una santidad constituida por la creación. Esto es lo que pierden por el pecado y entran en una especie de esclavitud, es como si satanás empieza a tener un poderío sobre ellos, antes del pecado original están preservados de satanás, el pecado abre la puerta a satanás y tiene capacidad de influjo sobre ellos. Es decir, que antes del pecado original había un estado de gracia, amistad e intimidad con Dios.
Punto 376 Por la irradiación de esta gracia, todas las dimensiones de la vida del hombre estaban fortalecidas. Mientras permaneciese en la intimidad divina, el hombre no debía ni morir (cf.Gn 2,17; 3,19) ni sufrir (cf. Gn 3,16). La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer (cf. Gn 2,25), y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado llamado "justicia original".
. El estado llamado justicia original era aquél de armonía interior, entre la primera pareja y con toda la creación. En el plan primero de Dios el hombre no debía morir sino vivir para siempre en el paraíso, y no estaba previsto el sufrimiento. Por efecto del pecado se introduce la muerte, el dolor y el sufrimiento.
. Con la ruptura de la armonía, comienza el “quita tú que me pongo yo”, el protagonismo de cada uno empieza a chocar entre nosotros.
Punto 377 El "dominio" del mundo que Dios había concedido al hombre desde el comienzo, se realizaba ante todo dentro del hombre mismo como dominio de sí. El hombre estaba íntegro y ordenado en todo su ser por estar libre de la triple concupiscencia (cf. 1 Jn 2,16), que lo somete a los placeres de los sentidos, a la apetencia de los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra los imperativos de la razón.
. El hombre dominaba el mundo partiendo del dominio de sí mismo que es justo lo contrario de lo que nos
pasa ahora. Lo que hacemos ahora más que dominar es aplastar, el hombre estaba libre de la carne, de los ojos y la riqueza que vienen del mundo contrario a Dios, es decir, los placeres de los sentidos (el máximo placer con el mínimo esfuerzo), la apetencia de los bienes terrenos (el poseer, el tener, almacenar y afirmarse a uno mismo por lo que tiene) y la afirmación de sí contra los imperativos de la razón ( la soberbia, yo por encima de la verdad, la verdad soy yo, que es el influjo principal que satanás tiene en nosotros tras el pecado original). El estado de Adán y Eva era el no tener estas tres concupiscencias.
Punto 378 Signo de la familiaridad con Dios es el hecho de que Dios lo coloca en el jardín (cf. Gn2,8). Vive allí "para cultivar la tierra y guardarla" (Gn 2,15): el trabajo no le es penoso (cf.Gn 3,17-19), sino que es la colaboración del hombre y de la mujer con Dios en el perfeccionamiento de la creación visible.
. Yahveh los coloca en ese jardín, en ese estado, con la encomienda de cultivar y guardar la tierra, les ha encomendado la creación, y el trabajo no les resultara penoso. En Gn 3,17-19 Yahveh les dice que con fatiga sacarás el alimento de la tierra, sudarás, el trabajo resultará penoso. En Adán y Eva antes del pecado no era así, estaban guardados por Dios en ese estado de amistad, santidad y de justicia. La “tapia” del paraíso era ese estado.
Punto 379 Toda esta armonía de la justicia original, prevista para el hombre por designio de Dios, se perderá por el pecado de nuestros primeros padres.
. Toda esta armonía que era el plan primero de Dios se pierde por el pecado de nuestros primeros padres. El drama del pecado del que nos salva Jesucristo tiene una importancia que no siempre nos damos cuenta.
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