martes, 8 de septiembre de 2015

Catecismo 616-617. En la cruz, Jesús consuma su sacrificio

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Punto 616 El "amor hasta el extremo"(Jn 13, 1) es el que confiere su valor de redención y de reparación, de expiación y de satisfacción al sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida (cf. Ga 2, 20; Ef 5, 2. 25). "El amor [...] de Cristo nos apremia al pensar que, si uno murió por todos, todos por tanto murieron" (2 Co 5, 14). Ningún hombre aunque fuese el más santo estaba en condiciones de tomar sobre sí los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que al mismo tiempo sobrepasa y abraza a todas las personas humanas, y que le constituye Cabeza de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos.

. Jesús me amó y se entregó a la muerte de cruz por mí (San Ignacio de Loyola). No somos espectadores, pues es por mí por quién se entregó. Por un lado somos muy individualistas y por otro lado nos refugiamos fácilmente en el colectivismo para difuminarnos, así decimos que Jesús se entregó por todos, no únicamente por mí. El Catecismo subraya que Jesús se entregó por todos y cada uno de nosotros. Jesús se hubiera entregado únicamente por mí si yo fuera el único. Cristo es capaz de ofrecerse por todos y por cada uno. El amor humano se limita en la medida en que tiene que dividirse entre unas personas y otras, sin embargo, con Dios no es así, Dios es capaz de entregarse plenamente a todos y cada uno sin limitarse ni dividirse porque es infinito. Por tanto Jesús no se entregó por todos solamente sino por cada uno de nosotros en particular. Aunque uno crea que en su falta de reconocimiento de sus pecados que no le hubiera hecho falta.

. En Gálatas 2,20 se subraya que Cristo se entregó por mí “…que me amó y se entregó por mí”. El Catecismo matiza que “Cristo nos ha conocido y amado a todos en la ofrenda de su vida”, es decir, Cristo en el momento de la Pasión nos conoció, estaba pensando personalmente en cada uno de nosotros. El amor de Cristo no es genérico sino personal con cada uno de nosotros. Podemos decir con propiedad que Cristo se entregó por mí.

. Qué hace posible la capacidad de redención que tiene Cristo por todos?. La entrega de Cristo implica una solidaridad con nosotros a través de la encarnación haciéndonos hijos por adopción, Cristo al hacerse semejante a nosotros en la existencia humana, en la sumisión a la ley, en la debilidad de la carne, en la condición mortal… es la base sobre la cual se realizará la redención. Cristo participa de la carne y sangre para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo. Cristo no solo se solidariza sino que nos sustituye, no solo hace algo con nosotros sino por nosotros, haciendo recaer sobre él mismo el peso de nuestras culpas. El Catecismo explica que como es la segunda persona divina la que se une a la naturaleza humana, que es limitada, sin embargo al ser una persona divina la que se une a esa naturaleza humana, la ha elevado y la ha convertido en instrumento de gracia para el resto  de la humanidad.

Punto 617 Sua sanctissima passione in ligno crucis nobis justificationem meruit ("Por su sacratísima pasión en el madero de la cruz nos mereció la justificación"), enseña el Concilio de Trento (DS, 1529) subrayando el carácter único del sacrificio de Cristo como "causa de salvación eterna" (Hb 5, 9). Y la Iglesia venera la Cruz cantando: O crux, ave, spes unica("Salve, oh cruz, única esperanza"; Añadidura litúrgica al himno "Vexilla Regis": Liturgia de las Horas).

. La causa final de lo que hizo Cristo en la cruz es la gloria de Dios y la vida eterna de los hombres. La causa eficiente, lo que ha obrado en la cruz es el Dios misericordioso, es decir, lo que nos ha redimido ha sido el amor y no el sufrimiento por el sufrimiento. La causa meritoria de la redención es Cristo que entregando su vida ha hecho una satisfacción al Padre por nuestro pecado, Cristo ha merecido al Padre por nosotros. La causa instrumental es el sacramento del bautismo, se aplica en nosotros a través del bautismo el fruto de la redención de Cristo. Aceptamos la redención de Cristo de forma instrumental a través del bautismo. La causa formal es la justicia de Dios, la santidad de Dios que quiere santificarnos.


. La cruz de Cristo es como una balanza dónde pesa más el amor de Cristo redentor que nuestro propio pecado. 

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