lunes, 28 de septiembre de 2015

Catecismo 631-633. Jesús descendió a los infiernos I

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Punto 631 "Jesús bajó a las regiones inferiores de la tierra. Este que bajó es el mismo que subió" (Ef 4, 9-10). El Símbolo de los Apóstoles confiesa en un mismo artículo de fe el descenso de Cristo a los infiernos y su Resurrección de los muertos al tercer día, porque es en su Pascua donde, desde el fondo de la muerte, Él hace brotar la vida:

. Vemos textos en la escritura que apoyan que el alma de Cristo es glorificada en el momento de la 
muerte sin esperar al tercer día de la resurrección, por ejemplo cuando le dice al buen ladrón: ”hoy mismo estarás conmigo en el paraíso” con lo cual difícilmente el alma de Cristo no va a ser glorificada si va a estar con Dios en la plenitud de gloria. En Mateo 27,52-53: “y las tumbas se abrieron. Muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron y, saliendo de las tumbas después que Jesús resucitó, entraron en la Ciudad santa y se aparecieron a mucha gente”, se afirma que en el momento de la muerte de Cristo tuvieron lugar estos hechos de orden milagroso y parece que se está trasluciendo aquí ese descenso de Cristo al lugar de los muertos y esa liberación que tuvo allí lugar.

Punto 632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesús "resucitó de entre los muertos" (Hch 3, 15; Rm 8, 11; 1 Co 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos (cf. Hb 13, 20). Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1 P 3,18-19).

. El Catecismo afirma que Jesús conoció la muerte de verdad con su consecuencia más profunda que es el drama de la separación del alma y el cuerpo, y afirma que Cristo no está vencido y derrotado por la muerte sino que está ejerciendo su poder salvífico hacia todas las almas del Antiguo Testamento, va a rescatar a todo los justos del Antiguo Testamento. El texto principal en el que la fe de la Iglesia Católica se apoya es 1ª Pedro 3,18-20 “Cristo murió una vez por nuestros pecados –siendo justo, padeció por la injusticia– para llevarnos a Dios. Entregado a la muerte en su carne, fue vivificado en el Espíritu. Y entonces fue a hacer su anuncio a los espíritus que estaban prisioneros, a los que se resistieron a creer cuando Dios esperaba pacientemente, en los días en que Noé construía el arca. En ella, unos pocos –ocho en total– se salvaron a través del agua”. Es decir, en el espíritu Cristo fue también a predicar a los espíritus encarcelados.

Punto 633 La Escritura llama infiernos, sheol, o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13). Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos (cf. Sal 89, 49;1 S 28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el "seno de Abraham" (cf. Lc 16, 22-26). "Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos" (Catecismo Romano, 1, 6, 3). Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los condenados (cf. Concilio de Roma, año 745: DS, 587) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Libelo Cum dudum: DS, 1011; Clemente VI, c. Super quibusdam: ibíd., 1077) sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. Concilio de Toledo IV, año 625: DS, 485; cf. también Mt27, 52-53).

. Qué son esos espíritus encarcelados?, qué es el Seol? Qué son los infiernos, ese lugar al que fue Cristo a predicar la liberación? Descendió a los infiernos es un término sinónimo de descendió al Seol o a los Hades. Estos lugares tienen un significado que va progresando a los largo del Antiguo Testamento, en los estadios más primitivos, más alejados de Jesucristo, el Seol era un lugar más bien tenebroso a donde iban todos después de su muerte, buenos y malos, sin distinguir el estado de unos y de otros. Según se va acercando a Jesucristo, el Seol sigue siendo un lugar al que van los muertos, pero donde ya se distinguen dos partes, una parte reservada a los condenados para los que no hay esperanza de redención y otra parte destinada a los justos que esperan la venida del redentor, a ésta parte la llamaban limbo o seno de Abrahán. Es decir, la concepción de a dónde iban los muertos en el Antiguo Testamento va teniendo una evolución. Textos que apoyan estas afirmaciones los vemos en el Salmo 89,49 “¿Quién vivirá sin ver la muerte? ¿Quién se librará de las garras del Abismo?”, en 1 Samuel 28,19 “…Mañana, tú y tus hijos estarán conmigo, y también al ejército de Israel el Señor lo entregará en manos de los filisteos”. Donde Samuel (justo) desde el Seol le dice a Saúl (no justo) que mañana estará con él. En Ezequiel  32,17-32, ya se distingue en parte al Seol como el lugar de condenados y al Seol como el lugar de los justos. Los espíritus encarcelados son los espíritus debilitados que están en el Seol.

. En el texto del rico Epulón y del pobre Lázaro nos ayuda mucho para entender cuál era el concepto ya evolucionado de lo que se pensaba que era el Seol. Lucas 16,22-26: El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: "Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan". "Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí". Jesús aunque pone esta parábola referida a ricos y pobres, es un relato que nos ayuda a entender el concepto del Seol.

. A este lugar es al que desciende Jesucristo porque todavía no habían sido redimidos los justos. Cuando el apocalipsis dice “lloré porque no había nadie capaz de abrir el libro y romper sus sellos”, el libro de la vida con los nombres de los justos escritos permanecía sellado hasta que es Jesucristo capaz de inaugurar el libro de la vida, es Cristo descendiendo a lugar de los muertos.

. Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los condenados (Concilio de Roma, año 745) ni para destruir el infierno de la condenación sino para liberar a los justos que le habían precedido (Concilio de Toledo IV, año 625). Es curioso porque en cada una de estas afirmaciones se cita un concilio de la historia de la iglesia en el que hubo una condena por parte de la iglesia de algunos herejes que afirmaban tales cosas. Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los allí condenados, y algunos herejes lo afirmaron, pero la iglesia rechazó tal afirmación. Tampoco se acepta que Jesús descendió al lugar de los muertos para destruir el infierno de la condenación, pues es una contradicción pensar que Cristo ha descendido para redimir a aquellos que están en pecado mortal, es como si Dios no respetase nuestra libertad, si un alma le ha dicho libremente que le rechaza, Cristo no puede ir a obligarle a aceptar su amistad. Alguien que está en estado de condenación es alguien que ha rechazado la amistad de Cristo. Cristo va a rescatar a los justos como fruto de su muerte redentora.


. Se suele describir este descenso al lugar de los muertos en el arte cristiano como el Jesús que da la mano a Adán y a Eva que se encuentran como encarcelados y los rescata.

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