domingo, 11 de octubre de 2015

Catecismo 641-644. Las apariciones del Resucitado

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Punto 641 María Magdalena y las santas mujeres, que iban a embalsamar el cuerpo de Jesús (cf. Mc16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del Sábado (cf.Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (cf. Mt 28, 9-10; Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro, después a los Doce (cf. 1 Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc24, 34).

Punto 642 Todo lo que sucedió en estas jornadas pascuales compromete a cada uno de los Apóstoles —y a Pedro en particular— en la construcción de la era nueva que comenzó en la mañana de Pascua. Como testigos del Resucitado, los Apóstoles son las piedras de fundación de su Iglesia. La fe de la primera comunidad de creyentes se funda en el testimonio de hombres concretos, conocidos de los cristianos y de los que la mayor parte aún vivían  entre ellos. Estos "testigos de la Resurrección de Cristo" (cf. Hch 1, 22) son ante todo Pedro y los Doce, pero no solamente ellos: Pablo habla claramente de más de quinientas personas a las que se apareció Jesús en una sola vez, además de Santiago y de todos los Apóstoles (cf. 1 Co15, 4-8).

Punto 643 Ante estos testimonios es imposible interpretar la Resurrección de Cristo fuera del orden físico, y no reconocerlo como un hecho histórico. Sabemos por los hechos que la fe de los discípulos fue sometida a la prueba radical de la pasión y de la muerte en cruz de su Maestro, anunciada por Él de antemano (cf. Lc 22, 31-32). La sacudida provocada por la pasión fue tan grande que los discípulos (por lo menos, algunos de ellos) no creyeron tan pronto en la noticia de la resurrección. Los evangelios, lejos de mostrarnos una comunidad arrobada por una exaltación mística, nos presentan a los discípulos abatidos ("la cara sombría": Lc 24, 17) y asustados (cf. Jn 20, 19). Por eso no creyeron a las santas mujeres que regresaban del sepulcro y "sus palabras les parecían como desatinos" (Lc 24, 11; cf. Mc 16, 11. 13). Cuando Jesús se manifiesta a los once en la tarde de Pascua "les echó en cara su incredulidad y su dureza de cabeza por no haber creído a quienes le habían visto resucitado" (Mc 16, 14).

Punto 644 Tan imposible les parece la cosa que, incluso puestos ante la realidad de Jesús resucitado, los discípulos dudan todavía (cf. Lc 24, 38): creen ver un espíritu (cf. Lc 24, 39). "No acaban de creerlo a causa de la alegría y estaban asombrados" (Lc 24, 41). Tomás conocerá la misma prueba de la duda (cf. Jn 20, 24-27) y, en su última aparición en Galilea referida por Mateo, "algunos sin embargo dudaron" (Mt 28, 17). Por esto la hipótesis según la cual la resurrección habría sido un "producto" de la fe (o de la credulidad) de los apóstoles no tiene consistencia. Muy al contrario, su fe en la Resurrección nació —bajo la acción de la gracia divina— de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado.

. Aquí el Catecismo da respuesta a una objeción que algunas veces se ha escuchado, que consiste en decir que los apóstoles eran muy crédulos y dicha credulidad les hizo ver lo que no había. Hay quien ha pretendido rechazar la resurrección de Jesucristo al decir que los apóstoles eran una especie de visionarios y que su fe fue la que creo la resurrección,  sin embargo el Catecismo nos dice que fue al contrario, fue el hecho de la resurrección el inicio del don de la fe para ellos. Cómo vemos a los apóstoles?: eran hombres muy poco místicos, eran hombres rudos y rurales, propio de pescadores, con una psicología dura, hombres que entienden ejemplos muy claros, entienden lo que ven, lo que palpan, son personas no dadas a falsos misticismos. No eran hombres dados a lecturas que pueden hacer que uno fantasee. El propio Tomás no creyó hasta que no vio y metió sus manos en las heridas de Jesús. Eran hombres temerosos, no dados a meterse en jaleos. Vemos en la subida a Jerusalén sus temores en Marcos 10,32-34: “Mientras iban de camino para subir a Jerusalén, Jesús se adelantaba a sus discípulos; ellos estaban asombrados y los que lo seguían tenían miedo. Entonces reunió nuevamente a los Doce y comenzó a decirles lo que le iba a suceder: «Ahora subimos a Jerusalén; allí el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos: ellos se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán. Y tres días después, resucitará». O en el pasaje de Getsemaní, vemos la actitud temerosa de Pedro cuando le dicen que él estaba con Jesús, y Pedro le niega tres veces y sale fuera. Son hombres más bien asustadizos que huyen del peligro, tienen miedo a las consecuencias, no son valientes por naturaleza sino que están sometidos a sus miedos. Entonces si estos hombres eran asustadizos, qué ocurrió para que empezasen a proclamar a los cuatro costados que Jesús había resucitado. Incluso vemos en Hechos 5,29-32 se narra como Pedro y los apóstoles ante el Sanedrín anteponen a Dios sobre todo, y que el hecho de la resurrección ha rescindido la sentencia del Sanedrín. Este cambio en estos hombres que antes eran cobardes y ahora se convierten en valientes es un hecho a tener en cuenta para comprender la experiencia directa de Jesús resucitado.
. Los apóstoles ahora aceptan el escándalo de la cruz, es más, proclaman que existe ese escándalo. Los apóstoles tuvieron una auténtica crisis de fe con la muerte de Jesús, sus esperanzas se habían quedado desilusionadas, estaban derrotados, etcétera. La resurrección hace que ellos todo lo entiendan desde otra perspectiva, y que pasen de ser unos cobardes a unos testigos valientes de la resurrección. Es pues el hecho de la resurrección la causa de la fe de los apóstoles. Llegaron a predicar que Jesús era el hijo de Dios delante del mundo judío. Una prueba muy fuerte de que la resurrección fue un acontecimiento verdadero es que los apóstoles se atreviesen a todo esto sabiendo que tenían la espada en la cabeza, y que de hecho, todos menos Juan murieron mártires con su predicación. Qué grande fue lo que ocurrió para que unos hombres temerosos fuesen capaces de hacer esa proclamación. Solamente hay una respuesta que es el acontecimiento de la resurrección de Cristo.


. La resurrección de Jesús comporta la resurrección de su cuerpo que estaba en el sepulcro, negarlo sería no caer en cuenta de la verdad de la encarnación, Jesús se encarnó y resucitó con su humanidad, cuando Jesús resucitado se aparece y le dice a Tomás “mete tus dedos en los agujeros de mis manos”, le está diciendo que ese cuerpo resucitado es el mismo que fue crucificado y estaba en el sepulcro. Cristo es nuestra salvación, en la resurrección vence a la muerte, en Cristo resucitado vencemos al pecado y a la muerte. De muy poco servirían las palabras de Jesús si no hubiese resucitado.

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