miércoles, 28 de octubre de 2015

Catecismo 663-664. Jesucristo está sentado a la derecha del Padre II

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. La ascensión también proclama a Cristo como cabeza del cuerpo místico que es la Iglesia. Mediante la inmolación en la cruz, Jesús había reconciliado a los hombres con Dios, el sacrificio de Cristo pues reúne a los hombres en un solo cuerpo. En Efesios 2,16 dice “y los reconcilió con Dios en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, destruyendo la enemistad en su persona”,  es decir, por la muerte de Jesucristo tiene lugar una reconciliación, él pacifica al hombre con Dios por su muerte redentora. Si el cuerpo místico es el fruto del sacrificio de Cristo, ahora al subir a los cielos se constituye en la cabeza de ese cuerpo místico, o bien, la Iglesia nace del costado de Cristo en su muerte redentora. La muerte de Cristo da a luz a la Iglesia siendo Cristo la cabeza de la Iglesia en su glorificación y ascensión a los cielos. San Pablo dice que Cristo ha sido constituido cabeza del cuerpo místico en virtud de su glorificación. En Efesios 1.22-23 dice “Este es el mismo poder que Dios manifestó en Cristo, cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en el cielo… El puso todas las cosas bajo sus pies y lo constituyó, por encima de todo, Cabeza de la Iglesia, que es su Cuerpo y la Plenitud de aquel que llena completamente todas las cosas”, aquí habla de que en la ascensión de Cristo a los cielos lo constituyó en cabeza de la Iglesia que es su cuerpo. En Colosenses 1,18 dice “El es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la Iglesia. El es el Principio, el Primero que resucitó de entre los muertos, a fin de que él tuviera la primacía en todo”, aquí habla claramente que Cristo es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia.

. La plenitud significa que lo tiene todo, que fuera de Cristo no necesita nada más, que lo llena todo, que lo es todo. Cristo es la plenitud de la revelación, quien conoce a Cristo conoce al Padre, es el salvador, no un salvador. Por esto nosotros que conocemos a Cristo, no podemos creer en el pluralismo religioso porque no hay otro mediador entre Dios y el hombre. Si decimos que Cristo es la plenitud de Dios, en consecuencia y como continuación decimos que la Iglesia es la plenitud de Cristo. La Iglesia tiene el depósito pleno de lo que Cristo reveló. En Efesios 4,8-12 “Por eso dice la Escritura: "Cuando subió a lo alto, llevó consigo a los cautivos y repartió dones a los hombres". Pero si decimos que subió, significa que primero descendió a las regiones inferiores de la tierra. El que descendió es el mismo que subió más allá de los cielos, para colmar todo el universo. Él comunicó a unos el don de ser apóstoles, a otros profetas, a otros predicadores del Evangelio, a otros pastores o maestros. Así organizó a los santos para la obra del ministerio, en orden a la edificación del Cuerpo de Cristo , Cristo en virtud de la ascensión da al cuerpo místico que es la Iglesia toda su capacidad de crecimiento. Ese poder de dar vida que tiene Cristo se manifiesta particularmente en la eucaristía dando su carne como alimento y su sangre como bebida. A los discípulos les da una explicación misteriosa en Juan 6,61-62 “Jesús, sabiendo lo que sus discípulos murmuraban, les dijo: «¿Esto los escandaliza? ¿Qué pasará entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir donde estaba antes?”, les da a entender a los discípulos que tendrán primero que ver la ascensión para después comprender la eucaristía, les había escandalizado a los discípulos lo de que tienen que comer su cuerpo y beber su sangre, y para explicárselo les dice que lo entenderán cuando Cristo ascienda a los cielos. Que no se trata de comer un cuerpo y una sangre en la condición terrena como algo caníbal. Por la eucaristía se nos trasmite la vida divina de Cristo, esa plenitud de Cristo en el cielo se nos trasmite, no sería posible la eucaristía sin la ascensión a los cielos. Por el hecho de que su cuerpo ha adquirido una condición celeste puede convertirse en alimento espiritual.

. Qué diferencia hay entre la condición gloriosa en el momento de la resurrección y la ascensión. La glorificación tiene lugar en la resurrección pero, qué añade la ascensión? Pues bien, es cierto que algo añade, hay un aspecto nuevo porque Jesús había dicho: ”conviene que yo me vaya, porque si no me voy no vendrá a vosotros el paráclito, pero si me voy os lo enviaré”. Cristo está glorificado tras la resurrección, pero no ejerce su poder sino con el envío del Espíritu Santo. Antes de ejercer ese poder, la voluntad salvífica de Cristo había de conocer una etapa previa de fortalecimiento en la fe en Cristo resucitado, mediante numerosas pruebas se apareció a los apóstoles. En esos cuarenta días que tuvo Jesús, instruyó a los discípulos, y la ascensión señala el paso definitivo a un modo de presencia en la Iglesia con el que va a poder ejercer todo su valor salvífico. Cristo de alguna manera va poniendo fin a una presencia terrena y a su presencia sensible entre nosotros, la prueba es que cuando se aparece a san Pablo lo hace de una forma distinta, con una condición  nueva. En el camino de Damasco Cristo no le muestra su rostro a Saulo, él se ve envuelto en una luz deslumbrante, esa luminosidad expresa la gloria de Cristo que está ascendida a los cielos, hay algo especial, ya no se muestra en su humanidad como lo había hecho antes. Cristo deja su presencia en la tierra para dar paso a una presencia sacramental mediante la fuerza del Espíritu Santo.

. Para explicar en todo su sentido profundo lo que es la ascensión de Cristo a los cielos hay que tener claro que la cuestión clave no es la localización, o en qué sitio está Jesús. Dios es omnipresente y para estar en un sitio no deja de estar en el otro. El cielo no es tanto un lugar cuando es un estado, es un estar con Dios. Estar a la diestra de Dios es una metáfora, no es un sitio. La ascensión no pretende significar un traslado sino que se trata de un cambio de estado en Cristo, un cambio en la condición de Cristo, en su cuerpo glorioso. La condición del cuerpo de Cristo antes y después de la ascensión ha cambiado, tras esta última partida, el cuerpo de Jesús queda en una condición celeste que se nos hace invisible, a partir de ahora ya no hay apariciones visibles de Cristo. La condición celeste tiene una característica que nos interesa mucho, pues va a venir espiritualmente por medio del Espíritu Santo. Cristo ya no es percibido por los sentidos y va a venir de otra forma, espiritualmente a través del Espíritu Santo… “os conviene que yo me vaya, porque si no me voy, no viene a vosotros el Espíritu Santo”. Luego Cristo termina una forma de presencia para inaugurar otra, esta es la clave de la ascensión. Esta nueva presencia queda inaugurada por Pentecostés.


. La resurrección es la irrupción de una vida nueva en Jesús, espiritual, divina en el cuerpo de Jesús resucitado, y la ascensión es la atribución de un nuevo poder espiritual, divino para trasmitirlo desde el cielo a todos nosotros que se inaugura cuando Cristo se sienta a la diestra de Dios. Por la resurrección habría un único hombre nuevo pero por la ascensión, ese hombre nuevo se trasmite a todos nosotros. La resurrección es ser hombre nuevo y la ascensión es comunicar a todos el ser un hombre nuevo, no nos bastaría que Cristo lo fuese si no lo recibiésemos nosotros, y eso se nos da desde la ascensión y desde el envío del Espíritu Santo. Son por lo tanto dos etapas en la glorificación: la resurrección y la ascensión, Cristo está totalmente glorificado en la resurrección y en la ascensión se nos comunica a nosotros esa glorificación, son dos etapas, ser y trasmitir.

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