jueves, 15 de octubre de 2015

Catecismo 647-650. La Resurrección como acontecimiento trascendente. La Resurrección obra de la Santísima Trinidad

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Punto 647 "¡Qué noche tan dichosa —canta el Exultet de Pascua—, sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó de entre los muertos!". En efecto, nadie fue testigo ocular del acontecimiento mismo de la Resurrección y ningún evangelista lo describe. Nadie puede decir cómo sucedió físicamente. Menos aún, su esencia más íntima, el paso a otra vida, fue perceptible a los sentidos. Acontecimiento histórico demostrable por la señal del sepulcro vacío y por la realidad de los encuentros de los Apóstoles con Cristo resucitado, no por ello la Resurrección pertenece menos al centro del Misterio de la fe en aquello que transciende y sobrepasa a la historia. Por eso, Cristo resucitado no se manifiesta al mundo (cf. Jn 14, 22) sino a sus discípulos, "a los que habían subido con él desde Galilea a Jerusalén y que ahora son testigos suyos ante el pueblo" (Hch 13, 31).

. Se remarca que la resurrección es un acontecimiento que ocurrió en un lugar y en un momento determinado que dejó huellas como la tumba vacía, la piedra corrida, los encuentros con los apóstoles… y además tiene un aspecto trascendente que es un resucitar para la vida eterna. Esto se escapa de nuestra percepción, esta dimensión en la que entra Jesucristo se escapa a nuestros ojos. Jesús se aparece a los apóstoles con la misma identidad pero en un estado distinto que requiere la transformación interior de los corazones para poder reconocerle. Cristo se manifiesta a sus discípulos, a aquellos que estaban educados interiormente para comprender el acontecimiento trascendente que había tenido lugar. En Juan 14,22 se nos dice: “Judas –no el Iscariote– le dijo: Señor, ¿por qué te vas a manifestar a nosotros y no al mundo?”. Judas pregunta porqué el Señor se manifiesta a nosotros y no a todo el mundo. Jesús se manifiesta así porque es un acontecimiento que tiene que ser percibido en la fe, solamente quien haya purificado su carnalidad, sus conceptos carnales sobre Dios será capaz de conocer al resucitado.

Punto 648 La Resurrección de Cristo es objeto de fe en cuanto es una intervención transcendente de Dios mismo en la creación y en la historia. En ella, las tres Personas divinas actúan juntas a la vez y manifiestan su propia originalidad. Se realiza por el poder del Padre que "ha resucitado" (Hch 2, 24) a Cristo, su Hijo, y de este modo ha introducido de manera perfecta su humanidad —con su cuerpo— en la Trinidad. Jesús se revela definitivamente "Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos" (Rm1, 3-4). San Pablo insiste en la manifestación del poder de Dios (cf. Rm 6, 4; 2 Co 13, 4; Flp3, 10; Ef 1, 19-22; Hb 7, 16) por la acción del Espíritu que ha vivificado la humanidad muerta de Jesús y la ha llamado al estado glorioso de Señor.

. Jesús no solo resucitó para que los apóstoles creyesen. En la resurrección está teniendo lugar la glorificación que el Padre realiza del Hijo en el Espíritu Santo. Es la proclamación gloriosa de que el Padre ha aceptado el sacrificio del Hijo. La certeza de que el sacrificio de la cruz no es uno de tantos sacrificios.

. En este punto vemos que la resurrección es obra del Padre, en muchos pasajes del Nuevo Testamento vemos la resurrección como obra del Padre, por ejemplo, Romanos 4,24 “que tenemos fe en aquel que resucitó a nuestro Señor Jesús”, Romanos 8,11, Romanos 10,9 “Porque si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado “, 1ª Corintios 6,14 “Y Dios que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros con su poder”.  Galatas 1,1 “Pablo, Apóstol –no de parte de hombres ni por la mediación de un hombre, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos–“,etcétera. Por lo tanto en la Sagrada Escritura vemos estos textos que nos hablan de que el Padre resucitó a Jesucristo y también hay otros textos en que se dice que Cristo resucitó por su propio poder.

Punto 649 En cuanto al Hijo, él realiza su propia Resurrección en virtud de su poder divino. Jesús anuncia que el Hijo del hombre deberá sufrir mucho, morir y luego resucitar (sentido activo del término) (cf. Mc 8, 31; 9, 9-31; 10, 34). Por otra parte, él afirma explícitamente: "Doy mi vida, para recobrarla de nuevo ... Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo" (Jn 10, 17-18). "Creemos que Jesús murió y resucitó" (1 Ts 4, 14).

. Jesús habla en muchas partes de la Sagrada Escritura que tiene poder para resucitar, por ejemplo en Marcos 8,31 “Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar después de tres díaso en Marcos 9.9 “Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos”, o  Marcos 10,34. Entendemos esta aparente contradicción acordándonos de que Jesús nos lo dijo en el evangelio de san Juan “el Padre y yo somos uno”, somos una sola cosa.

. La resurrección es obra del Padre, es obra del Hijo y hay que añadir por medio del Espíritu Santo. Éste ha estado presente en toda la vida de Jesús, desde la encarnación cubriendo con su sombra a María, en el bautismo desciende sobre Cristo, guía e impulsa a Jesús al desierto y a Galilea, con el poder del Espíritu hace milagros…. Si el ES ha estado tan unido a la vida de Cristo, hay que decir que la resurrección es también obra del Espíritu. El Espíritu se nos das a nosotros tras la resurrección de Jesucristo. En Romanos 1,3-4 “acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la carne, y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador por su resurrección de entre los muertos. La resurrección le constituye a Jesús hijo de Dios en poder, en gloria. Hasta la resurrección había sido hijo de Dios humillado, voluntariamente abajado, que manifestó su gloria en algunos momentos como en el Tabor. Su humanidad tras la resurrección no es según la carne sino según el espíritu, ha sido espiritualizada.

Punto 650 Los Padres contemplan la Resurrección a partir de la persona divina de Cristo que permaneció unida a su alma y a su cuerpo separados entre sí por la muerte: "Por la unidad de la naturaleza divina que permanece presente en cada una de las dos partes del hombre, las que antes estaban separadas y segregadas, éstas se unen de nuevo. Así la muerte se produce por la separación del compuesto humano, y la Resurrección por la unión de las dos partes separadas" (San Gregorio de Nisa, De tridui inter mortem et resurrectionem Domini nostri Iesu Christi spatio; cf. también DS 325; 359; 369; 539).


. Los Padres recuerdan que la resurrección hay que explicarla porque en ningún momento la segunda persona de la Santísima Trinidad llegó a separarse ni del alma humana de Cristo ni del cuerpo que estaba en el sepulcro. La unión del Verbo con la naturaleza humana de Cristo en ningún momento dejó de ser efectiva en el momento de la muerte, y desde esa misma unión hipostática vino la resurrección.

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