Punto 922 Desde los tiempos apostólicos, vírgenes (Cf. 1 Co 7, 34-36) y viudas cristianas (Cf. Vita consecrata, 7) llamadas por el Señor para consagrarse a Él enteramente (cf. 1 Co 7, 34-36) con una libertad mayor de corazón, de cuerpo y de espíritu, han tomado la decisión, aprobada por la Iglesia, de vivir en estado de virginidad o de castidad perpetua "a causa del Reino de los cielos" (Mt 19, 12).
. A la hora de hablar del estado de virginidad el Catecismo recurre a el pasaje de Mateo 19,12, que ocurre cuando Jesús habla de forma tajante en contra del divorcio y a los discípulos les impresionó dicha firmeza de Jesús contra el divorcio pues tenían una mentalidad rupturista: “Díceles –Jesús-: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio.» Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse.» Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda entender, que entienda”. Jesús dice que el no casarse es un don de Dios, no todos pueden hacer eso sino solo aquellos a los que Dios se lo concede. El fundamento evangélico de la vida consagrada lo vemos cuando se dice que “otros eligen no casarse por causa del reino de los cielos”, y esto no es una opción de iniciativa propia, sino que la iniciativa está en Jesucristo.
Punto 923 "Formulando el propósito santo de seguir más de cerca a Cristo, [las vírgenes] son consagradas a Dios por el obispo diocesano según el rito litúrgico aprobado, celebran desposorios místicos con Jesucristo, Hijo de Dios, y se entregan al servicio de la Iglesia" (CIC, can. 604, 1). Por medio este rito solemne (Consecratio virginum, Consagración de vírgenes), "la virgen es constituida en persona consagrada" como "signo transcendente del amor de la Iglesia hacia Cristo, imagen escatológica de esta Esposa del Cielo y de la vida futura" (Rito de consagración de vírgenes, Prenotandos, 1).
. Las vírgenes consagradas nos están recordando que esta vida es prepararse, adornarse para el encuentro con el esposo. Son un signo de la esponsalidad a la que todos estamos llamados y ellas de una forma plena adelantan a esta vida nuestra vocación esponsal.
Punto 924 "Semejante a otras formas de vida consagrada" (CIC, can. 604), el orden de las vírgenes sitúa a la mujer que vive en el mundo (o a la monja) en el ejercicio de la oración, de la penitencia, del servicio a los hermanos y del trabajo apostólico, según el estado y los carismas respectivos ofrecidos a cada una (Rito de consagración de vírgenes, Prenotandos, 2). Las vírgenes consagradas pueden asociarse para guardar su propósito con mayor fidelidad (CIC, can. 604, 2).
. Las vírgenes consagradas puede ser que se asocien entre ellas para ayudarse mutuamente o sencillamente viven su consagración personalmente pero habiéndola discernido y habiéndola efectuado públicamente ante el obispo. Pueden llevar un tipo de trabajo que la misma iglesia les encomienda o no, o tienen un trabajo insertado en medio del mundo. La existencia de estas vocaciones remarca el papel de la mujer en la vida de la iglesia, contribuye a hacerla más presente en la vida de la iglesia. Esta consagración se lleva a cabo mediante unos sacramentales que son signos sagrados con los que imitando de alguna forma a los sacramentos expresan efectos sobre todo espirituales obtenidos por intercesión de la iglesia. Existe un orden de consagración de las vírgenes que es un sacramental publicado por la iglesia que consiste en significar con una serie de signos que esa persona queda consagrada para ser esposa de Jesucristo. Si bien un sacramental lo puede celebrar un laico, es conveniente que el sacramental de consagración lo presida el obispo porque él es la imagen de Cristo esposo con la que esa virgen consagrada se va a desposar, es decir, el obispo está representando a Cristo esposo.