Punto 914 "El estado de vida que consiste en la profesión de los consejos evangélicos, aunque no pertenezca a la estructura de la Iglesia, pertenece, sin embargo, sin discusión a su vida y a su santidad" (LG 44).
. El Catecismo a la hora de definir que era la condición de los fieles laicos en el punto 897, nos indica que por laicos o seglares serían aquellos cristianos que no han recibido el sacramento del orden sacerdotal o los que no tienen la profesión de vida de un estado religioso reconocido en la iglesia, es decir, hay tres formas de vivir la vida cristiana: los sacerdotes que han sido consagrados por la imposición de las manos del obispo, el religioso o consagrado que ha hecho una profesión de los consejos evangélicos (pobreza, castidad y obediencia), y el fiel laico que por el bautismo sigue esos consejos evangélicos no como estado de vida con votos o promesas sino que por el bautismo ha adquirido una consagración de hijo de Dios e intenta con el ejercicio de las virtudes vivir esos tres consejos evangélicos. Tres formas: estado de vida consagrada, estado sacerdotal y estado laical de consagración bautismal.
. Decir que el estado religioso o la vida consagrada no pertenece a la estructura de la iglesia quiere significar que el sacerdocio partió de Jesucristo, que Jesús dio inicio a la sucesión apostólica e instituyó el orden sacerdotal con la imposición de las manos desde el principio. El sacerdocio pertenece a la estructura de la iglesia porque Cristo mismo lo instituyó y comenzó la sucesión apostólica desde los primeros doce apóstoles, sin embargo eso con la vida religiosa no fue así de esa forma instituida por Jesucristo sino que se va poco a poco esa vida religiosa formando en la iglesia como una forma de imitación de Jesucristo. El que no pertenezca a la estructura de la iglesia no quiere decir que sea algo superficial.
. El día 25 de diciembre celebramos la Navidad del Señor, y luego hay tres fiestas que siguen: el 26 san Esteban, primer mártir, el 27 san Juan evangelista y el 28 los santos inocentes. La liturgia cristiana dice que el motivo de que estas tres fiestas estén puestas después del día de Navidad es por los frutos del nacimiento de Cristo, el primer fruto fue el martirio y por eso se celebra el 26 el martirio de san Esteban primer mártir, el segundo fruto de la vida de Cristo es la virginidad, lo que podríamos entender nosotros como vida consagrada, y san Juan es el apóstol virgen, y el tercer fruto que se celebra el día 28 es la inocencia. Aunque el estado de vida consagrada no perteneciese a la estructura de la iglesia fundada por Cristo, sin embargo sí que pertenece al corazón de la iglesia porque de alguna manera está en la plena imitación de Jesucristo. Jesús mismo llamando a algunas personas para dejarlo todo para seguirlo, inauguró este género de vida que bajo la acción del Espíritu se ha desarrollado progresivamente a lo largo de los siglos en las diversas formas de vida consagrada. La vida consagrada la inició Jesucristo, ahora bien, bajo la acción del Espíritu Santo a lo largo de los primeros siglos en la iglesia se le fue dando forma hasta que en el siglo IV se formaliza dentro de la iglesia.
Punto 915 Los consejos evangélicos están propuestos en su multiplicidad a todos los discípulos de Cristo. La perfección de la caridad a la cual son llamados todos los fieles implica, para quienes asumen libremente el llamamiento a la vida consagrada, la obligación de practicar la castidad en el celibato por el Reino, la pobreza y la obediencia. La profesión de estos consejos en un estado de vida estable reconocido por la Iglesia es lo que caracteriza la "vida consagrada" a Dios (cf. LG 42-43; PC 1).
. Los consejos de la vida evangélica están propuestos para todos los discípulos de Cristo, todo bautizado está llamado a vivir estos consejos. Los consejos evangélicos son muchos, son todos los que Cristo nos dio como forma de vida, pero se concretan según la tradición de la iglesia en tres: castidad, pobreza y obediencia. Cuando comienza la Cuaresma, la iglesia predica para todos sus fieles tres medios de santificación: limosna, ayuno y oración, y les da con ello unos instrumentos para vivir los tres consejos evangélicos: frente a la tentación del materialismo propone la limosna, tener un corazón desprendido de los bienes materiales. En la vida religiosa consagrada no es que se le inste al consagrado a ser generoso, sino que asume como estado de vida el no tener nada, el renunciar a disponer de bienes materiales. El religioso hace de este consejo de luchar contra el materialismo un estado de vida, el abrazar la pobreza como voto. Frente a la tentación del prestigio, del poder, del éxito, frente a esto la iglesia nos predica la humildad y en la Cuaresma nos predica la oración, la sumisión a la voluntad de Dios, Jesús eligió el camino de la humildad al entrar en Jesuralén, la oración es la búsqueda de la voluntad de Dios, cuando uno ora está buscando la gloria de Dios y no la gloria propia. El consagrado mediante el voto de obediencia a un superior o responsable, busca hacer la voluntad de Dios mediante ese voto. Frente a la tentación del placer, la iglesia da el consejo del ayuno a todos los bautizados como una forma de imitar a Jesucristo de cómo él en el desierto rechazó la tentación de convertir aquéllas piedras en panes, “no solo de pan vive el hombre”, el hombre no debe de priorizar en su vida aquello que pide nuestra carne sino que debe de priorizar el espíritu sobre la carne, y por eso el hombre debe ayunar para hacer frente a esa tentación. Los religiosos hacen esta lucha contra la carne mediante el voto de la virginidad, de castidad, testimoniando de esta forma la prioridad del espíritu sobre la carne. Es decir, todos estamos llamados a vivir los consejos evangélicos, limosna, oración y ayuno, y tales consejos son los que los consagrados profesan en un estado de vida de pobreza, castidad y obediencia.
Punto 916 El estado de vida consagrada aparece por consiguiente como una de las maneras de vivir una consagración "más íntima" que tiene su raíz en el Bautismo y se dedica totalmente a Dios (cf. PC 5). En la vida consagrada, los fieles de Cristo se proponen, bajo la moción del Espíritu Santo, seguir más de cerca a Cristo, entregarse a Dios amado por encima de todo y, persiguiendo la perfección de la caridad en el servicio del Reino, significar y anunciar en la Iglesia la gloria del mundo futuro (cf. CIC, can. 573).
. El estado de vida consagrada lo que hace es vivir de una forma más íntima, más plena, más intensa, en la que se saquen todas las consecuencias de lo que es la consagración del bautismo, porque todo cristiano es consagrado por el bautismo. Viviendo como lo hacen los religiosos, están anunciando en la iglesia la gloria de mundo futuro: cuando han profesado el voto de virginidad, castidad o celibato nos recuerdan que en la vida futura no habrá marido ni mujer como dice el evangelio, el matrimonio es un estado de vida temporal porque en la vida eterna todos seremos esposos de Cristo y esa será nuestra forma de vida para siempre. Con respecto a la pobreza, todos estamos llamados a tener un corazón desprendido, como dice san Pablo “a poseer como si no poseyésemos, a tener como si no tuviésemos”, y el religioso cuando profesa el voto de pobreza, nos anuncia que en la vida eterna el único bien que vamos a tener es Dios, él será el único tesoro, allí no habrá necesidad de ningún otro bien material para ser feliz, nos está evocando la parábola del tesoro escondido con aquél hombre que encuentra en un campo un tesoro y va y vende todo lo que tiene para comprar ese campo y quedarse con ese tesoro. El religioso nos recuerda que todos los bienes materiales por los cuales nos afanamos a veces en esta vida, aquí se van a quedar. Cuando el religioso profesa el voto de obediencia, sometiéndose a un superior, a un responsable, renunciando al ejercicio de su libertad teniendo que pedir permiso, nos está testimoniando que la verdadera libertad es la búsqueda de la voluntad de Dios, lo importante de la libertad no es que sea yo el que elija sino que elija bien, es decir, la capacidad de optar por el bien. En el cielo seremos plenamente libres porque nuestra adhesión a la voluntad de Dios será plena y absoluta, nuestro alimento será hacer la voluntad del Padre como dice Jesucristo. Por el voto de obediencia, los religiosos renunciando a su propia voluntad buscan la voluntad del Padre por encima de todo. Con estos tres votos, el estado de vida religiosa anuncia lo que va a ser la vida próxima.
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