Punto 997 ¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.
. En la muerte, el alma se separa del cuerpo, éste cae en la corrupción y no así el alma que va ante la presencia de Dios. El alma es juzgada ante Dios en lo que llamamos el juicio particular. Cada uno de nosotros al ponernos en presencia de Dios somos juzgados, al estar ante la presencia, ante la luz de Dios, es suficiente para saber cual es la situación de nuestra alma, si está suficientemente preparada para ver a Dios, si está absolutamente rebelada frente a la bondad de Dios y está en un estado de rebeldía absoluta y de un rechazo de esa luz lo cual sería el estado del infierno, o si ese alma desea ver a Dios pero no está suficientemente purificada para ello y entonces está en el purgatorio.
. La persona humana, cada uno de nosotros somos una unidad sustancial, somos cuerpo y alma, el hombre por naturaleza es una unión sustancial de cuerpo y alma, esto es importante afirmarlo, sobre todo frente al reencarnacionismo que a veces habla del cuerpo como si fuera un disfraz del que hay que desprenderse. El cuerpo forma parte de nuestro yo al igual que el alma, nosotros no somos un ángel que no tiene una naturaleza corpórea, nosotros somos cuerpo y somos alma y tenemos que rechazar esas concepciones que tienen una reminiscencias orientales de estilo reencarnacionista en las que parece que nuestra persona es el alma, y el yo es el alma, y es como si se viviera en un cuerpo. Nosotros no es que vivamos en un cuerpo sino que somos cuerpo y somos alma, y el hecho de que nosotros creamos en la resurrección del cuerpo, remarca más que nuestra salvación plena no estará consumada hasta que ese cuerpo que es parte de mi yo, no participe de la gloria de Dios.
. En el momento de la muerte, se produce una separación entre cuerpo y alma. El cuerpo es por naturaleza corruptible y tiene su proceso natural de descomposición “recuerda que eres polvo y en polvo te convertirás” mientras que el alma es incorruptible. En el momento en el que el alma permanece separada del cuerpo y permanece separada hasta el fin de los tiempos en el que Cristo vendrá en su parusía y entonces los cuerpos resucitarán y se unirán a sus almas, en ese tiempo intermedio, nuestro yo permanece unido al alma quedando el cuerpo descomponiéndose hasta la venida de Cristo. Al morir nuestra alma comparece ante la presencia de Dios quedando el cuerpo depositado en la tierra en la firme esperanza de la resurrección.
Punto 998 ¿Quién resucitará? Todos los hombres que han muerto: "los que hayan hecho el bien resucitarán para la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación" (Jn 5, 29; cf. Dn 12, 2).
. Todos los hombres
resucitarán, lo tenemos en Juan 5,29 “y
saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que
hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio” y en Daniel 12,2 “Muchos de los que duermen en el polvo de la
tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el
horror eterno”,
Punto 999 ¿Cómo? Cristo resucitó con su propio cuerpo: "Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo" (Lc 24, 39); pero Él no volvió a una vida terrenal. Del mismo modo, en Él "todos resucitarán con su propio cuerpo, del que ahora están revestidos" (Concilio de Letrán IV: DS 801), pero este cuerpo será "transfigurado en cuerpo de gloria" (Flp 3, 21), en "cuerpo espiritual" (1 Co 15, 44):
«Pero dirá alguno: ¿cómo resucitan los muertos? ¿Con qué cuerpo vuelven a la vida? ¡Necio! Lo que tú siembras no revive si no muere. Y lo que tú siembras no es el cuerpo que va a brotar, sino un simple grano..., se siembra corrupción, resucita incorrupción [...]; los muertos resucitarán incorruptibles. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad; y que este ser mortal se revista de inmortalidad (1 Cor 15,35-37. 42. 53).
. Cómo será eso de la resurrección, con qué cuerpo resucitaré?, el cuerpo resucitado de Jesucristo es la única comparación que tenemos sobre cómo va a ser nuestra resurrección, lo ocurrido en Jesucristo es nuestra única comparación. Cristo resucitó con su propio cuerpo, la prueba es que el sepulcro estaba vacío, Juan cuando entró vio que las vendas estaban deshinchadas, se había de alguna manera volatilizado el cuerpo que estaba dentro de esas vendas, cuando se aparece a Tomás le enseña sus manos con los agujeros de los clavos, le enseña el costado. Cómo los apóstoles al verle pensaban que era un fantasma, les pide algo para comer, es decir, Jesús subraya mucho que su cuerpo es el mismo cuerpo. Ahora bien, es un cuerpo que ha sido glorificado, no es un cuerpo carnal. La resurrección de Jesús no es una resurrección como la de Lázaro, o como la hija de Jairo, o como el hijo de la viuda de Naím porque éstas resurrecciones son una vuelta a la vida de forma temporal, no son resurrecciones para la vida eterna, los cuerpos no son glorificados, Lázaro sigue teniendo un cuerpo mortal. La resurrección de Cristo y nuestra resurrección será para la vida eterna, no será para pasar unos años más en la tierra, y por lo tanto será con un cuerpo glorificado, un cuerpo que no está sujeto a los limites de la materia. Fijaros que Jesús aparece y desaparece, a veces a los discípulos les cuesta reconocerle, Jesús tiene la capacidad de hacerse presente en medio de una reunión sin necesidad de entrar por la puerta, es decir, no está sujeto a las leyes físicas. En resumen, resucitamos con nuestro mismo cuerpo, transfigurado en gloria.
. Los primeros cristianos en sus tumbas representaban la imagen del ave fénix que es una imagen pagana, que es como un montón de ceniza de la que resurge un águila. Los primeros cristianos dijeron que esa imagen puede representar la resurrección y en muchas tumbas ponían una imagen del ave fénix, de un montón de cenizas de las que resurgía un águila.
Punto 1.000 Este "cómo ocurrirá la resurrección" sobrepasa nuestra imaginación y nuestro entendimiento; no es accesible más que en la fe. Pero nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo:
«Así como el pan que viene de la tierra, después de haber recibido la invocación de Dios, ya no es pan ordinario, sino Eucaristía, constituida por dos cosas, una terrena y otra celestial, así nuestros cuerpos que participan en la eucaristía ya no son corruptibles, ya que tienen la esperanza de la resurrección» (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses, 4, 18, 4-5).
. El cómo será la resurrección sobrepasa nuestra imaginación,
nosotros tendemos a armarnos líos preguntándonos con qué cuerpo resucitaré, con
el que era joven o con el que era mayor?, esto es una pregunta mal hecha porque
el cuerpo glorificado está fuera de la edad del cuerpo. En Filipenses 3,21 nos
dice: “Jesucristo, transfigurará este
miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del
poder que tiene de someter a sí todas las cosas”, nuestro cuerpo
corruptible será transfigurado en un cuerpo glorioso como el de Jesús, y en ese
cuerpo glorioso no habrá ni cuerpo joven, ni cuerpo viejo, ese concepto de
viejo y de joven después de la resurrección dejará de existir.
Punto 1.001 ¿Cuándo? Sin duda en el "último
día" (Jn 6, 39-40. 44. 54; 11, 24); "al fin del mundo" (LG 48). En
efecto, la resurrección de los muertos está íntimamente asociada a la Parusía
de Cristo:«El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar» (1 Ts 4, 16).
. Cuándo resucitamos?, en el último día, al final del mundo. En Juan 6,39-40 “Y esta es la voluntad del que me ha enviado; que no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que lo resucite el último día.Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día”. Juan 6,44 “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día”, al final de los tiempos, cuando Cristo venga en gloria como juez de vivos y muertos se producirá esa resurrección. Lo importante es remarcar lo del último día al final del mundo, comparando con lo que le dice Jesús al buen ladrón “hoy estarás conmigo en el paraíso”, y se distingue claramente el “hoy estarás conmigo…” con “yo le resucitaré en el último día” donde vemos que hay dos dimensiones de la salvación, una que tiene lugar en el momento inmediatamente posterior a la muerte, y otro que se remite al último día. Hay dos momentos distintos en la salvación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario