sábado, 27 de junio de 2015

Catecismo 554-556. Los misterios de la vida pública de Jesús. La Transfiguración

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Punto 554 A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir [...] y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par.; 2 P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan. El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escuchadle" (Lc 9, 35).

. El episodio de la transfiguración, para entenderlo es importante ver en qué contexto se produce, es decir, qué había antes y después del episodio. Un eje central de los evangelios es cuando Pedro confiesa que Jesús es el mesías y Jesús le dice que eso se lo ha revelado el espíritu y no la carne ni la sangre y es cuando hace la confesión “tú eres Pedro, sobre esta piedra edificaré mi iglesia, te daré las llaves del reino… pero acto seguido Jesús le anuncia la cruz, ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte, Pedro le dice a Jesús que de ninguna manera te va a pasar eso… y Jesús volviéndose a Pedro le contesta “.. quitate de mi vista satanás, … tus pensamientos no son los de Dios sino los de los hombres”, imaginamos aquí el chorro de agua fría que recibe Pedro cuando no se le permite apartar a Jesús de ese mesianismo de cruz. Al cabo de los seis días, matiza San Marcos, tuvo lugar la subida al Tabor y la transfiguración.

. Seis días después toma Jesús a Pedro, Santiago y Juan y se los lleva a ellos solo a un monte alto y se transfiguró delante de ellos,… se les aparecieron Elías y Moisés,..y conversaban con Jesús, tomando la palabra Pedro le dice a Jesús vamos a hacer tres tiendas,.. entonces una nube les envolvió con su sombra… y se escuchó “este es mi hijo amado, escuchadle”.., y de pronto mirando alrededor no vieron a nadie más que a Jesús solo con ellos. El sentido de la transfiguración tiene en primer lugar una voluntad por parte de Jesús de fortalecer los ánimos, de aliviar el escándalo de la cruz. La dureza de la cruz a algunas personas les ha alejado de Dios y a otras les ha acercado a Dios, por ejemplo, la muerte de un ser querido ha provocado situaciones contrarias respecto a Dios. Cuando la cruz es vivida en la presencia de Dios nos acerca, cuando es vivida sin la contemplación de la presencia de Dios, nos aleja. La cruz por sí sola resulta escandalosa.

. Dicen los escrituristas que el episodio de la transfiguración termina la etapa de Galilea y comienza la etapa de la subida a Jerusalén, hacia la cruz. Antes de acometer esa subida a Jerusalén, tiene ese momento de gloria, el Padre quiere confortar a Cristo porque sabe que le espera la parte más difícil de su ministerio. En esa voz que se oye: “este es mi hijo amado..escuchádle”, parece que el Padre está mostrando el sufrimiento que supone para él, el que se envíe a Jerusalén a la cruz a su hijo amado. Es una demostración de la intimidad que hay en la Trinidad. Es un momento de gozo y consuelo para Jesucristo camino de Jerusalén.

Punto 555 Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para "entrar en su gloria" (Lc 24, 26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24, 27). La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios (cf. Is 42, 1). La nube indica la presencia del Espíritu Santo: Tota Trinitas apparuit: Pater in voce; Filius in homine, Spiritus in nube clara ("Apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa" (Santo Tomás de Aquino, S.th. 3, q. 45, a. 4, ad 2):
«En el monte te transfiguraste, Cristo Dios, y tus discípulos contemplaron tu gloria, en cuanto podían comprenderla. Así, cuando te viesen crucificado, entenderían que padecías libremente, y anunciarían al mundo que tú eres en verdad el resplandor del Padre» (Liturgia bizantina, Himno Breve de la festividad de la Transfiguración del Señor)

. La presencia de Moisés y Elías en el monte Tabor no es casual, pues vieron la gloria de Dios también en la montaña. Moisés en el monte Sinaí había contemplado la gloria de Dios, Moisés representa la ley del Antiguo Testamento que ahora está ante la nueva ley que es Jesucristo; y Elías también tuvo una experiencia similar en el monte Horeb en 1º Reyes 19, 9-13, Elías es imagen de los profetas del Antiguo Testamento que ahora ven en Cristo el nuevo profeta. Sin embargo, hay una diferencia importante, en el Antiguo Testamento, Moisés y aquéllos que contemplaron a Dios fueron iluminados por la luz exterior a ellos, sin embargo Jesús no es iluminado con una luz externa sino que brilla El, tiene luz propia, la luz sale de su interior, es su propia divinidad. Es Cristo quien transfigura la divinidad que inhabita, que está contenida en la humanidad de Jesucristo. La transfiguración es pues un momento de mostrar la divinidad de Jesucristo ante los ojos de los hombres.

Punto 556 En el umbral de la vida pública se sitúa el Bautismo; en el de la Pascua, la Transfiguración. Por el bautismo de Jesús "fue manifestado el misterio de la primera regeneración": nuestro Bautismo; la Transfiguración "es el sacramento de la segunda regeneración": nuestra propia resurrección (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 3, q. 45, a. 4, ad 2). Desde ahora nosotros participamos en la Resurrección del Señor por el Espíritu Santo que actúa en los sacramentos del Cuerpo de Cristo. La Transfiguración nos concede una visión anticipada de la gloriosa venida de Cristo "el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo" (Flp 3, 21). Pero ella nos recuerda también que "es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios" (Hch 14, 22).

. Jesús se transfiguró para que tomáramos conciencia de nuestra vocación a ser transfigurados progresivamente, de la transformación en nosotros del hombre viejo en el hombre nuevo. Todos tenemos una vocación a ser transformados interiormente. En la contemplación nos transformamos, vamos reflejando en nuestra vida lo que contemplamos. Vamos cambiando y nos vamos convirtiendo en lo que contemplamos, en lo que miramos. Por desgracia a veces miramos la televisión y nos transformamos en eso aunque no nos demos cuenta, sin embargo si nos ponemos en el sagrario nos transformamos en eso que contemplamos. El ojo es la linterna del alma y en esa contemplación nos transformamos interiormente, mirando a Cristo nos conformamos a Él, permitimos que su mundo se imprima en nosotros, que sustituya nuestros pensamientos, y hacernos semejantes a Él. Pedro escribió en 2ª Pedro 1, 16-18: “… sino después de haber visto con nuestros propios ojos su majestad… nosotros mismos escuchamos esa voz venida del cielo”, no se le olvidó nunca aquél momento vivido en el Tabor.     

viernes, 26 de junio de 2015

Catecismo 551-553. Los misterios de la vida pública de Jesús. Las llaves del Reino

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Punto 551 Desde el comienzo de su vida pública Jesús eligió unos hombres en número de doce para estar con Él y participar en su misión (cf. Mc 3, 13-19); les hizo partícipes de su autoridad "y los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar" (Lc 9, 2). Ellos permanecen para siempre asociados al Reino de Cristo porque por medio de ellos dirige su Iglesia:
«Yo, por mi parte, dispongo el Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 29-30).

Punto 552 En el colegio de los Doce, Simón Pedro ocupa el primer lugar (cf. Mc 3, 16; 9, 2; Lc 24, 34; 1 Co 15, 5). Jesús le confía una misión única. Gracias a una revelación del Padre, Pedro había confesado: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo". Entonces Nuestro Señor le declaró: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Cristo, "Piedra viva" (1 P 2, 4), asegura a su Iglesia, edificada sobre Pedro, la victoria sobre los poderes de la muerte. Pedro, a causa de la fe confesada por él, será la roca inquebrantable de la Iglesia. Tendrá la misión de custodiar esta fe ante todo desfallecimiento y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22, 32).

. En Lucas 22, 31-32 Jesús le dice a Pedro: “Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, después que hayas vuelto, confirma a tus hermanos”. Jesús dice que Satanás ha pedido el poder de que seáis cribados, zarandeados como trigo, y Jesús ora de una forma muy especial por Pedro para superar sus tentaciones pues le ha encomendado la tarea de confirmar la fe en sus hermanos.

. Pedro será instrumento de Jesús para que los cristianos no sean cribados por satanás. Pedro y sus sucesores no están preservados del pecado, la prueba es que Pedro pecó, pero la oración de Jesús es eficaz y ha conseguido garantizar que los pecados personales de Pedro no puedan deformar el depósito de la fe que se le va a confiar. Este es el milagro de la oración de Jesús. Jesús reza por Pedro para que la vasija de barro no derrame el contenido que tiene dentro, este es el don Cristo a su iglesia, el don del primado, o la asistencia del Espíritu Santo al Papa. No es un privilegio reivindicado por la iglesia sino un don de Cristo a su iglesia fruto de la oración de Cristo al Padre que fue escuchada por su misericordia. Jesús no permite que quedemos a merced del error sembrado por el príncipe de la mentira. El magisterio del Papa es como una tabla de salvación de Cristo que nos preserva de ser engañados.

 . Jesús rebautiza a Simón como Pedro, es curioso porque en los otros apóstoles no se sustituyeron sus nombres, y con ello quiere significar esa nueva misión para la que le llama, al llamarle Pedro (piedra o roca) significa una roca segura y protectora, como hombre prudente y sensato que construye la casa sobre roca, o como la piedra angular sobre la que se apoyan todos los nervios de la construcción. Es decir, ese ser roca, esa seguridad que solo podemos tener en Dios, Dios por pura misericordia le da a Pedro el participar del ser roca para que tengamos donde asirnos. Con esta seguridad nada hemos de temer firmemente unidos a la roca. Y tras esta afirmación viene la consecuencia y seguridad que las puertas del infierno  no prevalecerán sobre ella.

Punto 553 Jesús ha confiado a Pedro una autoridad específica: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 19). El poder de las llaves designa la autoridad para gobernar la casa de Dios, que es la Iglesia. Jesús, "el Buen Pastor" (Jn 10, 11) confirmó este encargo después de su resurrección: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21, 15-17). El poder de "atar y desatar" significa la autoridad para absolver los pecados, pronunciar sentencias doctrinales y tomar decisiones disciplinares en la Iglesia. Jesús confió esta autoridad a la Iglesia por el ministerio de los Apóstoles (cf. Mt 18, 18) y particularmente por el de Pedro, el único a quien Él confió explícitamente las llaves del Reino.

. Jesús confía las llaves del Reino a Pedro, las llaves son símbolo del poder de disposición sobre la casa y sobre la comunidad, la entrega de las llaves significa la entrega del poder. El que tiene las llaves es el que puede decidir la admisión o la expulsión, con la imagen de las llaves Jesús designó también el poder doctrinal. A Pedro le corresponde el poder del gobierno y dirección, ser portador de las llaves quiere decir que tiene que discernir y decidir qué es lo que es recto conforme a Dios y lo que debe ser considerado como permitido o prohibido, este es el poder de enseñar y de gobernar. Luego esta imagen es completada por otra, la de atar y desatar que Jesús  no solo se la dio a Pedro sino también al resto de los apóstoles.  Sin embargo el conjunto de las tres imágenes: la piedra, las llaves y el atar solo se los dio a Pedro.

. Se confirma que la figura de Pedro es de primacía sobre el resto de los apóstoles, de hecho hay una gran diferencia en el número de veces que Pedro es citado (140 veces) y el apóstol que le sigue es Juan (40 veces), hay pues una primacía otorgada por Cristo y reconocida por el resto de los apóstoles. Pero la palabra primacía no significa un privilegio sobre los demás por ser más importante o algo así, sino que lo entendemos en este texto: en Juan 21,15-19 Jesús resucitado se encuentra con Pedro y le vuelve a encomendar la tarea de ser roca, a pesar del pecado de Pedro sigue pidiéndole que “apaciente a mis ovejas….”, esto es lo que significa ser primado, no es hacer lo que uno quiera sino ser el primer servidor, servicio, olvido de uno mismo, darlo todo por los demás. San Pablo que ha tenido una revelación y un encuentro con Cristo, se presenta ante los apóstoles para sentirse confirmado por Pedro, no vaya a ser que se esté engañando, no vaya a caer en la tentación de correr en vano. Pablo sabe que no puede fiarse de su experiencia personal y necesita presentarse ante el resto de los apóstoles para que sea confirmada esa experiencia de encuentro con Cristo y entonces Pablo sube a Jerusalén y recibe la confirmación por parte de Pedro y del colegio apostólico. También nosotros tenemos que confrontar nuestra experiencia espiritual con Pedro, con el magisterio de la iglesia no sea que estemos corriendo en vano, no sea que estemos siendo engañados.


. En Juan 20,3-8 se narra una de las apariciones de Cristo resucitado y como Pedro y Juan habiendo recibido la noticia de Cristo resucitado corren al sepulcro, Juan llega el primero pero no entró, esperó a que Pedro llegase y al entrar Pedro, Juan entró después de él. Es un detalle de delicadeza. Para no correr en vano, espera a Pedro, y tras él su fe es confirmada. 

miércoles, 24 de junio de 2015

Catecismo 549-550. Los Misterios de la vida pública de Jesús. Los signos del Reino de Dios II

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Punto 549 Al liberar a algunos hombres de los males terrenos del hambre (cf. Jn 6, 5-15), de la injusticia (cf. Lc 19, 8), de la enfermedad y de la muerte (cf. Mt 11,5), Jesús realizó unos signos mesiánicos; no obstante, no vino para abolir todos los males aquí abajo (cf. Lc 12, 13. 14; Jn 18, 36), sino a liberar a los hombres de la esclavitud más grave, la del pecado (cf. Jn8, 34-36), que es el obstáculo en su vocación de hijos de Dios y causa de todas sus servidumbres humanas.

. Jesús viene a proclamar la llegada del Reino de Dios, la soberanía de Dios, Dios está aquí haciéndose presente. Comenzamos a percibir que la felicidad es posible aunque la felicidad definitiva solo la vamos a tener en el cielo. Los enemigos de nuestra felicidad son el sufrimiento, de tipo moral, de tipo físico, sufrimiento por padecer el mal de los demás; la muerte que nos está esperando de manera fría e implacable, las expectativas que nos hacemos en nuestra vida acaban; y el pecado, el mío propio y el de los demás. Jesús cuando viene a redimirnos, nos ha dado los signos de la victoria sobre estos tres grandes enemigos de la felicidad: ante el sufrimiento están los milagros que realizó (la multiplicación de los panes, los ciegos ven,…), Jesús es sensible al sufrimiento de los hombres, a Dios le importan nuestros sufrimiento; ante la muerte está la resurrección de Jesús que es el milagro por antonomasia, su victoria sobre la muerte es el milagro definitivo que nos anuncia la victoria sobre la muerte de cada uno de nosotros de forma que esperamos a la muerte no como un verdugo sino como una novia para el desposorio eterno con Dios, gracias a Cristo esto es posible; ante el pecado que es el causante de todos los sufrimientos y de la muerte misma, Cristo lo vence con su gracia.

. Jesucristo no curó a todos los enfermos. El Reino de Dios no es lo mismo que el bienestar humano, no es simplemente repartir los bienes de forma justa, sino ganar los corazones para vivir en gracia de Dios, es una realidad interior que se tiene que traslucir al exterior, el Reino de Dios está dentro de cada uno y se va traduciendo en obras concretas. Acompañar la predicación de Jesucristo del evangelio, de la victoria de la gracia sobre el pecado con las obras no significa sustituir la predicación por obras pues podemos caer en el riesgo de reducir el evangelio a obras sociales aunque esas obras tienen que acompañar la predicación, ésta no se puede reducir a ello.

Punto 550 La venida del Reino de Dios es la derrota del reino de Satanás (cf. Mt 12, 26): "Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios" (Mt 12, 28). Los exorcismos de Jesús liberan a los hombres del dominio de los demonios (cf Lc 8, 26-39). Anticipan la gran victoria de Jesús sobre "el príncipe de este mundo" (Jn 12, 31). Por la Cruz de Cristo será definitivamente establecido el Reino de Dios:Regnavit a ligno Deus ("Dios reinó desde el madero de la Cruz", [Venancio Fortunato,Hymnus "Vexilla Regis": MGH 1/4/1, 34: PL 88, 96]).

. Sin satanás no entendemos el misterio del mal, al que Cristo ha hecho frente. Satanás y sus ángeles no son un Dios del mal, no tienen categoría de divinidad sino que son criaturas, y no tienen poder alguno sobre el hombre que está plenamente unido a Dios. Los evangelios hablan de los demonios de forma muy frecuente, y Jesús presenta la llegada del reino como la victoria sobre satanás, es el signo de que el Reino de Dios ha llegado a nosotros. Los exorcismos son un signo de la victoria sobre satanás. Con la gracia de Cristo, unidos a Cristo no tenemos a que temer, con El lo podemos todo. Es consolador ver que, aunque satanás intenta apartarnos de Dios, que es el príncipe de este mundo, Cristo es rey y su reinado es pleno pues no hay nada que no esté sometido a ese reinado. No temas ni siquiera a la tentación si estas firmemente unido a Cristo. La cruz es el lugar de la victoria porque es la obediencia de Cristo al Padre. Satanás y sus ángeles son por esencia soberbios, desobedientes, en eso ha consistido su pecado, y Cristo por la obediencia al Padre nos redime, en ese confío en Dios, me pongo en Sus manos, en ese acto de obediencia es la victoria definitiva sobre satanás. Nuestro acto de fe es un acto de obediencia, es unirnos a la victoria de Cristo en la cruz. En este mundo el mal es mucho más ruidoso, mete más ruido un árbol que cae que un bosque creciendo, el Reino de Dios sigue creciendo entre nosotros aunque parezca lo contrario. Cuantísima gente buena ofrece su día a Dios, ofrece su enfermedad y sus limitaciones de forma humilde y discreta. El bien vence sobre el mal porque Cristo venció sobre satanás.


. La Madre Teresa decía que cuando satanás nos tienta a nosotros lo que hace es odiar a lo que hay de Dios en nosotros, no es que a satanás le importe tanto el hombre sino que envidia lo que hay de Dios en nosotros.

martes, 23 de junio de 2015

Catecismo 547-548. Los Misterios de la vida pública de Jesús. Los signos del Reino de Dios I

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Punto 547 Jesús acompaña sus palabras con numerosos "milagros, prodigios y signos" (Hch 2, 22) que manifiestan que el Reino está presente en Él. Ellos atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado (cf, Lc 7, 18-23).

. Jesucristo no sólo predicó sino que acompañó su predicación con unas obras muy especiales que en los hechos se les llama milagros, prodigios o signos que son sinónimos. Estos signos atestiguan que Él es el mesías esperado. Un elemento de discernimiento importante del mesías son los signos. En Lucas 7, 18-23 narra cuando Juan Bautista es encarcelado y envía a dos discípulos a preguntar a Jesús si es Él el que ha de venir o hemos de esperar a otro. Jesús les respondió que contaran a Juan lo que han visto: “los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios,… y dichoso aquél que no halla escándalo en mí”. Por tanto tienen una gran importancia los signos que Jesús realizó.

. La negación de la historicidad de los milagros es un error muy grave, Jesucristo se encarnó, Dios se hizo hombre y entra en la historia, y nos habla en nuestro lenguaje. Realiza hechos y obras en la historia, interviene en la historia por amor a sus hijos, realiza signos y milagros para sacudir nuestra incredulidad. El rechazo racionalista hacia la revelación histórica de Dios, hacia la posibilidad de que Dios se muestre con signos y con milagros concretos es la resistencia del hombre al amor de Dios, es la desconfianza a lo que Dios quiere decirnos, es no creernos que Dios nos quiere de verdad o tenerle miedo a lo que nos quiere decir. Dios intervino en la historia de forma visible y constatable.

. Jesús nos dice “… y dichoso aquél que no se escandalice de mí”, es decir, esta frase puede referirse a que Jesús hace muchos signos, pero que son transitorios, es decir, las curaciones que hizo fueron transitorias pues los sanados volverían a enfermar y finalmente fallecerían. Por tanto, los signos no son más que signos, hay que quedarse con el significado del signo. Estos signos están evocando la promesa eterna de la felicidad que Dios nos da en la vida eterna. 

Punto 548 Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado (cf. Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús (cf. Jn 10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe (cf. Mc 5, 25-34; 10, 52). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios (cf. Jn 10, 31-38). Pero también pueden ser "ocasión de escándalo" (Mt 11, 6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos (cf. Jn11, 47-48); incluso se le acusa de obrar movido por los demonios (cf. Mc 3, 22).

. Los milagros qué finalidad tienen?: testimonian que el Padre le ha enviado, en Juan 5,36 dice: “pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado”.” Y en Juan 10,25: “Jesús les respondió: Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí”, es decir, las obras dan testimonio de Jesucristo, dan apoyatura a que Jesús es el enviado del Padre: ”si no me creéis a mí creed a mis obras”…” quién es este al que el cielo y el mar le obedecen…” Jesús liga la explicación de los milagros a la afirmación de que Yo y el Padre somos uno, revela su íntima unión con el Padre.
 . En juan 10,38: ·Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Es decir, esas obras que realiza Jesucristo tienen la finalidad que entendamos la unión tan íntima que hay entre Jesús y el Padre.

. Concede lo que le piden a los que acuden a Él con fe. En los evangelios se ve que en algunas ocasiones le piden milagros que no realiza como el caso de Herodes que ni le responde, pues Herodes le pide milagros para divertirse, como si fuese un circo, y Jesús se niega a hacer milagros ahí por su falta de fe. Pero Jesús sí concede esos milagros a los que acuden con fe, en Marcos 5, 25-34: ”Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias. Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor. Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto, porque pensaba: “Con sólo tocar su manto quedaré curada”. Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal. Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: «¿Quién tocó mi manto? Sus discípulos le dijeron: «¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?». Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido. Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a los pies y le confesó toda la verdad. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad”.  Aquí aunque Jesús estaba rodeado de gente, había una mujer que tenía fe que “arrancó” de Jesús ese milagro.

. En Marcos 10, 52: Jesús le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?. El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino. Es frecuente pues, que los milagros de Jesucristo, Él los ligue a la fe del que lo recibe.

. Jesús es rechazado por algunos: en Juan 11, 47-48: “Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron un Consejo y dijeron: «¿Qué hacemos? Porque este hombre realiza muchos signos. Si lo dejamos seguir así, todos creerán en él, y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación”. Aquí los sumos sacerdotes no niegan los milagros sino que dicen que hay que hacer algo con él, porque les está cambiando sus planes, le rechazan, no quieren acogerlo, se lo quieren quitar de en medio. Incluso se le llega a acusar de que está obrando por los demonios, en Marcos 3, 22: “Los escribas que habían venido de Jerusalén decían: Está poseído por Belzebú y expulsa a los demonios por el poder del Príncipe de los Demonios”.

domingo, 21 de junio de 2015

Catecismo 545-546. Los Misterios de la vida pública de Jesús. El anuncio del Reino de Dios II

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Punto 545 Jesús invita a los pecadores al banquete del Reino: "No he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mc 2, 17; cf. 1 Tim 1, 15). Les invita a la conversión, sin la cual no se puede entrar en el Reino, pero les muestra de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos (cf. Lc 15, 11-32) y la inmensa "alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta" (Lc 15, 7). La prueba suprema de este amor será el sacrificio de su propia vida "para remisión de los pecados" (Mt 26, 28).

. Para poder acoger el Reino de Dios hay que tener un corazón humilde, un corazón pobre de espíritu, un corazón sencillo, además es importantísimo y es muy práctico para entender lo que es el Reino de Dios tener la conciencia de ser pecador y de necesitar la gracia de Dios, son los pecadores los que están invitados a acoger el Reino de Dios y aunque todos estamos invitados porque todos somos pecadores, no todos somos conscientes de ello. Cuando Jesús dice “no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores”, no se refiere a que hay algunos que son justos y por lo tanto no se dirige a ellos sino que el Reino de Dios va a ser acogido por los que tienen conciencia de ser pecadores. La humanidad no se divide entre justos e injustos sino entre pecadores que tienen conciencia de serlo y pecadores que no tienen conciencia de serlo.

. Hoy tenemos una resistencia a considerar el pecado: en un ambiente secularizado en el que al plantear una vida sin Dios dónde no se entiende lo que es el pecado, donde no se entiende que el pecado es responder al amor de Dios y abrazar su voluntad pues no se entiende el pecado. Por otro lado hay personas que vienen a hablar más del amor que del pecado como si esto último fuera algo superado. En la Biblia la palabra pecado y amor vienen a aparecer unas 380/400 veces cada una, es decir, ambas son correlativas no se entiende el pecado sino desde el amor de Dios y desde el amor de Dios se ilumina la existencia del pecado, por tanto no hay que contraponer una cosa a la otra. Donde hablamos del amor de Dios sin hablar del pecado, es como hablar del Padre sin hablar del Hijo cuando uno es respecto al otro. El concepto del pecado es inherente al evangelio, si uno quita el pecado del evangelio está quitando el concepto del amor de Dios al que el hombre tiene que responder y deja al evangelio en el chasis, no le deja nada.

. Quien más tiene conciencia de su pecado, ama más a Dios, tiene más conciencia de su pecado y de la misericordia de Dios. El que piensa que no es pecador piensa que Dios le tiene que perdonar poco y entonces ama poco a Dios. Tenemos que tener cuidado porque a veces nos creemos pecadores solo en teoría, es decir, nos gusta a veces decir que somos pecadores pero no nos gusta tanto que nos lo digan otros con lo que tenemos una conciencia de ser pecador un poco limitada y tenemos que crecer en ella. También nos gusta decir que somos pecadores en general, pero no en lo concreto. También tenemos mucha facilidad en criticar y juzgar al prójimo, y esto quiere decir que no tenemos mucha conciencia de ser pecadores porque si uno tiene conciencia de ser pecador dice que bastante tengo con lo mío como para juzgar a los demás. También a veces nos duelen los pecados no por haber ofendido al Señor que es la clave, sino que nos duelen por nuestro amor propio, por haber fallado un plan propio, por no haber conseguido algo nuestro.

. Cristo nos invita a la conversión y muestra la paciencia y la misericordia sin límites del Padre hacia todos. En Lucas 15,7: ”la inmensa alegría en el cielo porque un solo pecador que se convierta” la alegría del perdón se entiende desde la predicación del Reino de Cristo, sin embargo el demonio nos siembra el miedo, temor y vergüenza en el momento de arrepentirnos, porque convertirse es un gozo, una alegría, es volver a nacer de nuevo.   

Punto 546 Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza (cf. Mc 4, 33-34). Por medio de ellas invita al banquete del Reino (cf. Mt 22, 1-14), pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras (cf. Mt 21, 28-32). Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra (cf.Mt 13, 3-9)? ¿Qué hace con los talentos recibidos (cf. Mt 25, 14-30)? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para "conocer los Misterios del Reino de los cielos" (Mt 13, 11). Para los que están "fuera" (Mc 4, 11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (cf. Mt 13, 10-15).

. Las parábolas es algo muy específico de Jesucristo, las parábolas son un esfuerzo pedagógico para profundizar y comprender, pues pueden ser acogidas por un analfabeto o por una persona muy culta o incluso de diferentes culturas, de diferentes tiempos y condiciones. Trasmiten un contenido y a la vez son sugerentes, siembran en nosotros una tendencia a sacar conclusiones, a como me lo aplico en mi vida. Es un género de expresión muy profundo. En Mc 4,33-34 nos indica que no solo hablaba con parábolas sino que con los más allegados tenía en privado una explicación de la interpretación de las parábolas.

. En la parábola del banquete del Reino donde se invita primero a los principales que comenzaron a excusarse y luego abrió la invitación a todo el mundo, nos hace pensar en que el primer invitado fue el pueblo judío y luego fueron invitados los paganos, pero también nos sugiere que el que no se siente pecador no acoge el Reino mientras que el que se siente pecador es el que acoge el Reino “…las prostitutas os precederán en el Reino de los cielos…”

. En la parábola de las semillas, de los talentos de cada uno de nosotros, etc, nos sugiere nuestra respuesta a la llamada de Dios, es decir, hay profundísimas enseñanzas en el evangelio formuladas en forma de parábolas. También se habla de la parábola como una forma en la que los que no están abiertos al Reino de Dios no van a entender nada, por ejemplo en Mateo 13,10-15:  Los discípulos se acercaron y le dijeron: «¿Por qué les hablas por medio de parábolas?». El les respondió: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene, se le dará más todavía y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. Por eso les hablo por medio de parábolas: porque miran y no ven, oyen y no escuchan ni entienden. Y así se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: "Por más que oigan, no comprenderán, por más que vean, no conocerán, porque el corazón de este pueblo se ha endurecido, tienen tapados sus oídos y han cerrado sus ojos, para que sus ojos no vean, y sus oídos no oigan, y su corazón no comprenda, y no se conviertan, y yo no los cure". Entonces como se entiende esta aparente contradicción en la que por una parte la parábola es un intento de Dios de hacerse entender, de explicarse y ser sugerente a aquéllos que están buscándole, pero por otra parte ocurre que acaban siendo incomprensibles para el que no está abierto a buscar la verdad, no hay razones para quien no quiere entender, quien quiere buscar pegas, quien no acaba de abrir su corazón a Dios se estrella con las parábolas. El evangelio es lo suficientemente claro para que los que buscan a Dios, para que  los sencillos de corazón lo entiendan perfectamente, y es lo suficientemente misterioso para que los que no son sencillos de corazón, los que son soberbios, los que son complicados les parezca una tontería y se cierren a ello y lo rechacen. Las parábolas tienen por tanto la justa medida para hablar al hombre que quiere entender. Si buscas a Dios en el evangelio tienes suficiente luz y si no buscas a Dios te sobran todas las explicaciones. Dios se comunica a quién se abre a él en las parábolas y permanece inalcanzable para quién no se abre a él.


. La conclusión es pedir la gracia para estar abiertos a la acogida del Reino,  de tener conciencia de ser pecador, de ser pobre de espíritu.

sábado, 20 de junio de 2015

Catecismo 543-544. Los Misterios de la vida pública de Jesús. El anuncio del Reino de Dios I

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Punto 543 Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús:
«La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (LG 5).

. Todos estamos llamados a entrar en el Reino de Dios, en el Reino de los cielos. No es un Reino equiparable a los reinos de este mundo. Hubo un autor de las corrientes modernistas que fueron condenadas por la Iglesia que dijo: “Jesús anunció el Reino y luego vino la Iglesia”, como si  Jesucristo no hubiera tenido intención de dar origen y fundar la Iglesia. EL Papa en su libro Jesús de Nazaret dice respondiendo a este autor que la pregunta sobre la Iglesia no es la cuestión primaria, la pregunta fundamental se refiere en realidad a la relación entre el Reino de Dios y Cristo, de ello depende después cómo vamos a entender la Iglesia, es decir, la auténtica pregunta es sobre Jesucristo, después entender que la Iglesia es resultante de la llamada de Cristo a convocar a sus discípulos y a enviarles a evangelizar no es tan difícil. Jesucristo es el enviado de Dios?, el Dios hecho hombre?, el hijo de Dios? esta es la pregunta clave, si la respuesta es sí, entonces no nos tropecemos en lo que no hay que tropezarse. Cristo para llevar adelante su obra de salvación se ha servido de nosotros los hombres, y nosotros los hombres formamos la Iglesia en torno a Jesucristo y como hombres que somos, pues seremos siempre pecadores. La pregunta clave no es por la  Iglesia sino por Jesucristo.

. Todos están llamados, y también aquéllos que no han conocido a Cristo, que serían los cristianos anónimos, pero que han estado abiertos a la inspiración del espíritu en su corazón y si conocieran que esa verdad que ellos buscan en su corazón es Jesucristo, se hubieran adherido a ella. Están adheridos a la verdad y a la bondad pero sin haber descubierto que ambas tienen un rostro personal que es Jesucristo.

. En primer lugar el Reino de Dios fue anunciado a los hijos de Israel, en Mateo 10, 5-7: “A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.” El evangelio de Mateo que está escrito en un contexto de los judíos y está dirigido a los judíos, le recuerda al pueblo de Israel que el plan de Dios es que en primer lugar, el primer pueblo al que fuera la predicación del Reino de Dios fuese el pueblo judío. Y es en un segundo momento cuando esa predicación se abre al resto del mundo: en Mateo 8,11 “Por eso les digo que muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos”… Para entrar en el Reino es necesario acoger la palabra de Jesús, la palabra se compara a una semilla sembrada en el campo, el Reino de Dios es la siembra de la gracia, es como la levadura que cambia la masa, la levadura de Dios te toca el corazón y te cambia la vida, la gracia de Dios es capaz de todo. Dios respeta nuestra vida y ha venido a entrar como una semilla pequeña en nuestra vida. Al abrirnos a esta gracia, a esta semilla, poco a poco todo va cambiando, todo va floreciendo, es vivir en Cristo la vida.

Punto 544 El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los que lo acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para "anunciar la Buena Nueva a los pobres" (Lc 4, 18; cf. Lc 7, 22). Los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 3); a los "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes (cf. Mt 11, 25). Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre (cf. Mc 2, 23-26; Mt 21,18), la sed (cf. Jn 4,6-7; 19,28) y la
privación (cf. Lc 9, 58). Aún más: se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos la condición para entrar en su Reino (cf. Mt 25, 31-46).

. Una condición para poder acogerse al Reino es ser pobre y pequeño: “bienaventurados los pobres, los pobres de espíritu porque de ellos será el Reino de Dios”. Ser pobre de espíritu es una referencia a esperarlo todo de Dios, yo no pongo mi tesoro en esta vida, no busco seguridades en esta vida, no sustento mi felicidad en mi cuenta corriente, no fundamento mi alegría en mi estatus social…, sino que todo lo espero de Dios y solo en El pongo mi confianza. Los pobres para nosotros son un ejemplo de cómo tenemos que ser pobres de espíritu. Si uno fuera pobre de espíritu diciendo que pone su confianza en Dios, dice que para mí Dios es mi confianza y mi sustento, pero al mismo tiempo tengo la cuenta corriente bien asegurada podemos engañarnos, si no me hago solidario, si no uno mi vida con el destino de los pobres físicos me estoy engañando. Los pobres nos enseñan a ser pobres de espíritu. Al ver vivir a una persona pidiendo limosna nos alecciona sobre lo que es pobre de espíritu. Es una actitud de humildad clave y fundamental en nuestra vida.

. A los pequeños es a quiénes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes. Ante Dios no se puede ser un “zorro” en el sentido de cálculos humanos, ante Dios solo se puede ser niño.


. En Jesucristo tenemos encarnado lo que es ser pobre de espíritu: desde el pesebre hasta la cruz Jesús comparte la vida de los pobres, no hace falta teorizar, mirando a Jesucristo vemos el modelo que hay que seguir. Jesús compartió la vida de los pobres, vivió una vida pobre y humilde, conoció el hambre, la sed, la privación y nos enseñó personalmente con su vida. Jesús se identifica con los pobres y hace del amor hacia ellos la condición para entrar en el Reino de los cielos, tú tienes que unir tu destino y tu preocupación con los pobres de este mundo. Cuando dice tuve hambre y me diste de comer… estuve en la cárcel y no me visitasteis,… nos propone que el ideal de ser pobre de espíritu pasa por encontrarle en los pobres de este mundo. Es necesario que nuestro corazón esté preocupado de los pobres de este mundo para que estemos despreocupados de nosotros mismos, para que no hagamos de nuestro yo el centro atención, el centro de nuestra preocupación.

domingo, 14 de junio de 2015

Catecismo 541-542. Los Misterios de la vida pública de Jesús. 'El Reino de Dios está cerca'

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Punto 541 "Después que Juan fue preso, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva" (Mc 1, 15). "Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el Reino de los cielos" (LG 3). Pues bien, la voluntad del Padre es "elevar a los hombres a la participación de la vida divina" (LG 2). Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra "el germen y el comienzo de este Reino" (LG 5).

. La predicación pública de Jesucristo se inaugura después que Juan fue preso, está muy ligado el ministerio de Cristo al de Juan, sabía que era el último de los profetas del Antiguo Testamento e introducía el Nuevo Testamento, además hay una semejanza en el mensaje que proclama Juan para despedirse y el que Jesús proclama como inicio del Nuevo Testamento: Juan habla del reino, de allanad el camino al Señor, preparad el camino, convertíos, mientras que Jesús dice el renio de Dios ha llegado, convertíos y creed en la buena nueva.
Mientras que uno dice que el reino está próximo el otro dice que el reino de Dios ya ha llegado, Juan dice conviértete y cambia de vida y Jesús da la gracia para poder hacerlo, por eso Juan bautiza con agua pero Jesús bautiza con Espíritu Santo y con fuego, da la gracia para la conversión. La prisión de Juan es la que precipita el inicio de la predicación de Jesús, y la muerte y resurrección de Cristo es la que precipita el inicio de la vida de la Iglesia.  

. La voluntad de Dios es elevar a los hombres a la participación de la vida divina, que el hombre conozca a Dios, para eso es la revelación. Dios para esto, convoca a todos los hombres en torno a Jesucristo, él es el enviado del Padre para convocar a todos los hombres al conocimiento de su voluntad.

. La centralidad del mensaje de Jesús es la predicación del reino de Dios. En que consiste el Reino de Dios?. Benedicto XVI en sus escritos nos recuerda el error bastante extendido de que sólo los apóstoles hablaron de la Iglesia, es decir, como si Jesús no hubiese venido a dar a luz y fundar la iglesia, como si Jesús solo hubiera predicado el reino de Dios y luego los apóstoles fundaron la iglesia. Nos recuerda del error del pluralismo religioso, de avanzar en la comunión de las religiones para que trabajaran todas ellas por la paz y la justicia. La gran tentación de este pensamiento de pluralismo religioso es que aquí lo importante no es si Jesucristo, Buddah o Mahoma, aquí incluso lo importante no es si Dios o no Dios, sino que lo importante es ser buena persona, trabajar por la paz y la justicia, y todo lo demás es secundario, lo importante es ponernos de acuerdo en la moral, la ética y entonces el reino de Dios no lo entendemos como la Iglesia, ni como Jesucristo, ni como Dios mismo, sino como los valores. Ni Jesús, ni Dios es el centro, sino el reino. Pero estos valores de justicia y paz en qué se fundan?, porque sin Dios estos valores no tienen un contenido real, se quedan en conceptos hermosos pero vacíos. No podemos caer en la tentación de reducir el reino de Dios a unos valores, no, lo principal del reino de Dios no son unos valores sino Jesucristo mismo. El Reino de Dios es Jesucristo, es una persona divina que se ha encarnado y ha fundado una iglesia, por tanto el Reino de Dios es la persona de Jesús continuada en la obra de la Iglesia. Hoy en día más que decir Cristo sí, iglesia no, se viene a decir espiritualidad sí y religión no, porque la espiritualidad la hago a mi medida y la religión me marca un camino, con la espiritualidad me marco yo el camino a mi gusto y medida. Iglesia y Jesucristo son una sola cosa, la iglesia se presenta como el comienzo de ese reino, se identifica iglesia y reino de Dios.  

Punto 542 Cristo es el corazón mismo de esta reunión de los hombres como "familia de Dios". Los convoca en torno a él por su palabra, por sus señales que manifiestan el Reino de Dios, por el envío de sus discípulos. Sobre todo, él realizará la venida de su Reino por medio del gran Misterio de su Pascua: su muerte en la Cruz y su Resurrección. "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Jn 12, 32). A esta unión con Cristo están llamados todos los hombres (cf. LG 3).

. Decir Jesucristo o decir reino de Dios es lo mismo, y el reino de Dios forma una familia entorno a Jesucristo, no son unos valores etéreos. Esa familia en torno a Jesucristo es la iglesia. Los pasos que Jesús dio para formar esa familia fueron la predicación de su palabra, señales como los signos sacramentales: ”id y bautizad”, “perdonad los pecados”, “haced esto en memoria mía”, Cristo está convocando a una familia para que fueran a predicar la palabra que les había dicho. Luego Cristo tenía una clarísima voluntad de creación de una iglesia que llevase a cabo la obra de salvación para la que el Padre le había enviado.

. En los evangelios hay muchísimos indicios que manifiestan que Jesucristo fundó la iglesia: llamó a los apóstoles, formó una escuela apostólica, convivió esos tres años con ellos, les fue descubriendo los designios que el Padre había puesto en su corazón, conformó sus corazones con el suyo, les envió por todo el mundo a predicar el evangelio, les pidió que bautizasen en su nombre, que celebrasen la eucaristía, eligió a Pedro….. Jesús tenía una clara voluntad de prolongación de lo que el Padre le había encomendado a él.


. Además Jesús da a luz a la iglesia de una manera mística en su muerte y resurrección: Juan 12,32 “cuando yo sea levantado en la tierra atraeré a todos hacia a mí”,  la iglesia nace al pie de la cruz cuando dice “mujer ahí tienes a tu hijo…”, nace en Pentecostés cuando estando los apóstoles reunidos viene el Espíritu Santo sobre ellos, nace en el momento en el que Jesús celebra la eucaristía, nace cuando llama a los doce apóstoles, es decir, que la iglesia no es un momento puntual, sino que nace de toda la vida de Jesucristo

Catecismo 539-540. Los Misterios de la vida pública de Jesús. Las Tentaciones de Jesús II

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Punto 539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.

. Nos equivocamos si hacemos una interpretación del pasaje de las tentaciones como algo simplemente moral. Jesús es el nuevo Adán fiel que no sucumbe a la tentación, Jesús se pone en la misma situación en la que el hombre cayó para redimirnos. Jesús cumple la vocación de Israel, al contrario de ese Israel de corazón endurecido que durante 40 años vago por el desierto. Cristo se revela como el Siervo fiel y obediente a la voluntad. Jesús es vencedor del diablo, ata al hombre fuerte, expulsa a Satanás, ata a Satanás que es el guardián, es el fuerte, para luchar contra el reino del mal. Jesús ata a Satanás en las tentaciones. La victoria de Jesús en el desierto es un anticipo de la victoria de Jesús en la Pasión, la madre de todas las batallas Jesús la afronta en el monte calvario por su suprema obediencia al Padre.

. Hay una famosa homilía de San Agustín comentando el salmo 60 en la que habla de las tentaciones. El título de la homilía es “en Cristo fuimos tentados, en Él vencimos la diablo”, nos dice S Agustín que nuestra vida no puede estar sin tentaciones ya que nuestro progreso se realiza a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado…. En esta vida estamos rodeados de tentaciones, lo primero que hemos de hacer es detectar y darnos cuenta de que existen tentaciones y existe el tentador, no darnos cuenta de que Satanás es el enemigo, nos conduce a equivocarnos. Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, cuando alguien es tentado, cuando satanás te aprieta el zapato por dónde sabe que más te duele, por tu soberbia, por tu pereza, por tu punto flaco…  y entonces uno es capaz de examinar e identificar las propias tentaciones, es una manera de conocernos a nosotros mismos y es un paso muy importante para caminar hacia la santidad. Nadie puede vencer si no ha combatido, es decir, en esta vida hay que luchar contra las tentaciones, y nadie puede combatir si carece de enemigo y tentaciones, son las tentaciones por tanto un instrumento por las que a través de ellas nos santificamos. San Agustín nos indica que no nos reconozcamos únicamente tentados, no seamos débiles o quejicas, ni apesadumbrados, no pensemos solo en que la carne es débil pues el espíritu es fuerte, reconozcámonos venciendo en Cristo y rechazando a satanás, venciendo a satanás en nuestras tentaciones. 

Punto 540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. Por eso Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado" (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.


. Cristo fue tentado a favor nuestro, es decir, estaba asumiendo nuestra condición al ser tentado. En las tres tentaciones hay dos estilos de mesianismo, Satanás propone un mesianismo que sea algo triunfal, de placer, comodidad, hedonismo,… como si el placer fuera lo principal, y esto era una tentación para Jesucristo. Sin embargo el camino de Jesús no tuvo nada que ver con esto, fue el camino de la cruz, dejó de lado las piedras y convirtió el árbol en una cruz. En la segunda tentación ocurre lo mismo, Jesús entró en Jerusalén de forma humilde montado en un borrico pudiendo haber entrado de forma gloriosa y espectacular, pero Jesús rechazó la tentación del poder y del prestigio y eligió la humildad. En la tercera tentación, satanás tienta a Jesús con poseer todos los reinos, el dinero, la tentación de valorar el  tener por encima del ser, apreciar a los demás dependiendo de los bienes que tengan, sentir como enemigos a los que me quitan el primer puesto, etc etc. Jesús rechaza esta tentación siendo pobre, sin tener donde reclinar la cabeza, eligió la pobreza. Las tres tentaciones del desierto son tentaciones mesiánicas que son tentaciones contra la forma en la que Jesús iba a llevar a cabo su mesianismo. Esas tres tentaciones son las tentaciones de todos los tiempos y de toda la humanidad, en el fondo nos aprieta a todos el zapato por alguna de las tentaciones por las que Jesús fue tentado.   

miércoles, 10 de junio de 2015

Catecismo 538. Los Misterios de la vida pública de Jesús. Las Tentaciones de Jesús I

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Punto 538 Los evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo por Juan: "Impulsado por el Espíritu" al desierto, Jesús permanece allí sin comer durante cuarenta días; vive entre los animales y los ángeles le servían (cf. Mc1, 12-13). Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo se aleja de él "hasta el tiempo determinado" (Lc 4, 13).

. Las tentaciones del desierto es un episodio que tiene lugar acto seguido del bautismo de Jesús en el río Jordán. Cristo es investido formalmente en el río Jordán, y entonces ahora lo primero que hace, lo prioritario para Jesús es ir al desierto, movido por el Espíritu Santo se retira cuarenta días al desierto. Aquí aprendemos dos cosas: una es realizar nuestras tareas movido por el ES y la otra es dejar de lado el nuestro afán por el activismo. Es como lo que hizo la Madre Teresa cuando va asumiendo cada vez más actividades y al ver que no llegan a atender a todos los pobres, lo que hacen es más oración. Ante la impotencia añaden una hora más de oración para que el Señor las capacite para llegar a más, y esto es una lógica distinta a la del hombre mundano de hoy que diría vamos a rezar menos y hacer más.

. La primera misión de Jesús es ser tentado y vencer la tentación, Jesús va donde el hombre es tentado y nos da ejemplo para vencer la tentación. Jesús experimenta la tentación. Las tentaciones se narran en los tres evangelios sinópticos aunque en Marcos se hace de forma muy general. Para entender bien las tres tentaciones es importantes verlas en el contexto de cómo Adán y Eva fueron tentados en el paraíso (el querer ser como Dios) y de cómo Israel fue tentado en el desierto (desconfianza por verse el pueblo judío como abandonado en el desierto, es decir, no termino de confiar que Dios me está guiando por el desierto). Jesús vence estas dos tentaciones con una filiación humilde (humildad frente a soberbia) y abandono en manos del Padre (confianza frente a desconfianza). El diablo se aleja de Jesús hasta el tiempo determinado que se produce en Getsemaní dónde vuelve a ser tentado y Jesús le responde “con el hágase tu voluntad y no la mía”. Las tentaciones son sobre todo un intentar apartarnos de Dios, hacer de Dios como algo secundario, superfluo o algo molesto. Es decir, poner primero el pan, el poder, el prestigio, lo material…. antes que el ayuno, la confianza, la humildad…


. Benedicto comentando las tentaciones: “si eres hijo de Dios haz que estas piedras se conviertan en pan” y nos recuerda el pasaje: “si eres hijo de Dios baja de la cruz”, igual que en nuestra vida cuando le decimos que haga un signo para que creamos como por ejemplo: “si existes háznoslo ver, si existes porque no sacias el hambre de los pobres? etc”, frente a esto Benedicto nos remite a la cita: “el pan es importante, la libertad es más importante, pero lo más importante es la fidelidad constante y la adoración a Dios jamás traicionada”. Este orden jerárquico es muy importante. La segunda tentación: “… en alero del templo… si eres hijo de Dios tírate….”, el diablo cita un pasaje del Antiguo Testamento (salmo 91) y Jesús le contesta “también está escrito no tentarás al Señor tu Dios”, es como la discusión entre dos teólogos, y nos dice Benedicto que la interpretación de la Biblia puede convertirse en un instrumento del anticristo, pues a partir de los resultados aparentes de la exégesis se han escrito los peores y más destructivos libros de la figura de Jesús que llegan a desmantelar la fe. Es decir, la interpretación de la Biblia por uno mismo y al margen de la tradición de la iglesia es un peligro tremendo. Esta tentación es como una tentación en la que Jesús tenía que demostrar que era Dios tirándose y dejándose caer por los ángeles. Jesús acoge el salmo 91 en la cruz, se abandona en la cruz, se lanza confiado en las manos del Padre y cumple el salmo 91 cuando dice “Padre a tus manos encomiendo mi espíritu”. La tercera tentación: “… todos estos reinos te daré si postrado me adoras”. Benedicto nos comenta que Jesús en la ascensión a los cielos dice “se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra”, es decir, Jesús no niega que tenga pleno poder sobre los reinos, pero sin el cielo el poder humano es equívoco. Tener el poder humano desconectado del reino de Dios es equívoco. Satanás pretende dar el poder de este mundo a Jesús pero desvinculado de su vocación mesiánica. 

martes, 9 de junio de 2015

Catecismo 537. Los Misterios de la vida pública de Jesús. El Bautismo de Jesús II

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Punto 537 Por el Bautismo, el cristiano se asimila sacramentalmente a Jesús que anticipa en su bautismo su muerte y su resurrección: debe entrar en este misterio de rebajamiento humilde y de arrepentimiento, descender al agua con Jesús, para subir con él, renacer del agua y del Espíritu para convertirse, en el Hijo, en hijo amado del Padre y "vivir una vida nueva" (Rm 6, 4):
«Enterrémonos con Cristo por el Bautismo, para resucitar con él; descendamos con él para ser ascendidos con él; ascendamos con él para ser glorificados con él» (San Gregorio Nacianceno, Oratio 40, 9: PG 36, 369).
«Todo lo que aconteció en Cristo nos enseña que después del baño de agua, el Espíritu Santo desciende sobre nosotros desde lo alto del cielo y que, adoptados por la Voz del Padre, llegamos a ser hijos de Dios. (San Hilario de Poitiers, In evangelium Matthaei, 2, 6: PL 9, 927).

. El episodio del bautismo de Jesús de alguna manera se recoge en los cuatro evangelios, lo cual le da una gran importancia, una gran centralidad a este acontecimiento. En el libro de Benedicto XVI en su primer libro sobre Jesús de Nazaret, en su primer capítulo, nos habla sobre el bautismo de Jesús y nos dice que existe la posibilidad de que Juan Bautista estuviese ligado a los esenios que los hemos conocido más por los hallazgos del Qumran y que nos permitió saber que allí había comunidades monásticas y convivencia de familias que estaban como apartadas de la vida de Israel queriendo conservar el espíritu de la espera de la llegada del salvador. En las comunidades de los esenios utilizaban el agua como un signo, como un rito de purificación interior, existían como piscinas de inmersión con un sentido de purificación, baños rituales,… dice Benedicto XVI que es posible que Juan Bautista viniese de este contexto.

. Juan presenta un bautismo que está ligado a la renovación en el pensar y en el actuar, dice: convertíos, comenzad una vida nueva. Hay una gran relación entre el cambio de vida que Juan pide en el bautismo y la forma en la que Jesús comienza la predicación del reino de los cielos: convertíos y creed en el evangelio. El bautismo de Juan está vinculado al anuncio del juicio de Dios y al anuncio de la llegada del esperado de Israel, para preparar el camino. Al mismo tiempo que se ve que hay una clara introducción de Jesucristo, hay una clara diferencia: “Yo os bautizo con agua pero Él os bautizará con Espíritu Santo y con fuego”. Juan en su bautismo pide la confesión de los pecados, y es un signo de humildad y despojamiento del hombre viejo ligado al bautismo. La simbología de confesar en voz alta los pecados y sumergirse en el agua es un significado de enterrar en el agua los pecados para salir de ellos como un hombre nuevo. Jesús instituye el bautismo partiendo de una sensibilidad de lo que era el significado del agua que Juan había introducido. Benedicto hace una reflexión sobre ese forcejeo entre Juan y Jesús, cuando Jesús va a ser bautizado por Juan, y nos recuerda al episodio en el forcejeo entre Jesús y Pedro en el lavatorio de los pies cuando Pedro no quería lavarle los pies a Jesús, no lo entendía, debía ser al contrario. Hay una similitud elocuente, nos dice que para mendigar la gracia, primero Dios te la mendiga a ti. Como cuando Jesús le pide a la samaritana: “dame de beber” y luego le enseña a ella a pedirlo. Jesús se abaja, quiere enseñar a los hombres a pedir la gracia pues ni necesita el agua ni nada, es un maestro que nos enseña a pedir.

. Benedicto subraya la respuesta que le da Jesús a Juan en ese forcejeo: “déjalo por ahora…”.. pues llegará el momento de la gloria, el momento en que Jesús será adorado por todos en la gloria, servido por todos y será de El de quien recibamos la gracia. Ha venido humillado, oculto, sin hacer alarde de su categoría de Dios, pero un día vendrá en gloria y no ocultará su divinidad. Al final la forma de interpretar el episodio del bautismo es desde la cruz y la resurrección: Jesús entra en el Jordán cargado con la culpa de la humanidad, es la aceptación de la muerte por los pecados de la humanidad, en  Lucas 12,50: “Con un bautismo tengo que ser aceptado y qué angustia sufro hasta que se cumpla!” tiene la angustia de saber que tiene que entregarse a la Pasión y al mismo tiempo abraza la cruz por la redención de los pecados. Esa voz que se escuchó “este es mi hijo amado” es como un signo anticipado de la resurrección. La inmersión en el agua es imagen de su muerte cargado con los pecados de toda la humanidad en la cruz, se adentra en el río, fue crucificado, y esa voz es un signo de la resurrección.

. La aplicación a nuestro bautismo consiste en que de la misma forma que el bautismo del río Jordán está anticipando para Jesús su muerte en la cruz, también para nosotros el bautismo está como anticipando nuestra resurrección, es nacer a una vida nueva, es como un adelanto de la resurrección. Sacramentalmente estamos recibiendo las arras de esa vida eterna que Dios nos quiere dar.


. El bautismo para nosotros es una participación en la lucha transformadora del mundo que Jesús ha emprendido, lo que hizo Jesús en el río Jordán para redimir el mundo nos lo vamos aplicando cada uno sacramentalmente, nos convertimos en hijos en el Hijo, participamos de Él, ponemos a Cristo en el centro. Nosotros asimilamos sacramentalmente lo acontecido en Cristo en ese bautismo del río Jordán, nuestros pecados son enterrados y resucitamos a una vida nueva. Adelantamos nuestra muerte al pecado y vivir a la gracia. Al bautizado se le invita a tener una vida resucitada, morir con Cristo para resucitar con El.

domingo, 7 de junio de 2015

Catecismo 535-536. Los Misterios de la vida pública de Jesús. El Bautismo de Jesús I

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Punto 535 El comienzo (cf. Lc 3, 23) de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán (cf. Hch 1, 22). Juan proclamaba "un bautismo de conversión para el perdón de los pecados" (Lc 3, 3). Una multitud de pecadores, publicanos y soldados (cf. Lc 3, 10-14), fariseos y saduceos (cf. Mt 3, 7) y prostitutas (cf. Mt 21, 32) viene a hacerse bautizar por él. "Entonces aparece Jesús". El Bautista duda. Jesús insiste y recibe el bautismo. Entonces el Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es "mi Hijo amado" (Mt 3, 13-17). Es la manifestación ("Epifanía") de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios.

. El primer episodio de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán. En Lucas 3,23 nos dice que “tenía Jesús al comenzar unos 30 años y era según se creía hijo de José”, es llamativo que diga al comenzar. Juan proclamaba un bautismo que suplica a Dios el perdón de los pecados y desde el momento en que Cristo se bautiza, esa suplica tiene una respuesta por parte de Dios porque los cielos se abren y se escucha “… es mi hijo amado…”. Los que acudían a bautizarse eran considerados pecadores: prostitutas, publicanos, soldados,… y además el Señor nos dice que éstos nos precederán en el reino de los cielos, esto nos tiene que hacer pensar en la necesidad de conversión de los que nos creemos que vivimos de forma más ordenada y podemos sentir que el pecado no va tanto con nosotros, nos creemos que no es tan manifiesto o que lo tenemos superado.

. Cuando Jesús aparece, Juan es el que le dice a Jesús que es él quien debe ser bautizado por Jesús. Sin embargo Jesús insiste en ser bautizado. Este forcejeo entre ambos en el que el bautista piensa que está en la cola de los pecadores, cómo el santo de Dios viene a este sitio?. Jesús no se lo consiente y le responde “déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia”, es decir, que cumplamos el orden de Dios, Jesús asume aquí el pecado de la humanidad. En el bautismo se abren los cielos y el Espíritu Santo en forma de paloma viene sobre Jesús, y una voz proclama que él es “mi Hijo amado”. Esta es la manifestación en que Jesús inaugura el sacramento del bautismo, inaugura un camino de salvación.

Punto 536 El bautismo de Jesús es, por su parte, la aceptación y la inauguración de su misión de Siervo doliente. Se deja contar entre los pecadores (cf. Is 53, 12); es ya "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn 1, 29); anticipa ya el "bautismo" de su muerte sangrienta (cf Mc 10, 38; Lc 12, 50). Viene ya a "cumplir toda justicia" (Mt 3, 15), es decir, se somete enteramente a la voluntad de su Padre: por amor acepta el bautismo de muerte para la remisión de nuestros pecados (cf. Mt 26, 39). A esta aceptación responde la voz del Padre que pone toda su complacencia en su Hijo (cf. Lc 3, 22; Is 42, 1). El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a "posarse" sobre él (Jn 1, 32-33; cf. Is 11, 2). De él manará este Espíritu para toda la humanidad. En su bautismo, "se abrieron los cielos" (Mt 3, 16) que el pecado de Adán había cerrado; y las aguas fueron santificadas por el descenso de Jesús y del Espíritu como preludio de la nueva creación.

. El cántico del siervo de Yahveh en Isaías 53,12 dice “Por eso le daré una parte entre los grandes y él repartirá el botín junto con los poderosos. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los culpables, siendo así que llevaba el pecado de muchos e intercedía en favor de los culpables.” Aquí vemos que Jesús se mezcla entre los pecadores y asume sus pecados, cualquiera pensaría que mezclado con ellos sería un pecador más, y no es casualidad que Jesús en el monte calvario entrega su vida rodeado de dos ladrones, y en el bautismo tenía pecadores por delante y ladrones por detrás. Jesús asume esta imagen de la misión del siervo doliente que en su dolor, ese dolor, es un signo del pecado de la humanidad.

. En Marcos 10,38 Jesús le dijo: «No sabéis lo que pedis. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?». Aquí se muestra el bautismo como un adelanto de la muerte redentora de Jesucristo, como un bautismo de sangre.

. Así en Juan 1,29: “Todo esto sucedió en Betania, al otro lado del Jordán donde Juan bautizaba. Al día siguiente, Juan vio acercarse a Jesús y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. Juan Bautista mismo habla del cordero que quita el pecado del mundo, que era una imagen del Antiguo Testamento, la sangre con la que se habían marcado las puertas de los israelitas les había librado de la muerte. Quienes se dejan lavar sus pecados por esa sangre de Jesucristo redentora, son liberados de la muerte eterna.

. En Mateo 26,36: “Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: «Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya», Jesús acepta ese bautismo de muerte para la remisión de los pecados, hay una aceptación y obediencia de querer lo que el Padre quiera. Jesús acepta voluntariamente, tanto en su ida voluntaria al río Jordán a bautizarse como al monte calvario cuando entrega su vida voluntariamente.


. El Espíritu que Jesús posee en plenitud desde su concepción viene a posarse sobre él, el espíritu se manifiesta sobre él en forma de paloma. Jesús es la fuente del Espíritu Santo, es él quien nos lo tiene que dar, es el agua viva que nos da y que bebiéndola no tendremos más sed. Los cielos se abren, después de una niebla luce el sol, después del cielo cerrado con el pecado de Adán y Eva, se abren con Cristo. Dios derrama su misericordia y su justicia.

Catecismo 534. Los Misterios de la infancia y de la vida oculta de Jesús. Los Misterios de la vida oculta de Jesús II

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Punto 534 El hallazgo de Jesús en el Templo (cf. Lc 2, 41-52) es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su filiación divina: "¿No sabíais que me debo a los asuntos de mi Padre?" María y José "no comprendieron" esta palabra, pero la acogieron en la fe, y María "conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón", a lo largo de todos los años en que Jesús permaneció oculto en el silencio de una vida ordinaria.

.El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los evangelios sobre los treinta años de la vida oculta de Jesús en Nazaret. Esas primeras palabras que nos han llegado de lo que dijo Jesús las guardamos como oro en paño, pues son las primeras que conocemos pronunciadas por él. Este episodio solo lo relata el evangelio de Lucas. Y precisamente porque existe una gran discreción en los evangelios canónicos sobre la vida oculta de Jesús, han sido los evangelios apócrifos los que querían decir algo más, sobre todo en el pseudo Tomás en el capítulo 19 dice: “todos estaban pendientes del niño y se admiraban de ver como dejaba sin palabras a los ancianos y maestros del pueblo desentrañando los puntos principales de la ley y las parábolas de los profetas”, y aunque no los consideremos palabra de Dios, los evangelios apócrifos tienen pasajes hermosos.

. En Lucas 2,41-52 “Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua.” Es decir, se vivía un tiempo religioso, y la familia de Jesús cumplía con creces lo que la ley mandaba a los judíos. Las mujeres no tenían obligación de ir, y los niños tampoco tenían obligación de ir hasta los trece años, y sin embargo María y el niño con doce años subían a Jerusalén, por tanto vemos como cumplen la ley con creces.
“Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta.” La fiesta de Pascua duraba siete días. Podemos imaginar la angustia de María y José de dónde está nuestro hijo?. “Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.” María y José no son conscientes del nivel de intimidad de Jesús con el Padre, ni tampoco son conscientes que está siendo una lección de educar sus corazones, quiere mostrarles que ese niño es ante todo hijo del Padre y les educa y purifica para ese desprendimiento de Jesús. Todo padre o madre tiene un sentido natural de protección y posesión de su hijo, y María estaba siendo educada no en poseer a su hijo sino en entregarlo, no para intentar evitar cualquier sufrimiento y evitar el camino de la cruz, sino para ayudarle a su hijo a llevar el camino de la cruz. “Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que los oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al ver, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?». Ellos no entendieron lo que les decía. Su madre conservaba estas cosas en su corazón.” María y José tras esta situación callan, acogen una palabra misteriosa que no entienden, y María “rumia” todo esto en su corazón. Y nosotros también necesitamos tiempo para interpretar, acoger y personalizar en nuestras vidas los hechos salvíficos y ver el designio de amor que Dios ha tenido. Es destacable en María y José que aunque no entienden, no se rebelan, no se enfadan ni piden explicaciones, sino que acogen en silencio la palabra de su hijo.

. En el detalle de que encontraron a Jesús al tercer día de buscarlo, hay más de un comentarista y padres de la iglesia de los primeros siglos que ven una referencia al tercer día de la resurrección de Cristo, es decir, está preparando en este episodio la espera de María a la resurrección de su hijo Jesucristo. Hubo un tiempo en que la iglesia estaba reducida a un miembro, a María, que era la única que esperaba la resurrección de su hijo. Son pues una preparación para el momento de sufrimiento, el dolor, el momento de la profecía de Simeón en que una espada atravesará su corazón.

. Otro detalle es el hecho de que a Jesús le encuentren en el templo, donde era frecuente el que los seguidores de la doctrina judía se sentasen alrededor de los rabinos para profundizar en la palabra de Dios. Lo solía hacer en el sentido de la diatriba, con preguntas, respuesta y diálogo, pero sin polemizar sino aclarando los términos. Jesús se sienta en medio de los doctores y le rodean y estaban sorprendidos de su sabiduría. Estar sentado es la postura en la que se solía enseñar.

. Un último detalle es la respuesta de Jesús: “porqué me buscabais?...no sabíais que debía estar en la casa (templo) de mi Padre, en las cosas de mi Padre, entre los amigos de mi Padre?”, Jesús responde de forma educadora, al referirse al templo recuerda que a los 40 días de su nacimiento fue ofrecido en el templo y según la tradición judía fue rescatado con la ofrenda de dos pichones. Es pues una forma de recordar que fue ofrecido a Dios, que pertenece a Dios. Al referirse a las cosas, a los asuntos de mi Padre es una referencia a que Jesús ha venido para servir en la redención del mundo, por tanto el horizonte de Jesús es la humanidad entera. Al referirse entre los amigos de mi Padre, nos indica a estar entre los hombre de Dios. Entre los que buscan la voluntad de Dios están la madre y los hermanos, es decir, la familia de Jesús son todos los que quieren servir fielmente a Yahveh.