Punto 539 Los evangelistas indican el sentido salvífico de este acontecimiento misterioso. Jesús es el nuevo Adán que permaneció fiel allí donde el primero sucumbió a la tentación. Jesús cumplió perfectamente la vocación de Israel: al contrario de los que anteriormente provocaron a Dios durante cuarenta años por el desierto (cf. Sal 95, 10), Cristo se revela como el Siervo de Dios totalmente obediente a la voluntad divina. En esto Jesús es vencedor del diablo; él ha "atado al hombre fuerte" para despojarle de lo que se había apropiado (Mc 3, 27). La victoria de Jesús en el desierto sobre el Tentador es un anticipo de la victoria de la Pasión, suprema obediencia de su amor filial al Padre.
. Nos equivocamos si hacemos una interpretación del pasaje de las tentaciones como algo simplemente moral. Jesús es el nuevo Adán fiel que no sucumbe a la tentación, Jesús se pone en la misma situación en la que el hombre cayó para redimirnos. Jesús cumple la vocación de Israel, al contrario de ese Israel de corazón endurecido que durante 40 años vago por el desierto. Cristo se revela como el Siervo fiel y obediente a la voluntad. Jesús es vencedor del diablo, ata al hombre fuerte, expulsa a Satanás, ata a Satanás que es el guardián, es el fuerte, para luchar contra el reino del mal. Jesús ata a Satanás en las tentaciones. La victoria de Jesús en el desierto es un anticipo de la victoria de Jesús en la Pasión, la madre de todas las batallas Jesús la afronta en el monte calvario por su suprema obediencia al Padre.
. Hay una famosa homilía de San Agustín comentando el salmo 60 en la que habla de las tentaciones. El título de la homilía es “en Cristo fuimos tentados, en Él vencimos la diablo”, nos dice S Agustín que nuestra vida no puede estar sin tentaciones ya que nuestro progreso se realiza a través de la tentación, y nadie se conoce a sí mismo si no es tentado…. En esta vida estamos rodeados de tentaciones, lo primero que hemos de hacer es detectar y darnos cuenta de que existen tentaciones y existe el tentador, no darnos cuenta de que Satanás es el enemigo, nos conduce a equivocarnos. Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, cuando alguien es tentado, cuando satanás te aprieta el zapato por dónde sabe que más te duele, por tu soberbia, por tu pereza, por tu punto flaco… y entonces uno es capaz de examinar e identificar las propias tentaciones, es una manera de conocernos a nosotros mismos y es un paso muy importante para caminar hacia la santidad. Nadie puede vencer si no ha combatido, es decir, en esta vida hay que luchar contra las tentaciones, y nadie puede combatir si carece de enemigo y tentaciones, son las tentaciones por tanto un instrumento por las que a través de ellas nos santificamos. San Agustín nos indica que no nos reconozcamos únicamente tentados, no seamos débiles o quejicas, ni apesadumbrados, no pensemos solo en que la carne es débil pues el espíritu es fuerte, reconozcámonos venciendo en Cristo y rechazando a satanás, venciendo a satanás en nuestras tentaciones.
Punto 540 La tentación de Jesús manifiesta la manera que tiene de ser Mesías el Hijo de Dios, en oposición a la que le propone Satanás y a la que los hombres (cf Mt 16, 21-23) le quieren atribuir. Por eso Cristo ha vencido al Tentador en beneficio nuestro: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado" (Hb 4, 15). La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto.
. Cristo fue tentado a favor nuestro, es decir, estaba asumiendo nuestra condición al ser tentado. En las tres tentaciones hay dos estilos de mesianismo, Satanás propone un mesianismo que sea algo triunfal, de placer, comodidad, hedonismo,… como si el placer fuera lo principal, y esto era una tentación para Jesucristo. Sin embargo el camino de Jesús no tuvo nada que ver con esto, fue el camino de la cruz, dejó de lado las piedras y convirtió el árbol en una cruz. En la segunda tentación ocurre lo mismo, Jesús entró en Jerusalén de forma humilde montado en un borrico pudiendo haber entrado de forma gloriosa y espectacular, pero Jesús rechazó la tentación del poder y del prestigio y eligió la humildad. En la tercera tentación, satanás tienta a Jesús con poseer todos los reinos, el dinero, la tentación de valorar el tener por encima del ser, apreciar a los demás dependiendo de los bienes que tengan, sentir como enemigos a los que me quitan el primer puesto, etc etc. Jesús rechaza esta tentación siendo pobre, sin tener donde reclinar la cabeza, eligió la pobreza. Las tres tentaciones del desierto son tentaciones mesiánicas que son tentaciones contra la forma en la que Jesús iba a llevar a cabo su mesianismo. Esas tres tentaciones son las tentaciones de todos los tiempos y de toda la humanidad, en el fondo nos aprieta a todos el zapato por alguna de las tentaciones por las que Jesús fue tentado.
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