Punto
2.601 «Estando Jesús orando en cierto lugar, cuando
terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Maestro, enséñanos a orar”»
(Lc 11, 1). ¿No es acaso, al contemplar a su Maestro en oración, cuando el
discípulo de Cristo desea orar? Entonces, puede aprender del Maestro de
oración. Contemplando y escuchando al Hijo, los hijos aprenden a orar
al Padre.
.
Jesús es para nosotros nuestro modelo de oración. Lucas 11,1 nos dice que Jesús
estando en oración en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos, que
no se dice quién era pero que en el fondo nos representa a todos, le hizo la
famosa pregunta “Maestro enséñanos a orar”. Esta pregunta no nace de una duda
teórica sino que se produce por la atracción que tiene el discípulo al ver a
Jesús orar, el discípulo viendo a Jesús orar comprende que él no sabe orar y
entendió viendo a Jesús que había un misterio al que estaba invitado a
asomarse.
Punto
2.602 Jesús se retira con frecuencia a un lugar
apartado, en la soledad, en la montaña, con preferencia durante la noche,
para orar (cf Mc 1, 35; 6, 46; Lc 5, 16). Lleva a los
hombres en su oración, ya que también asume la humanidad en la
Encarnación, y los ofrece al Padre, ofreciéndose a sí mismo. Él, el Verbo que
ha “asumido la carne”, comparte en su oración humana todo lo que viven “sus
hermanos” (Hb 2, 12); comparte sus debilidades para librarlos de ellas
(cf Hb 2, 15; 4, 15). Para eso le ha enviado el Padre. Sus palabras y
sus obras aparecen entonces como la manifestación visible de su oración “en lo
secreto”.
.
La noche es para Jesucristo un momento privilegiado para vivir su intimidad con
Dios Padre, pasaba horas en oración con su Padre en su presencia. Jesús se
retira con frecuencia a la montaña en soledad para orar, para estar con el
Padre, y aunque su fama se extendía cada vez más, Jesús se retira a los lugares
solitarios donde oraba, Jesús huye de la gloria humana, huye del activismo, Jesús
nos está dando una lección porque nosotros podemos ser tentados también en las
cosas buenas y buscándonos a nosotros mismos gustarnos de ser un showman, de
vernos escuchados por multitudes, de que la gente hable de uno… y eso puede ser
una tentación y Jesús nos enseña a rechazar esa gloria humana y a retirarnos a
la oración.
. Jesús lleva a los hombres en su oración, movido por un amor hasta el extremo tiene una oración de reparación de nuestros pecados, se entrega en vez nuestra, intercede al Padre por cada uno de nosotros. En Juan 18,8 durante el prendimiento en el huerto de los olivos, "Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos", Jesús se entrega en vez nuestra. Jesús en su oración nos lleva a todos nosotros en su mochila, nuestros sufrimientos los presenta al Padre. Jesús ha experimentado la debilidad humana y por eso hemos de acercarnos con confianza, porque tenemos un intercesor que nos comprende.
No hay comentarios:
Publicar un comentario