martes, 25 de julio de 2017

Catecismo 2601-2602. Jesús ora II

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Punto 2.601 «Estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Maestro, enséñanos a orar”» (Lc 11, 1). ¿No es acaso, al contemplar a su Maestro en oración, cuando el discípulo de Cristo desea orar? Entonces, puede aprender del Maestro de oración. Contemplando y escuchando al Hijo, los hijos aprenden a orar al Padre.

. Jesús es para nosotros nuestro modelo de oración. Lucas 11,1 nos dice que Jesús estando en oración en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos, que no se dice quién era pero que en el fondo nos representa a todos, le hizo la famosa pregunta “Maestro enséñanos a orar”. Esta pregunta no nace de una duda teórica sino que se produce por la atracción que tiene el discípulo al ver a Jesús orar, el discípulo viendo a Jesús orar comprende que él no sabe orar y entendió viendo a Jesús que había un misterio al que estaba invitado a asomarse.

Punto 2.602 Jesús se retira con frecuencia a un lugar apartado, en la soledad, en la montaña, con preferencia durante la noche, para orar (cf Mc 1, 35; 6, 46; Lc 5, 16). Lleva a los hombres en su oración, ya que también asume la humanidad en la Encarnación, y los ofrece al Padre, ofreciéndose a sí mismo. Él, el Verbo que ha “asumido la carne”, comparte en su oración humana todo lo que viven “sus hermanos” (Hb 2, 12); comparte sus debilidades para librarlos de ellas (cf Hb 2, 15; 4, 15). Para eso le ha enviado el Padre. Sus palabras y sus obras aparecen entonces como la manifestación visible de su oración “en lo secreto”.

. La noche es para Jesucristo un momento privilegiado para vivir su intimidad con Dios Padre, pasaba horas en oración con su Padre en su presencia. Jesús se retira con frecuencia a la montaña en soledad para orar, para estar con el Padre, y aunque su fama se extendía cada vez más, Jesús se retira a los lugares solitarios donde oraba, Jesús huye de la gloria humana, huye del activismo, Jesús nos está dando una lección porque nosotros podemos ser tentados también en las cosas buenas y buscándonos a nosotros mismos gustarnos de ser un showman, de vernos escuchados por multitudes, de que la gente hable de uno… y eso puede ser una tentación y Jesús nos enseña a rechazar esa gloria humana y a retirarnos a la oración.

. Jesús lleva a los hombres en su oración, movido por un amor hasta el extremo tiene una oración de reparación de nuestros pecados, se entrega en vez nuestra, intercede al Padre por cada uno de nosotros. En Juan 18,8 durante el prendimiento en el huerto de los olivos, "Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos", Jesús se entrega en vez nuestra. Jesús en su oración nos lleva a todos nosotros en su mochila, nuestros sufrimientos los presenta al Padre. Jesús ha experimentado la debilidad humana y por eso hemos de acercarnos con confianza, porque tenemos un intercesor que nos comprende.

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