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Punto 142 Por su revelación, «Dios
invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con
ellos para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía».
La respuesta adecuada a esta invitación es la fe.
. Qué
significa la revelación: el Dios invisible habla a los hombre como amigo ”…
recordamos a Jesús cuando dice: “ a vosotros ya no os llamo siervos, os llamo
amigos”, el siervo no sabe lo que piensa su amo, le obedece sin más. Con los
amigos se comparte la intimidad, se abre el corazón. Así pues, hay una
obediencia de amistad, más allá del servilismo. Dios nos habla como amigo movido
exclusivamente por el amor. En El no hay nada de cotilleo, ni de incontinencia
verbal como nos puede ocurrir a nosotros en nuestra comunicación. Mora con nosotros,
estuvo 30 años en silencio antes de comenzar a predicar, esos 30 años fueron
años de escucha. La clave de la revelación está en el tú a tú en nuestra
relación con Dios. Si nos ocultamos en las manifestaciones colectivas, en las
asambleas, y no hay una comunicación personal con Dios, ni hay un estar a
solas, la acogida de la revelación es insuficiente. Hay que ponerse delante de
El para acoger su revelación que nos invita a la intimidad y al tú a tú. La
revelación es el adelanto del cielo. Cómo pretender el cielo si aquí no nos
abrimos a la revelación?.
. La respuesta adecuada es la fe. Si Dios se
revela, yo me adhiero a El, me fio de El, me entrego a El, le respondo dando un
voto de confianza, es como un hágase, un amén.
.
Los obstáculos que podemos tener al acoger la revelación pueden ser: la
desconfianza, al proyectar en Dios nuestra pobre experiencia, si hemos recibido
muchas heridas afectivas de nuestros amigos, familiares, vivir en una familia
rota,… llega uno a decir que no se fía de nada. Se nos va generando un corazón
que le cuesta confiar. El egoísmo y el materialismo lleva a que muchas veces
nos usemos unos a otros: “por el interés te quiero Andrés”, y cuando dejas de
interesarme, pues paso de ti. Esto son experiencias que hieren el corazón y
acaban teniendo influencia en nuestra relación con Dios. Cuando uno no se fía
de nadie, le cuesta fiarse de Dios. Otro obstáculo es el subjetivismo tan
grande de nuestra cultura, cuando pensamos que la verdad viene de mí y no de
fuera. Dios nos habla. La revelación no es descubrirme a mí mismo, sino descubrirle
a El.
Punto 143 Por la fe, el hombre somete
completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre
da su asentimiento a Dios que se revela. La sagrada Escritura llama «obediencia
de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm 1,5;
16,26)
. La
fe es como un sometimiento, de la inteligencia y la voluntad a Dios. Solamente
la libertad que se somete a la verdad conduce a la persona a su verdadero bien,
el bien de la persona consiste en abrirse a la verdad y realizar la verdad. Hoy
en día se ha endiosado la libertad desligándola de la verdad. De qué se trata?:
de decidir yo o de decidir bien?, da la impresión de que aquí da igual elegir
bien o mal, el caso es que elijas tú, contraponemos libertad a verdad, de qué
me sirve ser yo el que elijo si elijo mal, tengo que ser yo el que elija y
elegir bien. En el evangelio de s Juan: “la verdad os hará libres”,
no dice al revés, que la libertad nos hace verdaderos, pues puedo utilizar mal
mi libertad eligiendo el mal y eso no me hace verdadero, de qué me sirve por
tanto utilizar mal mi libertad, como quien dice “no importa lo que hagas con la
pistola, si usarla para el tiro al blanco o para pegarte un tiro, lo importante
es que utilices tú mismo la pistola. No es cierto decir: no importa lo que
elijas, lo que importa es que elijas tú. La libertad es para elegir la
verdad, de lo contrario para qué la quiero!
. El bien de la persona consiste en estar
en la verdad y en realizar libremente la verdad. Por eso someterse a la
verdad, no significa ser esclavos, sino ser libres para seguir el santo consejo
de Dios. La verdadera libertad es un estado de obediencia, el hombre
se libera del materialismo sujetándose al espíritu, se libera de las pasiones
obedeciendo a la razón, se libera de las modas atándose a la tradición etc,
etc,
.
El orgulloso siempre quiere hacer más, mientras que el humilde quiere obedecer
más, sabiendo que no va a hacer nada al margen de Dios, sino con la gracia de Dios.
La obediencia filial no es una obediencia servil, sino una obediencia por amor.
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