lunes, 1 de diciembre de 2014

Catecismo 144-147. La obediencia de la fe. Abraham, 'Padre de todos los creyentes'

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ARTÍCULO 1
CREO

Punto 144  Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios, la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.

Qué quiere decir “creo”?, se habla de una obediencia a la fe, de un sometimiento libre de nuestro corazón. En la carta a los romanos, s Pablo comienza y termina con la obediencia como identificación de la fe: “Pablo siervo de Jesús,… para predicar la obediencia de la fe…” esta es la carta de presentación de Pablo. Y termina la carta: “… dando a conocer a todos los gentiles por la obediencia de la fe…”. La palabra obedecer nos puede sugerir una adhesión obligada, tiende a tener un contexto negativo, como algo que se impone. La etimología de obedecer significa saber escuchar al que tienes ante ti. Obedecer es saber escuchar. Todos estamos obedeciendo a otros de una forma u otra aunque no seamos conscientes. Oímos muchas cosas, pero escuchamos solo algunas. Soy consciente de a quién obedezco para vivir y ser conforme al designio que Dios ha establecido en mi vida?, nosotros hemos elegido desde nuestra libertad, servir al señor de la vida.
Hay obediencias exteriores como normas, horarios, disciplina, donde no se pide un asentimiento interno. En el acto de fe, tenemos una obediencia interior y libre. Abraham es el modelo de obediencia y María es la realización más perfecta del acto de fe, de la obediencia.

. La fe es un acto de obediencia y obedecer es escuchar interiormente y libremente al que está frente a nosotros. La obediencia no es un acto irracional, sino escuchar más profundamente.

Abraham, «padre de todos los creyentes»

Punto 145  La carta a los Hebreos, en el gran elogio de la fe de los antepasados, insiste particularmente en la fe de Abraham: «Por la fe, Abraham obedeció y salió para el lugar que había de recibir en herencia, y salió sin saber a dónde iba» (Hb 11,8; cf. Gn 12,1-4). Por la fe, vivió como extranjero y peregrino en la Tierra prometida (cf. Gn 23,4). Por la fe, a Sara se le otorgó el concebir al hijo de la promesa. Por la fe, finalmente, Abraham ofreció a su hijo único en sacrificio (cf. Hb 11,17).

. ​Abraham se nos muestra como el modelo de la fe. La carta a los hebreos insiste particularmente en la fe de Abraham, en su vida hay un gran testimonio del voto de confianza que hace a Dios, por la fe marcha fuera sin saber a dónde iba, por la fe ofreció a su único hijo en sacrificio.  Abraham no pregunta cómo va a ser esa tierra a la que le piden que vaya, va donde Dios le dice sin preguntar, deja sus comodidades y se fía de Dios, porque entiende que Dios sabe más. Da el paso sin preguntar por seguridades ni réditos, el primero da el paso y luego verás que Dios te da el ciento por uno, y lo verás después, no pretendas verlo antes. Esta es la gran lección de Abraham de despojarse. Va un país extranjero donde corre riesgos, peligros, no ve que se esté cumpliendo que Yahveh le dé una gran descendencia, etc etc, y cuando le da un hijo, le pide que lo sacrifique. Una situación en la que no se entiende nada. Sin embargo, Abraham sigue confiando y está dispuesto a ofrecer su único hijo.

Punto 146  Abraham realiza así la definición de la fe dada por la carta a los Hebreos: «La fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Hb 11,1). «Creyó Abraham en Dios y le fue reputado como justicia» (Rm 4,3; cf. Gn 15,6). Y por eso, fortalecido por su fe , Abraham fue hecho «padre de todos los creyentes» (Rm 4,11.18; cf. Gn15, 5).

. Abraham hizo una “apuesta”, y la garantía que tenía era su propia fe. Es así pues que su confianza en Dios era total. En el acto de fe, el hombre vence su materialismo, es un acto espiritual. Cuando Dios nos pone al desnudo delante de Él, que ocurre tarde o temprano, la única garantía que tengo es la propia fe.

Punto 147  El Antiguo Testamento es rico en testimonios acerca de esta fe. La carta a los Hebreos proclama el elogio de la fe ejemplar por la que los antiguos «fueron alabados» (Hb 11, 2.39). Sin embargo, «Dios tenía ya dispuesto algo mejor»: la gracia de creer en su Hijo Jesús, «el que inicia y consuma la fe» (Hb 11,40; 12,2).


. La fe del Antiguo Testamento, finalmente en el Nuevo Testamento se expresa en Jesucristo, pasamos de tener fe en Yahveh a tener fe en Jesucristo. Jesús se identifica con Yahveh. La consumación de nuestra fe será vivir con Jesús para siempre.

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