lunes, 8 de diciembre de 2014

Catecismo 157-158. Las características de la fe. La fe y la inteligencia II

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Punto 157  La fe es cierta, más cierta que todo conocimiento humano, porque se funda en la Palabra misma de Dios, que no puede mentir. Ciertamente las verdades reveladas pueden parecer oscuras a la razón y a la experiencia humanas, pero «la certeza que da la luz divina es mayor que la que da la luz de la razón natural» (Santo Tomás de Aquino, S.Th., 2-2, q.171, a. 5, 3). «Diez mil dificultades no hacen una sola duda» (J. H. Newman, Apologia pro vita sua, c. 5).

. La fe es una certeza, más cierta que todo conocimiento humano. Esta afirmación es atrevida, pues la fe es una adhesión a algo que no has visto, y otros conocimientos humanos conocen lo que pueden experimentar y comprobar. Hay un conocimiento humano experimental en el laboratorio, científicamente verificable, que nos parece mucho más fuerte y evidente que la fe, que no la puedo comprobar científicamente. Esto es cierto, hay conocimientos con  evidencias comprobables que la fe no tiene, pero la certeza no es algo objetivamente comprobable sino un convencimiento interno nuestro personal. Estoy más cierto de lo que Dios ha revelado, que de otros conocimientos que se puedan comprobar experimentalmente. La certeza es la adhesión mía de mi convicción. La fe tiene una certeza que es superior a la del conocimiento humano.

. No es lo mismo el conocimiento experimental que es científicamente comprobable, que el conocimiento experencial que entra en el saber del corazón. Porqué la fe tiene tanta certeza?: porque está apoyada en la revelación de Dios que permanece para siempre. Trasciende los tiempos y lugares. Dios no se equivoca ni puede mentir. Lo que se apoya en Dios es más cierto que lo que se apoya en el conocimiento humano, me fio más de Dios que de los logros del hombre que en un futuro pueden cambiar y de hecho cambian. El hombre puede fiarse de Dios de una manera incondicional.

. Ejemplo de la certeza de la fe: creemos que Jesucristo está presente en la eucaristía, creemos que su cuerpo y su sangre están presentes en el pan y el vino. Lógicamente, si llamamos a un físico al que se le permite hacer un análisis de ese pan y ese vino en el laboratorio, lo que van a comprobar es que se trata de pan y vino, no van a tener la capacidad desde el conocimiento experimental científico de conocer la presencia de Cristo en la eucaristía, porque llegan al conocimiento de la física, no llegan al de la metafísica que está más allá de la física. La presencia de Cristo en la eucaristía es completamente real, pero no es física, es metafísica. Uno de que se fía más?, del análisis del laboratorio o de lo que dice la fe de que Cristo está ahí presente?: pues de los dos, no hay contradicción. Hay grados diferentes de conocimiento que no son contradictorios. La fe va más allá, es capaz de ver donde el conocimiento humano no ve.

Punto 158  «La fe trata de comprender» (San Anselmo de Canterbury, Proslogion, proemium: PL 153, 225A) es inherente a la fe que el creyente desee conocer mejor a aquel en quien ha puesto su fe, y comprender mejor lo que le ha sido revelado; un conocimiento más penetrante suscitará a su vez una fe mayor, cada vez más encendida de amor. La gracia de la fe abre «los ojos del corazón» (Ef 1,18) para una inteligencia viva de los contenidos de la Revelación, es decir, del conjunto del designio de Dios y de los misterios de la fe, de su conexión entre sí y con Cristo, centro del Misterio revelado. Ahora bien, «para que la inteligencia de la Revelación sea más profunda, el mismo Espíritu Santo perfecciona constantemente la fe por medio de sus dones» (DV 5). Así, según el adagio de san Agustín (Sermo 43,7,9: PL 38, 258), «creo para comprender y comprendo para creer mejor».

. La fe trata de comprender, no se limita a decir creo, uno se hace preguntas para comprender. Un poco de sabiduría humana suele alejar de la fe, y un poco más de sabiduría te acerca a la fe y a Dios.

. Cuanto más conoces más amas, y cuanto más amo más deseo conocer. La fe abre los ojos del corazón, de la mente, para darnos deseo  y capacidad para conocer a Dios.

. Desde la fe creo para comprender, me hago preguntas para entender mejor, y comprendo para creer, para abrirme más a la fe. Fe y razón son como las dos alas del ave que se conjugan para volar.

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