Punto 159 Fe y ciencia. «A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber contradicción entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios e infunde la fe otorga al espíritu humano la luz de la razón, Dios no puede negarse a sí mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero» (Concilio Vaticano I: DS 3017). «Por eso, la investigación metódica en todas las disciplinas, si se procede de un modo realmente científico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Dios. Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son»
.
La fe está por encima de la razón, pero no están en desacuerdo. La fe va más
allá de la razón y no son contradictorias. No hay dos verdades y creemos en
el principio de no contradicción, es decir, no es posible que una cosa sea
verdad y mentira a la vez. Que esto sea verdadero desde el punto de vista
religioso y falso desde el científico no es posible. Fe y ciencia son distintas
pero se complementan y se iluminan. Con respecto a la historia, la ciencia ha
nacido del cristianismo, los monjes guardaron y transmitieron las culturas paganas
de Grecia y Roma, los bárbaros acabaron con todo, y las universidades
nacieron de la iglesia. La primera universidad europea fue la de Palencia,
dada a luz por la iglesia. En la religión cristiana la ciencia nunca se ha
concebido como opuesta a la fe. Hay muchísimos casos que lo pueden
autentificar:
Luis Pasteur decía un poco de ciencia te
aleja de Dios pero mucha ciencia te devuelve a Dios.
Heisenberg (premio nobel de física) decía
que el primer sorbo de la copa de la ciencia te vuelve ateo, pero en el fondo
de la copa te está esperando Dios.
Max Born, otro nobel de física, decía que
solo la gente boba dice que el estudio de la ciencia lleva al ateísmo.
Newton: lo que sabemos es una gota y lo que
ignoramos es un inmenso oceáno.
Einstein, Copérnico, Volta etc. etc.
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La verdadera ciencia cuanto más progresa, más cerca está de Dios.
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La mano de Dios no solo guía al teólogo, sino también al químico y al astrónomo,
también la ciencia tiene su último fundamento en Dios. Todo tiene en Dios su
último origen.
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Tiene que haber un diálogo entre fe y ciencia que no sea de conflicto, sino que
se iluminen mutuamente. La ciencia necesita de la conciencia, Dios nos
dijo que domináramos la tierra, y al mismo tiempo, además de ser dueños de la
tierra hemos de ser respetuosos con ella y esclavos de nuestra conciencia. La
ciencia sin conciencia humana es coja. El propio Gandhi cuando denuncia siete
pecados, entre ellos está la ciencia sin humanidad.
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