miércoles, 10 de diciembre de 2014

Catecismo 160-162. Las características de la fe. La libertad de la fe. La necesidad de la fe. La perseverancia en la fe

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La libertad de la fe
Punto 160  «El hombre, al creer, debe responder voluntariamente a Dios; nadie debe ser obligado contra su voluntad a abrazar la fe. En efecto, el acto de fe es voluntario por su propia naturaleza» (DH 10; cf. CDC, can.748,2). «Ciertamente, Dios llama a los hombres a servirle en espíritu y en verdad. Por ello, quedan vinculados en conciencia, pero no coaccionados [...] Esto se hizo patente, sobre todo, en Cristo Jesús» (DH 11). En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión, Él no forzó jamás a nadie. «Dio testimonio de la verdad, pero no quiso imponerla por la fuerza a los que le contradecían. Pues su reino [...] crece por el amor con que Cristo, exaltado en la cruz, atrae a los hombres hacia Él» (DH 11).

. La fe es una gracia, un acto humano, va más allá de la razón, es cierta, .. la fe es libre, es algo voluntario, nadie puede ser obligado contra su voluntad a abrazar la fe. La fe es una respuesta a una llamada, Dios toca la puerta de tu vida, y ante esta llamada la respuesta es libre. Lo más humano es nuestra libertad, es lo único que Dios pone en nuestra mano, y le respondemos libremente, le decimos sí o no, nos abrimos o nos cerramos. Dios quiere nuestra respuesta libre porque quiere tener una relación de amigo y no de siervo “ a vosotros no os llamo siervos, os llamo amigos”. Dios espera de nosotros esa respuesta libre de amor. No nos obliga a que le amemos.

. A nadie le es lícito jamás coaccionar a los hombres a abrazar la fe católica contra su conciencia, como ocurre en otras religiones y otros lugares donde reina el fundamentalismo. Entre nosotros también hay una presión y una falta de libertad solapada para que los creyentes se sientan avergonzados y ridiculizados por profesar su fe. Es decir, una presión cultural y del ambiente que nos presiona para impedir nuestra libertad de fe.

. Cristo nos enseñó a que la fe tenía que ser propuesta y no impuesta. La fe se propone pero no se impone. Jesús conjugó la verdad con la libertad, dejando a los que les rechazaban, dejándoles a ver si daban fruto, es decir, tenía un espíritu paciente, rechaza la violencia, con respuestas pacíficas.
La necesidad de la fe
Punto 161  Creer en Cristo Jesús y en Aquel que lo envió para salvarnos es necesario para obtener esa salvación (cf. Mc 16,16; Jn 3,36; 6,40 e.a.). «Puesto que "sin la fe... es imposible agradar a Dios" (Hb 11,6) y llegara participar en la condición de sus hijos, nadie es justificado sin ella, y nadie, a no ser que "haya perseverado en ella hasta el fin" (Mt 10,22; 24,13), obtendrá la vida eterna» (Concilio Vaticano I: DS 3012; cf. Concilio de Trento: DS 1532).

. La fe siendo un acto de nuestra libertad, es necesaria para nuestra salvación, en la fe nos jugamos la acogida o el rechazo. Tener o no tener fe no es una cuestión baladí, dice Mc 16,16 “ el que crea y sea bautizado se salvará y el que no crea se condenará”, en Jn 3,36 “ el que cree en el Hijo tiene vida eterna, el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida sino que la cólera de Dios permanece sobre él”, esto es clave en toda nuestra vida. Sin la fe, sin ponernos confiadamente en manos de Dios, poniéndonos nosotros en el centro en lugar de Dios, nos cerramos a la salvación.

La perseverancia en la fe
Punto 162  La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: «Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe» (1 Tm 1,18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente (cf. Mc 9,24; Lc 17,5; 22,32); debe «actuar por la caridad» (Ga 5,6; cf. St 2,14-26), ser sostenida por la esperanza (cf. Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

. La fe es un don gratuito que podemos perderlo, es posible que alguien se aparte de la fe, como las secularizaciones de sacerdotes, y debe ser motivo de reflexión profunda: “el que se sienta seguro tenga cuidado y no caiga”, la fe es un don que hay pedir a Dios, como niños, que seamos afianzados en ella, nuestra relación con Dios siempre está comenzando. Hay que alimentar la fe, los propios sacerdotes tienen que alimentarse también a sí mismos. En Mc 9,24 “ todo es posible para quien tiene fe…  creo pero ayuda a mi poca fe”, mi fe es débil y hemos de pedir a Dios que nos la aumente. Si no te das cuenta de lo importante que es la fe, del regalo que tienes, difícilmente podrás perseverar en ella.


. Señor aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Cuando hablamos de fe, no la separamos nunca de la caridad y la esperanza, todas tienen que ir juntas.    

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