Punto 543 Todos los hombres están llamados a entrar en el Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel (cf. Mt 10, 5-7), este reino mesiánico está destinado a acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8, 11; 28, 19). Para entrar en él, es necesario acoger la palabra de Jesús:
«La palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (LG 5).
. Todos estamos llamados a entrar en el Reino de Dios, en el Reino de los cielos. No es un Reino equiparable a los reinos de este mundo. Hubo un autor de las corrientes modernistas que fueron condenadas por la Iglesia que dijo: “Jesús anunció el Reino y luego vino la Iglesia”, como si Jesucristo no hubiera tenido intención de dar origen y fundar la Iglesia. EL Papa en su libro Jesús de Nazaret dice respondiendo a este autor que la pregunta sobre la Iglesia no es la cuestión primaria, la pregunta fundamental se refiere en realidad a la relación entre el Reino de Dios y Cristo, de ello depende después cómo vamos a entender la Iglesia, es decir, la auténtica pregunta es sobre Jesucristo, después entender que la Iglesia es resultante de la llamada de Cristo a convocar a sus discípulos y a enviarles a evangelizar no es tan difícil. Jesucristo es el enviado de Dios?, el Dios hecho hombre?, el hijo de Dios? esta es la pregunta clave, si la respuesta es sí, entonces no nos tropecemos en lo que no hay que tropezarse. Cristo para llevar adelante su obra de salvación se ha servido de nosotros los hombres, y nosotros los hombres formamos la Iglesia en torno a Jesucristo y como hombres que somos, pues seremos siempre pecadores. La pregunta clave no es por la Iglesia sino por Jesucristo.
. Todos están llamados, y también aquéllos que no han conocido a Cristo, que serían los cristianos anónimos, pero que han estado abiertos a la inspiración del espíritu en su corazón y si conocieran que esa verdad que ellos buscan en su corazón es Jesucristo, se hubieran adherido a ella. Están adheridos a la verdad y a la bondad pero sin haber descubierto que ambas tienen un rostro personal que es Jesucristo.
. En primer lugar el Reino de Dios fue anunciado a los hijos de
Israel, en Mateo 10, 5-7: “A estos Doce, Jesús los
envió con las siguientes instrucciones: «No vayan a regiones paganas, ni entren
en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas
del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está
cerca.” El evangelio de Mateo que está escrito en un contexto de los judíos y
está dirigido a los judíos, le recuerda al pueblo de Israel que el plan de Dios
es que en primer lugar, el primer pueblo al que fuera la predicación del Reino
de Dios fuese el pueblo judío. Y es en un segundo momento cuando esa
predicación se abre al resto del mundo: en Mateo 8,11 “Por eso les digo que
muchos vendrán de Oriente y de Occidente, y se sentarán a la mesa con Abraham,
Isaac y Jacob, en el Reino de los Cielos”… Para entrar en el Reino es
necesario acoger la palabra de Jesús, la palabra se compara a una
semilla sembrada en el campo, el Reino de Dios es la siembra de la gracia, es
como la levadura que cambia la masa, la levadura de Dios te toca el corazón y
te cambia la vida, la gracia de Dios es capaz de todo. Dios respeta nuestra
vida y ha venido a entrar como una semilla pequeña en nuestra vida. Al
abrirnos a esta gracia, a esta semilla, poco a poco todo va cambiando, todo va
floreciendo, es vivir en Cristo la vida.
privación (cf. Lc 9, 58). Aún más: se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos la condición para entrar en su Reino (cf. Mt 25, 31-46).
. Una condición para poder acogerse al Reino es ser pobre y pequeño: “bienaventurados los pobres, los pobres de espíritu porque de ellos será el Reino de Dios”. Ser pobre de espíritu es una referencia a esperarlo todo de Dios, yo no pongo mi tesoro en esta vida, no busco seguridades en esta vida, no sustento mi felicidad en mi cuenta corriente, no fundamento mi alegría en mi estatus social…, sino que todo lo espero de Dios y solo en El pongo mi confianza. Los pobres para nosotros son un ejemplo de cómo tenemos que ser pobres de espíritu. Si uno fuera pobre de espíritu diciendo que pone su confianza en Dios, dice que para mí Dios es mi confianza y mi sustento, pero al mismo tiempo tengo la cuenta corriente bien asegurada podemos engañarnos, si no me hago solidario, si no uno mi vida con el destino de los pobres físicos me estoy engañando. Los pobres nos enseñan a ser pobres de espíritu. Al ver vivir a una persona pidiendo limosna nos alecciona sobre lo que es pobre de espíritu. Es una actitud de humildad clave y fundamental en nuestra vida.
. A los pequeños es a quiénes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes. Ante Dios no se puede ser un “zorro” en el sentido de cálculos humanos, ante Dios solo se puede ser niño.
. En Jesucristo tenemos encarnado lo que es ser pobre de espíritu: desde el pesebre hasta la cruz Jesús comparte la vida de los pobres, no hace falta teorizar, mirando a Jesucristo vemos el modelo que hay que seguir. Jesús compartió la vida de los pobres, vivió una vida pobre y humilde, conoció el hambre, la sed, la privación y nos enseñó personalmente con su vida. Jesús se identifica con los pobres y hace del amor hacia ellos la condición para entrar en el Reino de los cielos, tú tienes que unir tu destino y tu preocupación con los pobres de este mundo. Cuando dice tuve hambre y me diste de comer… estuve en la cárcel y no me visitasteis,… nos propone que el ideal de ser pobre de espíritu pasa por encontrarle en los pobres de este mundo. Es necesario que nuestro corazón esté preocupado de los pobres de este mundo para que estemos despreocupados de nosotros mismos, para que no hagamos de nuestro yo el centro atención, el centro de nuestra preocupación.
Miriam Santaella Abreu/ Congreso Interdisciplinario, Gobierno del Reino de Dios en la tierra.Diásporas, Desterrados . Inmigrantes, Familia.Ambiente.Energía./ miriansantaella@gmail.com
ResponderEliminar