sábado, 10 de enero de 2015

Catecismo 205-206. Dios revela su Nombre. El Dios vivo. 'Yo soy el que soy'

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Punto 205 Dios llama a Moisés desde una zarza que arde sin consumirse. Dios dice a Moisés: "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob" (Ex 3,6). Dios es el Dios de los padres. El que había llamado y guiado a los patriarcas en sus peregrinaciones. Es el Dios fiel y compasivo que se acuerda de ellos y de sus promesas; viene para librar a sus descendientes de la esclavitud. Es el Dios que más allá del espacio y del tiempo lo puede y lo quiere, y que pondrá en obra toda su omnipotencia para este designio.

"Yo soy el que soy"

Moisés dijo a Dios: «Si voy a los hijos de Israel y les digo: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros"; cuando me pregunten: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?» Dijo Dios a Moisés: «Yo soy el que soy». Y añadió: «Así dirás a los hijos de Israel: "Yo soy" me ha enviado a vosotros [...] Este es mi nombre para siempre, por él seré invocado de generación en generación» (Ex 3,13-15).

. En Ex 3,6, en el episodio de la zarza que arde sin consumirse, Dios se identifica como el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, así de esta forma se hace cercano a Moisés. Con esto da confianza a Moisés, para que se le quiten los miedos a lo desconocido que tienes.

. Moisés se acercó a la zarza por curiosidad y Yahveh le llama para implicarle y asociarle a su plan de salvación.  Cuando Dios se revela a Moisés lo hace de forma compasiva y se implica en nuestra historia.

. Dios está más allá del espacio y del tiempo, Dios conduce el hilo de la historia, aunque nos parezca que veamos un nudo liadísimo, Dios es capaz de hacer de ese nudo una línea recta que nos conduce a nuestra salvación, Dios dirige el hilo de la historia aunque nos pueda parecer lo contrario.

. Moisés le pide a Dios algo más, su nombre… es cuando Dios le dice a Moisés; “Yo soy el que soy”. Parece una respuesta esquivada, un acertijo o algo arrogante.

Punto 206 Al revelar su nombre misterioso de YHWH, "Yo soy el que es" o "Yo soy el que soy" o también "Yo soy el que Yo soy", Dios dice quién es y con qué nombre se le debe llamar. Este Nombre Divino es misterioso como Dios es Misterio. Es a la vez un Nombre revelado y como el rechazo de un nombre propio, y por esto mismo expresa mejor a Dios como lo que Él es, infinitamente por encima de todo lo que podemos comprender o decir: es el "Dios escondido" (Is 45,15), su Nombre es inefable (cf. Jc 13,18), y es el Dios que se acerca a los hombres.

. El nombre Yahveh, es un término misterioso, Dios es el ser en sí mismo y nosotros somos una participación del ser de Dios. Santo Tomás de Aquino subrayó esta perspectiva, Dios se definió como el ser en sí mismo, Dios es por sí mismo y nosotros somos una pequeña participación del ser de Dios, yo no soy por mí mismo,  si Dios dejase de sostenerme volvería a la nada. El ser de la creatura, el ser de la creación está siendo sostenido por el ser de Dios.

. Al revelar su nombre, rechaza un nombre propio. Su nombre misterioso, no es que sea algo incomprensible, que nadie entiende, sino que es algo que nos supera. En el caso de Jesús, Dios encarnado, hecho hombre y como hombre que es, también es designado con un nombre que significa salvador. Pero aquí en la primera persona, Dios es el que da el ser a todo lo que tiene nombre, el que da consistencia a todo lo que existe.

. El hombre tiene que purificarse para conocer a Dios, conocer a Dios no es un acto de saciar una curiosidad intelectual, no no no, supone toda una purificación interior, tienes que desprenderte de tu egocentrismo para poder conocer a Dios.


. El auténtico camino de purificación es el que Dios mismo nos ha trazado, en primer lugar con el perdón de nuestros pecados, con el sacramento de la confesión, además las obras de caridad realizadas con el prójimo son otro camino de purificación importantísimo, el ejercicio de la caridad con el necesitado como desprendimiento personal de nuestro tiempo, de nuestros bienes, y luego la mortificación y los sacrificios ofrecidos a Dios por amor. Estos son tres caminos (sacramentos, caridad y mortificación) de purificación en un clima de oración pare encontrarnos con ese Dios que nos supera, que es misterioso y que al mismo tiempo quiere revelarse a nosotros. 

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