jueves, 1 de enero de 2015

Catecismo 189-192. Los símbolos de la fe II

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Punto 189 La primera "Profesión de fe" se hace en el Bautismo. El "Símbolo de la fe" es ante todo el símbolo bautismal. Puesto que el Bautismo es dado "en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19), las verdades de fe profesadas en el Bautismo son articuladas según su referencia a las tres personas de la Santísima Trinidad.

. El bautismo ha sido el lugar en el que han nacido los credos o símbolos de fe. Antes del bautismo se hacen unas preguntas de renuncia de pecado, del mal, de satanás, para ver si hay conciencia y coherencia en la adhesión de fe. Renunciamos a todo aquello que le quita a nuestra vida el señorío de Jesucristo.

Punto 190 El Símbolo se divide, por tanto, en tres partes: "primero habla de la primera Persona divina y de la obra admirable de la creación; a continuación, de la segunda Persona divina y del Misterio de la Redención de los hombres; finalmente, de la tercera Persona divina, fuente y principio de nuestra santificación" (Catecismo Romano, 1,1,3). Son "los tres capítulos de nuestro sello (bautismal)" (San Ireneo de Lyon, Demonstratio apostolicae praedicationis, 100).

. La primera parte de los dos credos habla del padre como el creador, la segunda parte habla del Dios redentor que se le atribuye especialmente a Jesucristo y la tercera parte habla del Dios santificador.

Punto 191 Cada una de estas tres partes se subdividen en una serie de fórmulas variadas y exactas. Utilizando una comparación frecuentemente repetida en las obras de los Santos Padres, llamamos artículos a cada una de las fórmulas del Símbolo que clara y distintamente hemos de creer, lo mismo que llamamos artículos (articulaciones) a las distintas partes en que se divide cada una de las partes del organismo humano (Catecismo Romano, 1,1,4). Según una antigua tradición, atestiguada ya por san Ambrosio, se acostumbra a enumerar doce artículos del Credo, simbolizando con el número de los doce apóstoles el conjunto de la fe apostólica (cf. San Ambrosio, Explanatio Symboli,  8: PL 17, 1158D).


. El credo se divide en artículos o verdades que debemos creer en particular. Se acostumbra a enumerar en 12 los artículos del credo simbolizando el nº de los doce apóstoles. Las articulaciones del credo conjugan las partes y al mismo tiempo las separan, siendo la fe un todo, no se puede decir creo en esto y no creo en lo otro. La fe es un todo, o creo en todo o no creo en nada. Sino no sería un credo, sería como mi ideología. Todas las verdades de fe están conjugadas y conjuntadas. Mi fe se apoya en la autoridad del que revela, y si reconozco su autoridad creo en todo lo que dice, y si no creo en su autoridad no creo en nada.
. Se acostumbraba a enumerar el credo en doce verdades de fe:
 1 creo en Dios padre todopoderoso creador del cielo y de la tierra
 2 y en Jesucristo su hijo nuestro señor
 3 que fue concebido por obra del ES, nació de la virgen María
 4 padeció bajo Poncio Pilato, fue crucificado muerto y sepultado
 5 descendió a los infiernos al tercer día resucitó de entre los muertos
 6 subió a los cielos, está sentado a la diestra del padre
 7 desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos
 8 creo en el ES
 9 la santa iglesia católica, la comunión de los santos
 10 el perdón de los pecados
 11 la resurrección de la carne
 12 la vida eterna
Esta división del credo en 12 partes, en la tradición, se ha querido ver simbólicamente con los doce apóstoles, y que cada uno de los apóstoles aportó una articulación en el día de Pentecostés. Esta es una leyenda que se creyó durante la edad media, en donde cada apóstol había recibido una inspiración por una verdad del credo. La formulación del credo debió realizarse en la mitad del siglo III.

Punto 192 A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, han sido numerosas las profesiones o símbolos de la fe: los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas (cf. DS 1-64), el Símbolo Quicumque, llamado de san Atanasio (cf.Ibíd., 75-76), las profesiones de fe de varios Concilios (de Toledo XI: DS 525-541; de Letrán IV: ibíd., 800-802; de Lyon II: ibíd., 851-861; de Trento: ibíd.,1862-1870) o de algunos Papas, como la fides Damasi (cf. DS 71-72) o el "Credo del Pueblo de Dios" de Pablo VI (1968).


. El último credo y con mucho, el más extenso es el de Pablo VI de 1.968, promulgado en dicho año en respuesta al riesgo de vaciar de contenido las formulaciones de la fe. Intervino el Papa para no reducir la fe a un simbolismo subjetivo. Los acontecimientos de la salvación son objetivos. 

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