Punto 2.562 ¿De dónde viene la
oración del hombre? Cualquiera que sea el lenguaje de la oración (gestos y
palabras), el que ora es todo el hombre. Sin embargo, para designar el lugar de
donde brota la oración, las sagradas Escrituras hablan a veces del alma o del
espíritu, y con más frecuencia del corazón (más de mil veces). Es
el corazón el que ora. Si este está alejado de Dios, la expresión de
la oración es vana.
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Es frecuente que dentro de la iglesia se ofrezcan pequeñas escuelas, talleres,
cursillos de oración para insistirnos que tenemos que aprender profundamente a
orar, es algo parecido a lo que nos pasa con el habla. El habla se desarrolla
espontáneamente y luego hay que educar cómo hablar, un niño tiene en su
espontaneidad la capacidad de expresarse en seguida pero para que luego su
expresión no sea tosca, se le va enseñando a hablar. Igual pasa con la oración,
no hacen falta cursillos para poder hablar con Dios, peo si es cierto que
nuestro impulso del corazón tiene que ser madurado, educado, y profundizado.
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Es el hombre entero el que reza, reza la persona, no reza el cuerpo. San
Ireneo, padre la iglesia (S.I-S.II) nos indica que somos cuerpo, somos alma,
somos espíritu encarnado y somos carne espiritualizada. A nosotros esto nos
conviene entenderlo para ver desde dónde reza el hombre: reza el hombre entero,
sería un poco ridículo decir que reza el alma pero no reza el cuerpo.
.
La oración tiene que brotar del interior del hombre y comprometer al hombre
entero, nos indica el Catecismo que en más de mil sitios en la Escritura hablan
de que la oración brota del corazón, comprometiendo al hombre entero.
Punto 2.563 El corazón es la morada
donde yo estoy, o donde yo habito (según la expresión semítica o bíblica: donde
yo “me adentro”). Es nuestro centro escondido, inaprensible, ni por nuestra
razón ni por la de nadie; sólo el Espíritu de Dios puede sondearlo y conocerlo.
Es el lugar de la decisión, en lo más profundo de nuestras tendencias
psíquicas. Es el lugar de la verdad, allí donde elegimos entre la vida y la
muerte. Es el lugar del encuentro, ya que a imagen de Dios, vivimos en
relación: es el lugar de la Alianza.
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El hombre tiene niveles de interioridad, santa Teresa en el castillo interior
nos viene a decir que en la habitación central del castillo a la que ya nadie
puede entrar es el interior del corazón del hombre y es desde ahí donde tenemos
que tomar esa relación con Dios. El corazón no es una mera afectividad
superflua, el concepto bíblico del corazón es lo interior del hombre. Incluso
el corazón contiene recuerdos, pensamientos, proyectos, decisiones, en mi
corazón tengo tomadas decisiones, es más por ejemplo, en Eclesiástico 17,6 nos
dice “Dios nos ha dado un corazón para pensar”, por eso cuando decimos nosotros
que el corazón es solo sentir, son afectos, es cosa de nuestra cultura romántica.
O por ejemplo acordémonos de cuando hablamos de “corazón endurecido” en la
sagrada escritura que es lo mismo que opción de soberbia, cerrazón a la
gracia…. es decir, corazón es mucho más que el mero romanticismo.
Punto 2.564 La oración cristiana es una
relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del
hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre,
en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre.
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En Cristo se realiza la oración, el lugar de encuentro es Jesucristo. Hay que
hacer oración de corazón, es decir que te comprometa tu vida entera cuando
rezas y que no sea una oración superficial y hemos de hacer oración en el
corazón de Cristo, es decir teniendo a Cristo como el lugar de la alianza en el
que Dios ha hablado con el hombre y el hombre ha hablado con Dios, porque Jesús
es ese puente tendido para que mi oración llegue a Dios y para que la Palabra
de Dios llegue a mí.
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