Punto 2.567 Dios es quien primero
llama al hombre. Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su faz,
corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberlo abandonado, el
Dios vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro
misterioso de la oración. Esta iniciativa de amor del Dios fiel es siempre lo
primero en la oración, la actitud del hombre es siempre una respuesta. A medida
que Dios se revela, y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un
llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de palabras
y de actos, tiene lugar un trance que compromete el corazón humano. Este se
revela a través de toda la historia de la salvación.
. En
el punto anterior vimos que el hombre buscaba a Dios y aunque nos parezca que
el hombre moderno de nuestros días ya no es religioso, que ya no tiene
necesidad de Dios, que ya no busca a Dios, pues no nos engañemos, no es verdad,
el hombre busca a Dios, el hombre cuando busca ser feliz, aunque no lo sepa,
está buscando a Dios. En este punto la tesis que se plantea es que es Dios
quien primero llama al hombre. Estés donde estés, tengas una vida ordenada y
piadosa o tengas una situación complicadísima, Dios te está buscando siempre. Se
nos ponen cuatro situaciones distintas:
o
Olvide
el hombre a su creador: uno de los grandes problemas que tiene Dios con
nosotros es que a ver cómo nos llama a la oración si vivimos ocupados en las
creaturas y olvidados del creador. Es lo que se plantea en Lucas 14,16 con la
parábola del banquete: "«Un hombre
dio una gran cena y convidó a muchos; a la hora de la cena envió a su siervo a
decir a los invitados: "Venid, que ya está todo preparado." Pero
todos a una empezaron a excusarse. El primero le dijo: "He comprado un
campo y tengo que ir a verlo; te ruego me dispenses." Y otro dijo:
"He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego me
dispenses." Otro dijo: "Me he casado, y por eso no puedo ir." «Regresó
el siervo y se lo contó a su señor. Entonces, airado el dueño de la casa, dijo
a su siervo: "Sal en seguida a las plazas y calles de la ciudad, y haz
entrar aquí a los pobres y lisiados, y ciegos y cojos." Dijo el siervo:
"Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía hay sitio." Dijo el
señor al siervo: "Sal a los caminos y cercas, y obliga a entrar hasta que
se llene mi casa." Porque os digo que ninguno de aquellos invitados
probará mi cena.»", para poder hacer oración, para poder responder a
la llamada de Dios de tener intimidad con él hace falta una pobreza de
espíritu, un desasimiento de los bienes materiales y por eso el que se acababa
de comprar un campo, el de los bueyes etcétera estaban demasiado ocupados. Cómo
tengamos la cabeza ocupada en tres cosillas materiales ya no tenemos sitio para
nada más porque somos así de limitados, somos capaces de llenar la cabeza con
las criaturas y que nos lleven a alejarnos del creador.
o Se esconda de su
faz: no es lo mismo olvidarse de Dios que esconderse de él, aunque en la práctica
pueda parecer lo mismo, es un poco distinto, el olvido de Dios puede ser más
inconsciente por estar atrapado por los quehaceres de esta vida, mientras que
al esconderse uno es como si se tuviera mala conciencia, uno sabe que algo no
lo está haciendo bien y entonces me escondo para que Dios no me llame. En Génesis
3, cuando Adán y Eva siendo conscientes de que han desobedecido a Dios, se
esconden pues tienen mala conciencia, saben que no han obrado bien. Igual que
el joven rico que quiere tener una parte de su vida que quiere seguir Dios pero
hay otra que la esconde.
o
Corras
detrás de sus ídolos o acuse a Dios de haberle abandonado: es un drama para
Yahveh que el hombre se entregue a los ídolos, es más fácil entregarse a dioses
de barro que entregarse a Dios que es espíritu y vida. Dios tiene con nosotros
una paciencia inmensa hasta que vayamos descubriendo el rostro de Dios
verdadero. Cuántas veces el hombre está acusando a Dios de lo que le pasa en
esta vida? Es impresionante ver como Dios tiene la paciencia de escuchar todas
las burradas que le decimos cuando estamos en un estado de rebote existencial
contra él, hasta que finalmente nos hace caer en cuenta de que tenemos que
confiar en la providencia por encima de todo.
.
A pesar de las situaciones anteriores, Dios se mantiene siempre fiel y en la
medida en que se van superando las dificultades, se produce un diálogo, una
alianza y una vez que el hombre está con Dios, ya uno nunca más se siente solo.
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