lunes, 24 de abril de 2017

Catecismo 2572-2573. La Promesa y la oración de la fe II

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Punto 2.572 Como última purificación de su fe, se le pide al “que había recibido las promesas” (Hb11, 17) que sacrifique al hijo que Dios le ha dado. Su fe no vacila: “Dios proveerá el cordero para el holocausto” (Gn 22, 8), “pensaba que poderoso era Dios aun para resucitar a los muertos” (Hb 11, 19). Así, el padre de los creyentes se hace semejante al Padre que no perdonará a su propio Hijo, sino que lo entregará por todos nosotros (cf Rm 8, 32). La oración restablece al hombre en la semejanza con Dios y le hace participar en la potencia del amor de Dios que salva a la multitud (cf Rm 4, 16-21).

. La oración no es una técnica sino que es la disposición de nuestra vida delante de Dios, de nuestra disposición de confianza y abandono delante de Dios, por eso el Catecismo nos habla de la disposición de Abraham ante Dios. A Abraham se le pide como última purificación de su fe, que sacrifique al hijo que Dios le ha dado, y Abraham no duda sino que confía. Lo que nos enseña el texto de Abraham y su hijo es que cuando le pedimos a Dios un don y Dios nos concede ese don, solemos tener el peligro de apropiarnos de dicho don. La purificación a la que Dios somete a Abraham es para que se dé cuenta del don que Dios le ha dado, Abraham tiene que recibirlo siempre como un regalo diariamente y no sentirse dueño de él. La prueba es que Dios le pide al hijo que le dio, y esto es una prueba tremenda, pues los dones que recibimos de Dios tenemos que sentirlos siempre como dones y no pretender apropiarnos o apegarnos a ellos. El Señor me lo da y en sus manos lo pongo de nuevo, esta es la gran prueba de desprendimiento hacia los dones dados por Dios. No debemos perder nunca la conciencia de gratitud en nuestra vida y por lo tanto de ahí tener un gran desprendimiento.


. La reacción de Abraham ante la prueba de ofrecer su único hijo es de no vacilar y su respuesta es “Dios proveerá”. Esta es la respuesta clave para que aprendamos de ella para nuestra oración. Dios proveerá quiere decir que yo no sé muchas cosas, que yo no entiendo mucho, sólo sé que Dios sabe más y esta es la oración ante Dios. No puedo ser tan soberbio de pretender juzgar a Dios como si le sentara en un banquillo, sino amarle y confiar en él, Dios proveerá, Dios sabe más, y confío en que obedeciéndole me mostrará el camino. La voluntad de Dios no puede estar en contra de mi felicidad y aunque pueda parecer que el camino de Dios está en contradicción con mi felicidad, yo confío en Dios. Esto tiene montones de aplicaciones en nuestra vida.

. El que ora sabe que Dios nos quiere y que Dios lo puede todo por lo tanto uno se puede perfectamente abandonar en Dios y confiar en él y en las situaciones más difíciles puedo decir “todo lo puedo en aquél que me conforta, no temeré unido a él”. Uno es muy débil pero como te fías de Dios que lo puede todo y le dices “hágase tu voluntad”, “que sea lo que Dios quiera”, “Dios proveerá”, entonces uno lo puede todo participando de la potencia del amor de Dios.

Punto 2.573 Dios renueva su promesa a Jacob, cabeza de las doce tribus de Israel (cf Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con “alguien” misterioso que rehúsa revelar su nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia (cf Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8).


. En Génesis 28,10-22 se nos habla del sueño de Jacob hijo de Isaac: "Jacob salió de Berseba y fue a Jarán. Llegando a cierto lugar, se dispuso a hacer noche allí, porque ya se había puesto el sol. Tomó una de las piedras del lugar, se la puso por cabezal, y acostóse en aquel lugar. Y tuvo un sueño; soñó con una escalera apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Y vio que Yahveh estaba sobre ella, y que le dijo: «Yo soy Yahveh, el Dios de tu abuelo Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la doy para ti y tu descendencia. Tu descendencia será como el polvo de la tierra y te extenderás al poniente y al oriente, al norte y al mediodía; y por ti se bendencirán todos los linajes de la tierra; y por tu descendencia. Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te he dicho.» Despertó Jacob de su sueño y dijo: «¡Así pues, está Yahveh en este lugar y yo no lo sabía!» Y asustado dijo: «¡Qué temible es este lugar! ¡Esto no es otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del cielo!» Levantóse Jacob de madrugada, y tomando la piedra que se había puesto por cabezal, la erigió como estela y derramó aceite sobre ella. Y llamó a aquel lugar Betel, aunque el nombre primitivo de la ciudad era Luz. Jacob hizo un voto, diciendo: «Si Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces Yahveh será mi Dios; y esta piedra que he erigido como estela será Casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te pagaré el diezmo.»" En este pasaje conocido como la escala de Jacob, se manifiesta nuevamente la promesa que Dios había hecho a Abraham. Dios estaba revelando a Jacob en un sueño la realidad de Jesucristo y María representados en la escalinata que Dios ha trazado entre Dios y el hombre. La lección que nos quiere dar aquí el Catecismo es la confianza de que Dios quiere trazar su camino para llegar a nosotros, la oración no es inventar un camino sino descubrir el camino que Dios nos ha dado. No es lo mismo ser inventor que descubridor, el inventor se saca de su genio algo que no existía mientras que el descubridor se sorprende al descubrir, al conocer algo que estaba oculto y que le ha sido revelado, por ejemplo uno descubre el Polo Norte pero no lo inventa porque ya existía y en ese sentido quien hace oración lo que hace es descubrir los caminos de Dios. Algunos se piensan que la fe es un invento, y no, la fe es un descubrimiento, que es muy distinto.

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