viernes, 24 de octubre de 2014

Catecismo Punto 39 - 43 : ¿Cómo hablar de Dios?

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Punto 39   ” Al defender la capacidad de la razón humana para conocer a Dios, la Iglesia expresa su confianza en la posibilidad de hablar de Dios a todos los hombres y con todos los hombres. Esta convicción está en la base de su diálogo con las otras religiones, con la filosofía y las ciencias, y también con los no creyentes y los ateos.”

. La Iglesia católica tiene una visión optimista de hablar de Dios, nuestro conocimiento de Dios es real y verdadero, el hombre es capaz de hablar de Dios, pero tiene que ser de una forma humilde.

. Dios ha hecho al hombre interlocutor suyo, luego le ha hecho al hombre capaz de hablar de El.

. Dios no está reservado para unos elegidos, recordar que Jesús se esconde a los soberbios y se revela a la gente humilde.  Entre nosotros tenemos la capacidad de hablar de Dios y lo podemos hacer con todos. El hecho de que nuestras conversaciones sean siempre intrascendentes y que no hablemos de las grandes cuestiones, es como una infrautilización de la razón humana.

. Tenemos capacidad de preguntarnos grandes cosas. Es como tener un coche deportivo e ir a 10 por hora, es ridículo tener un coche capaz de alcanzar una gran velocidad e ir a 10 por hora. Tenemos una capacidad para hablar y abrirnos a los misterios de Dios, y nos podemos quedar en pequeñeces.

Punto 40   “Puesto que nuestro conocimiento de Dios es limitado, nuestro lenguaje sobre Dios lo es también. No podemos nombrar a Dios sino a partir de las criaturas, y según nuestro modo humano limitado de conocer y de pensar.”

. Cómo hablar de Dios?  Nuestro conocimiento de Dios es limitado, luego hablar de Dios ha de hacerse de modo humilde.

. Nos tiene que hacer concluir que cuando Dios se nos muestra de forma incompresible en nuestra vida, tenemos que decir que “Dios sabe más y yo no sé nada”. Hay momentos en los que hay que saber pronunciarlo con plena confianza en Dios.

Punto 41   “Todas las criaturas poseen una cierta semejanza con Dios, muy especialmente el hombre creado a imagen y semejanza de Dios. Las múltiples perfecciones de las criaturas (su verdad, su bondad, su belleza) reflejan, por tanto, la perfección infinita de Dios. Por ello, podemos nombrar a Dios a partir de las perfecciones de sus criaturas, "pues de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor" (Sb 13,5).

. Estamos llamados a preguntar a las criaturas quién fue su creador. Las criaturas en parte nos acercan y en parte nos esconden a Dios. Son verdad, son buenas y son bellas.

Punto 42   “Dios transciende toda criatura. Es preciso, pues, purificar sin cesar nuestro lenguaje de todo lo que tiene de limitado, de expresión por medio de imágenes, de imperfecto, para no confundir al Dios "que está por encima de todo nombre y de todo entendimiento, el invisible y fuera de todo alcance" (Liturgia bizantina. Anáfora de san Juan Crisóstomo) con nuestras representaciones humanas. Nuestras palabras humanas quedan siempre más acá del Misterio de Dios.”

. Hablamos de Dios, pero siempre nos quedamos cortos. Hablamos de Dios siendo conscientes que la descripción que hagamos de él es imperfecta por nuestras limitaciones. 

Punto 43   “Al hablar así de Dios, nuestro lenguaje se expresa ciertamente de modo humano, pero capta realmente a Dios mismo, sin poder, no obstante, expresarlo en su infinita simplicidad. Es preciso recordar, en efecto, que "entre el Creador y la criatura no se puede señalar una semejanza tal que la desemejanza entre ellos no sea mayor todavía" (Concilio de Letrán IV: DS 806), y que "nosotros no podemos captar de Dios lo que Él es, sino solamente lo que no es, y cómo los otros seres se sitúan con relación a Ël" (Santo Tomás de Aquino, Summa contra gentiles, 1,30).”

. El hombre sí puede conocer a Dios, pero el conocimiento que tiene de Dios, es parcial y complejo, no es el conocimiento de simplicidad que tenemos en el cielo, donde viéndole a El, casi conocer y amar se funden. Cuando en el cielo conocemos a Dios a través de la visión beatifica, conocer y amar son una sola cosa.

. El problema que tenemos aquí es que no sabemos ser simples, porque somos demasiado complicados, Jesús nos puso como modelo la sencillez de los niños para conocer a Dios. La visión beatifica de Dios en el cielo está más cerca de la inocencia de un niño que de la sabiduría de un premio nobel.


. En conclusión hablemos de Dios con confianza porque tenemos una capacidad, pero con humildad

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