domingo, 26 de octubre de 2014

Catecismo Punto 50 - DIOS AL ENCUENTRO DEL HOMBRE

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Punto 50  Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Concilio Vaticano I: DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace revelando su misterio, su designio benevolente que estableció desde la eternidad en Cristo en favor de todos los hombres. Revela plenamente su designio enviando a su Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, y al Espíritu Santo.

. Más allá de la razón natural, Dios ha ido al encuentro del hombre mediante la revelación divina. Dios se revela al hombre enviando a Jesucristo y al Espíritu Santo. La revelación es una iniciativa libre y por amor de Dios a la que debemos responder con gratitud.

. Hay que diferenciar una religiosidad natural donde el hombre deduce cuál puede ser su relación con Dios, que parte del hombre dando lugar a unos ritos etc. de la religiosidad revelada o sobrenatural que tiene en Dios el punto de partida.



. Un ejemplo para intentar distinguir esto: imaginemos un periodista de la revista del corazón que quiere acercarse a la vida de un cantante, el cual tiene su propia seguridad y es difícil acercarse a él. El periodista con sus medios, cámaras,.. obtiene fotos donde le ve entrando en sitios, y hace cábalas o elucubra sobre los pasos que da el cantante y lo que pueda estar haciendo. Un día, el periodista recibe una llamada del cantante diciéndole que se ha enterado que desea conocerle y él también quisiera darse a conocer al periodista, así que quedan a tomar algo. El periodista queda sorprendido pues le parece un sueño la situación. El cantante comparte su intimidad, su pasado, sus proyectos etc. Son por lo tanto dos formas de conocer la vida de ese cantante totalmente diferentes, una en la que el periodista desde su debilitada capacidad intentaba y otra es la revelación que hace el propio cantante. Este ejemplo, sirve para entender la revelación como una iniciativa de Dios, esencialmente distinta y muy superior a la que el hombre tenía antes.

. La revelación libre y amorosa de Dios al hombre le lleva a implicarse en la historia, Dios se descubre a todos, la resurrección de Cristo es lo que el hombre necesitaba para saciar su deseo de plenitud, de felicidad, de eternidad. La revelación viene de lo alto, es la palabra que Dios nos dirige desde lo alto, está por encima de nuestras posibilidades.

. Dios se revela al pueblo de Israel, cuando Dios elige un camino de revelación, está eligiendo un camino concreto en el que a unos les toma como instrumentos para llevar su mensaje a todos. Si Dios se tiene que encarnar, en algún sitio lo tiene que hacer, y si se hace hombre y entra en nuestros parámetros históricos, cuando entra en la historia, también está limitado a un tiempo y espacio, pero no discrimina al resto de los pueblos, sino que elige a Israel para ser un pueblo desde el que su revelación se abra a todo el mundo.

. La palabra misterio en el sentido teológico, designa lo que rebasa al hombre en su capacidad de conocimiento, es algo que al hombre le atrae pero que al mismo tiempo le supera. El misterio está continuamente manifestándose y siempre es nuevo, no es como una cábala o acertijo que te dan la fórmula y una vez  que te dan el resultado del acertijo se acaba. Por el hecho de que Dios te lo revele, no deja de ser misterio. Ante un misterio uno siempre tiene que ser humilde.


. La revelación es que Dios te conoce a ti, y te habla, entra en tu casa, te envía a su hijo Jesucristo a hablarte en persona. Jesucristo es el revelador del Padre, y al mismo tiempo el Espíritu Santo es el revelador del Padre y de Jesucristo. Dice el evangelio de San Juan, nadie ha visto al Padre pero quien ha visto al hijo ha visto al Padre, y lo mismo diríamos del Espíritu Santo, es el que en este momento actualiza la presencia de Jesucristo a través de los misterios sacramentales y de la vida de la Iglesia, por eso digamos que quien ha recibido al Espíritu Santo, ha visto al hijo y quien ha visto al hijo ha visto al Padre, esta es como la cadena de revelación.

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