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Dios forma a su pueblo Israel
Punto 62 “Después de la etapa de los patriarcas, Dios constituyó a Israel como su pueblo salvándolo de la esclavitud de Egipto. Estableció con él la alianza del Sinaí y le dio por medio de Moisés su Ley, para que lo reconociese y le sirviera como al único Dios vivo y verdadero, Padre providente y juez justo, y para que esperase al Salvador prometido (cf. DV 3)”.
. La palabra patriarca se suele aplicar a los padres antes del diluvio, y también a los progenitores de Israel: Abraham, Isaac y Jacob. Después de los patriarcas, Dios constituye a su pueblo, hay como una constitución de Israel, en el momento en que el pueblo se hace pueblo, en el momento en que se hace libre de los egipcios. Esa experiencia de esclavitud y humillación es tan fuerte, queda tan marcada, que les une y forma un pueblo.
. A veces para sentirnos pueblo, el compartir un sufrimiento nos une. Cuando vivimos bien, cuando no tenemos un enemigo común, normalmente el pueblo se desune, empezamos a pelearnos entre nosotros, perdemos nuestras raíces, esto nos está pasando a nosotros. Sin embargo en momentos duros nos unimos todos como una piña.
. Yahveh le entrega las tablas a Moisés para que lo reconociese como Dios y para que esperase al salvador prometido.
Punto 63 “Israel es el pueblo sacerdotal de Dios (cf. Ex 19, 6), "sobre el que es invocado el nombre del Señor" (Dt 28, 10). Es el pueblo de aquellos "a quienes Dios habló primero" (Viernes Santo, Pasión y Muerte del Señor, Oración universal VI, Misal Romano), el pueblo de los "hermanos mayores" en la fe de Abraham (cf. Discurso en la sinagoga ante la comunidad hebrea de Roma, 13 abril 1986).
. Israel se configura como el pueblo sacerdotal de Dios, estando consagrado especialmente al servicio de Dios y como puente de Dios para todas las naciones.
. Hablamos aquí del mundo judío como hermanos mayores, haciéndoles una invitación para el encuentro con
Jesucristo. Son a los que Dios habló primero.
Punto 64 “Por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (cf. Is 2,2-4), y que será grabada en los corazones (cf. Jr 31,31-34; Hb 10,16). Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas sus infidelidades (cf. Ez 36), una salvación que incluirá a todas las naciones (cf. Is 49,5-6; 53,11). Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor (cf. So 2,3) quienes mantendrán esta esperanza. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación de Israel. De ellas la figura más pura es María (cf. Lc 1,38)”.
. La etapa de los profetas se suele dividir en: los profetas antiguos, que son los autores de los libros narrativos (Josué, Samuel, el libro de los Reyes…) y los profetas recientes a partir del siglo VIII a.c. que se dividen en los mayores (Isaías, Jeremías y Ezequiel) cuyos libros son más amplios y los profetas menores son doce (Amós, Oseas, Miqueas,…) cuyos libros son más abreviados.
. Isaías nos profetiza la llegada de un tiempo en que todos los pueblos confluirán en Jerusalén, todo el mundo beberá de Israel. Este pueblo lleva al salvador prometido por Dios. Israel comienza a enterarse que lleva al salvador de todo el mundo, no sólo de ellos mismos.
. Los profetas no solo están anunciando la llegada del salvador, sino que además están subrayando el hecho de que la alianza tiene que espiritualizarse. No se trata de cumplir una serie de preceptos y leyes, sino es que tengo que ser santo. Es el cumplimiento de la letra y el espíritu de la ley. La ley tiene que estar grabada en tu corazón.
. Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, una salvación de todos. Dice Isaías que Israel se tiene que abrir a ser el faro de todas las naciones, no es un pueblo elegido excluyente de todos los demás, sino instrumento de Dios, y luz de las naciones.
. Los profetas van predicando la purificación de las infidelidades de Israel. Ezequiel en su capítulo 36, nos habla de volver a convertir el jardín del Edén, es como un sueño de volver al paraíso, y se producirá cuando en nosotros se produzca esa conversión. Ese jardín llega con Jesucristo que viene a ser el nuevo Adán y María la nueva Eva.
. Los pobres y los humildes van a ser claves, ellos van a ser los principales seguidores de Jesús. Paradogicamente, cuando llega el Mesías a Israel, a pesar de tanto esperar, de tanto profeta, curiosamente cuando llega el salvador hay un despiste general, y solo hay un pequeño resto de gente humilde y pobre que reconocen a Jesús. Cuando uno se ata a otros intereses, a su imagen, a su riqueza, etc. es muy complicado esperar, qué difícil es que esperen.
. Las mujeres formaron parte también de ese resto de Israel que estaba esperando la llegada del mesías sin despistarse, estaban más capacitadas para esperar a Jesucristo, por su situación más humilde.
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