PRIMERA
PARTE
LA PROFESIÓN DE LA FE
LA PROFESIÓN DE LA FE
PRIMERA
SECCIÓN
«CREO»-«CREEMOS»
«CREO»-«CREEMOS»
Punto 26 “Cuando profesamos nuestra fe,
comenzamos diciendo: "Creo" o "Creemos". Antes de exponer
la fe de la Iglesia tal como es confesada en el Credo, celebrada en la
Liturgia, vivida en la práctica de los mandamientos y en la oración, nos
preguntamos qué significa "creer". La fe es la respuesta del hombre a
Dios que se revela y se entrega a él, dando al mismo tiempo una luz
sobreabundante al hombre que busca el sentido último de su vida. Por ello
consideramos primeramente esta búsqueda del hombre (capítulo primero), a
continuación la Revelación divina, por la cual Dios viene al encuentro del
hombre (capítulo segundo), y finalmente la respuesta de la fe (capítulo
tercero).”
. Comenzamos diciendo “creo o creemos” como un acto
personal, este acto de fe es algo que los demás no pueden hacer por ti, es cosa
de cada uno. Y en el creemos, es la Iglesia quien nos da luz en la fe. Es la
Iglesia quien me ha dicho cuáles son las verdades reveladas, es quien nos llama
a la conversión, es la que me ha dicho qué evangelios son Palabra de Dios, etc.
Cuando decimos creo, hay detrás un creemos con la fe de los mártires, con la fe
de los apóstoles… con toda la Iglesia apoyándome.
. Para creer, lo primero que hace falta es querer
creer. Para los que quieren creer tengo mil pruebas y para los que no quieren
creer no tengo ninguna (s.Agustín). Para creer lo primero es abrir la puerta,
la puerta que se abre desde tu lado. Dios toca la puerta y espera que tú la
abras. Cuando abres la puerta, te apoyas en la fe de los que creen, en la
Iglesia en la que Cristo ha depositado la fe, haces un acto de confianza en
Dios y también en los demás y en la tradición de la Iglesia. Empiezas a formar
parte de una familia.
. Creer en hebreo significa apoyarse. Creer no es solo
un acto intelectual, sino que creer, es que yo existo para Dios, que soy un
hijo deseado e irremplazable para Dios.
. Fe es respuesta del hombre a Dios que ser revela y se
entrega a él. Dios nos solo nos ha creado, sino que nos ha buscado. Dios te
toca la puerta y tú le abres, le acoges, y El hace morada contigo. Cuando Dios
se revela, le da al hombre una luz sobreabundante, el hombre al conocer a Dios
le permite a él mismo entenderse y comprender el sentido de su vida. En El nos
conocemos a nosotros y en El conocemos al prójimo.
Punto 27 “El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de buscar:
«La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador» (GS 19,1).”
. El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, lo tiene todo el mundo en su corazón, es natural, lo tiene el hombre por ser hombre. Incluso el que no se da cuenta o el que dice que la religión no le dice nada, también lo tiene inscrito en su corazón. Todas las culturas han tenido fe en Dios. No han existido culturas ateas, el ateísmo es un fenómeno moderno.
. Siendo el deseo de Dios natural, la única manera de ser feliz en esta vida es abriéndose a saciar el deseo que tenemos de Dios. Así explicamos porqué los bienes materiales no terminan de saciarnos plenamente. Una vez alcanzado un objetivo material, el hombre sigue insatisfecho.
. Seguro que muchos dirán que ese deseo de Dios inscrito en el corazón del hombre es algo inducido desde fuera por la educación, por la Iglesia, etc. Sin embargo la historia lo niega, en lugares como la URSS donde el estado reprimió la religión, enseñó el ateísmo, arrancó todo vestigio religioso de las escuelas, etc, no se ha perdido el sentido religioso. La educación en todo caso ha servido para encauzar el deseo de Dios que está en el hombre.
. Lo que al hombre le distingue del resto de la creación es que tiene una vocación a la comunión con Dios, una amistad personal con Dios.
. Hay tres tipos de hombres ante la pregunta de quién soy yo, que pinto en esta vida?: Primero los que ni siquiera se lo quieren preguntar, los pasotas, los que no se quieren hacer preguntas raras como esas. Es como los avestruces que aunque escondan la cabeza, las preguntas siguen ahí, no desaparecen, yo sigo existiendo. La segunda postura sería de los que sí se lo plantean, pero no encuentran sentido y dan una respuesta desesperanzada, afirmando que la vida es un asco, que no merece la pena, que viven una amargura interior que a veces se expresan en drogas o alcohol. La tercera postura es Dios es la respuesta, el hombre no es una pasión inútil, ni una pregunta sin respuesta, ni un proyecto sin sentido. Existen unos valores absolutos en la vida, la vida del hombre tiene sentido en referencia a ellos. Dios nos ha creado por amor y ha trazado para cada uno de nosotros planes de amor. El sentido de la vida es intentar vivir los valores que Dios ha sembrado en nosotros.
. Al ser conscientes que sin Dios nadie va a poder ser plenamente feliz, por eso lo predicamos a todo el mundo, y al descubrir a Dios, la vida alcanza otro sentido.
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