Punto 464 El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación del Hijo de Dios no significa que Jesucristo sea en parte Dios y en parte hombre, ni que sea el resultado de una mezcla confusa entre lo divino y lo humano. Él se hizo verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. La Iglesia debió defender y aclarar esta verdad de fe durante los primeros siglos frente a unas herejías que la falseaban.
. Jesucristo no es en parte Dios ni en parte hombre, sino verdaderamente hombre sin dejar de ser verdaderamente Dios. La encarnación es un acontecimiento histórico, sucedió hace unos dos mil años, Dios vino a nosotros en un momento determinado de la historia. Se ha ido reflexionando por parte de la Iglesia sobre el acontecimiento de que Dios se haya encarnado, se haya hecho hombre. Ha habido tres tipos de errores a la hora de conjugar como Dios se ha hecho hombre: 1) el error que niega la divinidad de Jesucristo (herejía de Arrio. 2) El error que niega la humanidad de Jesucristo (gnosticos). 3) El error de no conjugar bien que Jesucristo sea verdadero Dios y verdadero hombre (nestorianos) diciendo bien que son dos personas o bien que es medio Dios y medio hombre. Jesucristo es una única persona.
. El Catecismo nos invita a aclarar y responder a las herejías. Normalmente cuando la iglesia establece un dogma lo hace para aclarar una situación, de tal forma que hemos de abandonar la palabra dogma como una imposición irracional, intransigente o intolerante, todo lo contrario. Benedicto XVI decía que los dogmas no son un muro que me impide ver más allá, sino que son una ventana abierta en el muro que me facilita ver más allá.
. La iglesia definió que Jesucristo tenía dos naturalezas (humana y divina), no porque lo empezara a creer cuando lo definió, lo creía desde siempre. Lo definió porque hubo un hereje concreto que hizo una afirmación contraria y entonces hubo que responderle solemnemente, y para eso se reunieron todos los obispos y dar una respuesta. La explicación de la Iglesia no es algo banal ni superficial, porque a todos nos importa saber quién es Jesucristo.
Punto 465 Las primeras herejías negaron menos la divinidad de Jesucristo que su humanidad verdadera (docetismo gnóstico). Desde la época apostólica la fe cristiana insistió en la verdadera encarnación del Hijo de Dios, "venido en la carne" (cf. 1 Jn 4, 2-3; 2 Jn 7). Pero desde el siglo III, la Iglesia tuvo que afirmar frente a Pablo de Samosata, en un Concilio reunido en Antioquía, que Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza y no por adopción. El primer Concilio Ecuménico de Nicea, en el año 325, confesó en su Credo que el Hijo de Dios es «engendrado, no creado, "de la misma substancia" [en griego homousion] que el Padre» y condenó a Arrio que afirmaba que "el Hijo de Dios salió de la nada" (Concilio de Nicea I: DS 130) y que sería "de una substancia distinta de la del Padre" (Ibíd., 126).
. Las primeras herejías negaban la humanidad de Cristo. A finales del siglo primero ya rondaban este tipo de herejías ante las que los mismos apóstoles estaban alertas, en 1 Juan 4,2-3 “…Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; es el anticristo,…”, es decir, el propio Nuevo Testamento empieza a responder a estas primeras herejías que le daban al cuerpo de Cristo un significado de apariencia (docetismo), como si su cuerpo no fuera un cuerpo humano sino que fuera algo aparente, una especie de energía que se visualiza en apariencia humana. Frente a esto el dogma de la Iglesia utilizó la palabra “carne”, es decir, que se encarnó. El que en el Credo digamos “creo en la resurrección de la carne” es para contestar a este tipo de herejías gnósticas que todo pretenden espiritualizarlo y desencarnarlo, como si Jesús no fuese hijo de María.
. En el siglo III la iglesia tuvo que afirmar que Jesucristo es Hijo de Dios por naturaleza y no por adopción, estamos ante la herejía que niega la divinidad de Cristo. Pablo de Samosata venía a decir que Cristo fue adoptado por Dios, cuando somos nosotros los que hemos sido adoptados por la gracia, pero Cristo no es un hijo adoptado, es el hijo natural de Dios Padre. Arrio negó la divinidad de Jesucristo diciendo que salió de la nada o que fue creado como nosotros. Le contestamos a esta herejía en el credo diciendo que “fue engendrado no creado de la misma naturaleza que el Padre”. Jesucristo, no hubo un tiempo que no existía, es eterno como el Padre. Cristo es eterno, sí ha comenzado a tener una condición humana al encarnarse, pero es que es eterno. Esta es la respuesta que se le da a Arrio.
Punto 466 La herejía nestoriana veía en Cristo una persona humana junto a la persona divina del Hijo de Dios. Frente a ella san Cirilo de Alejandría y el tercer Concilio Ecuménico reunido en Efeso, en el año 431, confesaron que "el Verbo, al unirse en su persona a una carne animada por un alma racional, se hizo hombre" (Concilio de Efeso: DS, 250). La humanidad de Cristo no tiene más sujeto que la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido y hecho suya desde su concepción. Por eso el concilio de Efeso proclamó en el año 431 que María llegó a ser con toda verdad Madre de Dios mediante la concepción humana del Hijo de Dios en su seno: "Madre de Dios, no porque el Verbo de Dios haya tomado de ella su naturaleza divina, sino porque es de ella, de quien tiene el cuerpo sagrado dotado de un alma racional [...] unido a la persona del Verbo, de quien se dice que el Verbo nació según la carne" (DS 251).
. El tercer tipo de error es el que no resuelve las dos realidades de ser verdadero Dios y verdadero hombre. Nestorio enseñaba que en Jesús hay dos personas en lugar de una persona con dos naturalezas. Al haber dos personas según Nestorio se dice que María era medio madre de Jesús. San Cirilo combate esta herejía de Nestorio, convocándose el tercer concilio ecuménico en Efeso.
. Vemos que cuando Jesús se pierde en el templo y después María y José le buscan angustiados, y le encuentran, y Jesús les dice esa frase misteriosa: “porqué me buscabais, no sabéis que tenía que estar en la casa de mi Padre?”… y les está dando un pequeño recordatorio de que su padre natural no es José, sino que es Dios Padre. En Jesucristo no hay dos personas, hay una persona divina que se ha encarnado, que se ha hecho hombre no tomando apariencia humana, sino siendo hombre plenamente. En Jesús hay dos voluntades, dos naturalezas: humana y divina, pero en Jesús no hay dos personas, es una persona la que existía desde siempre. Frente a estas herejías que hablaban de Jesús como medio Dios o medio hombre, confesar a María como madre de Dios nos ayuda a comprender que Jesús es una sola persona, es madre de la persona porque no se es madre de la cosa sino madre de la persona. María nos ayuda a entender quién es Jesucristo. María es camino para conocer a Jesucristo, y Jesucristo es camino para conocer al Padre.
. Las herejías nacen siempre de una tentación que hace que desde nuestra corta lógica humana tengamos la dificultad de encajar el misterio de Dios.
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