domingo, 3 de mayo de 2015

Catecismo 474-477. Cómo es hombre del Hijo de Dios. La voluntad humana de Cristo. El verdadero cuerpo de Cristo

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Punto 474 Debido a su unión con la Sabiduría divina en la persona del Verbo encarnado, el conocimiento humano de Cristo gozaba en plenitud de la ciencia de los designios eternos que había venido a revelar (cf. Mc 8,31; 9,31; 10, 33-34; 14,18-20. 26-30). Lo que reconoce ignorar en este campo (cf. Mc 13,32), declara en otro lugar no tener misión de revelarlo (cf.Hch 1, 7).

. Jesús no son dos personas, es una persona, y es una persona divina porque antes de nacer en Belén, antes de encarnarse en la Virgen María preexistía desde toda la eternidad y es un de las personas de la Santísima Trinidad, por lo tanto es una persona divina. Al encarnarse no toma una especie de disfraz de hombre sino que se hace hombre verdaderamente, asume la naturaleza humana. El encarnarse supone asumir la naturaleza humana con todos los condicionantes que tiene, ha asumido la ley humana que limita la divinidad. Dios libremente al hacerse hombre se ha auto limitado, se somete a la ley humana del crecimiento. Al mismo tiempo a esa ley humana a la que estaba sometido, Jesús tenía una intimidad con el Padre que era especial, que no estaba limitada por el crecimiento, con un conocimiento humano revelado por el Padre que ser refería a la redención que Jesús está realizando.

. Jesús predijo en distintos momentos su Pasión, conocía lo que le esperaba como hombre, no solo como Dios. El Padre quiso revelárselo, y Jesucristo es plenamente consciente de que él entrega su vida libre y voluntariamente, no sólo el Padre entrega al Hijo sino que el Hijo entrega libremente su vida por la salvación del mundo.

. Jesús es consciente que Pedro le va a negar tres veces, de que Judas le va a traicionar… es decir, tenía un conocimiento profundo de los acontecimientos de la redención. Lleva a cabo la redención por amor, no era ciego, lo hace libre y consciente.

. En Mc 13,32 nos dice que nadie sabe el momento final de la historia, del día de la parusía, cuando Dios venga a juzgar a vivos y muertos “… Más de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.” Al decir “ni el Hijo” entendemos a Jesús como hombre pues como Dios claro que lo sabe, no puede ignorarlo, pero como hombre ese dato no se lo ha revelado el Padre. Y en Hechos 1,7 “…Jesús les dice a los apóstoles: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad”, aquí no dice “a nosotros no nos toca conocer” sino “a vosotros no os toca conocer…”, distingue entre ellos y él, como reconociendo que Jesús tiene un mayor grado de conocimiento que los apóstoles no tienen. En cualquier caso no podemos establecer una línea divisoria exacta entre todo lo que el Padre le reveló a Jesús como hombre y lo que el Padre reveló a Jesús por conveniencia con su misión redentora. Sabemos que existen las dos cosas pero no los límites entre una y otra.    

La voluntad humana de Cristo

Punto 475 De manera paralela, la Iglesia confesó en el sexto Concilio Ecuménico que Cristo posee dos voluntades y dos operaciones naturales, divinas y humanas, no opuestas, sino cooperantes, de forma que el Verbo hecho carne, en su obediencia al Padre, ha querido humanamente todo lo que ha decidido divinamente con el Padre y el Espíritu Santo para nuestra salvación (cf. Concilio de Constantinopla III, año 681: DS, 556-559). La voluntad humana de Cristo "sigue a su voluntad divina sin hacerle resistencia ni oposición, sino todo lo contrario, estando subordinada a esta voluntad omnipotente" (ibíd., 556).

. Los concilios que expresan nuestra fe en Cristo fueron antes de que tuviese lugar la fractura de la iglesia protestante, anglicana, antes del cisma de oriente, con lo que compartimos la misma fe en Cristo que con las otras confesiones cristianas. Jesucristo es una persona que tiene dos naturalezas, humana y divina, teniendo en cuenta que las facultades de la naturaleza supone tener voluntad y entendimiento, entonces Jesús tiene voluntad humana como hombre y voluntad divina como Dios. Por eso en Jesús hay una lucha interior que consiste en decir un sí como hombre al querer de Dios. Cristo como Dios, que abrace la voluntad del Padre no es tan meritorio porque es imposible lo contrario, pero hacer la voluntad del Padre como hombre sí es meritorio y con su sí redimió al mundo.

El verdadero cuerpo de Cristo

Punto 476 Como el Verbo se hizo carne asumiendo una verdadera humanidad, el cuerpo de Cristo era limitado (cf. Concilio de Letrán, año 649: DS, 504). Por eso se puede "pintar" la faz humana de Jesús (Ga 3,2). En el séptimo Concilio ecuménico, la Iglesia reconoció que es legítima su representación en imágenes sagradas (Concilio de Nicea II, año 787: DS, 600-603).

. Existió la herejía iconoclasta (romper las imágenes) que rechazaba las imágenes religiosas, sobre todo con el crecimiento del Islam que acusa de idólatras a todos los que tienen imágenes sagradas, en las mezquitas no hay imágenes. La Iglesia reacciona diciendo que las imágenes pueden ser expuestas porque el respeto se lo mostramos a la persona a la que representa, nosotros no veneramos la pintura ni la madera, veneramos la persona que representa.

. Puede ocurrir que exista una veneración insana o supersticiosa de una imagen, pero esto no ocurre por la imagen, que es simple materia, sino por la mala utilización que se hace de la imagen. Un acto de desagravio a una imagen que ha sido profanada no lo hacemos a la materialidad de esa imagen o pintura sino a al acto de ofensa al corazón de Dios. Es una reparación del pecado formal que hay detrás del acto y no una reparación de la materialidad que se ha roto.

Punto 477 Al mismo tiempo, la Iglesia siempre ha admitido que, en el cuerpo de Jesús, Dios "que era invisible en su naturaleza se hace visible" (Misal Romano, Prefacio de Navidad). En efecto, las particularidades individuales del cuerpo de Cristo expresan la persona divina del Hijo de Dios. Él ha hecho suyos los rasgos de su propio cuerpo humano hasta el punto de que, pintados en una imagen sagrada, pueden ser venerados porque el creyente que venera su imagen, "venera a la persona representada en ella" (Concilio de Nicea II: DS, 601).


. Las imágenes que son objetos materiales, bien entendidas, bien utilizadas para sentirnos en presencia de Dios. Dios nos permite entrar en ellas para recordarnos la encarnación de Jesús. Si la encarnación no hubiera tenido lugar, pintar a Jesús sería na herejía y el norma que el mundo musulmán se niegue a hacer imágenes porque no conocen y rechazan la encarnación. Como Dios ha querido encarnarse, hacerse visible, representarse, es normal que nosotros no tenemos ninguna resistencia a pintarlo o representarlo. Lo principal de nuestra espiritualidad es ponernos en presencia de Dios, y las imágenes tienen una pedagogía, nos ayudan, pues nosotros no podemos prescindir de la imaginación. La encarnación ha enriquecido el arte, y en ese sentido el cristianismo se ha desplegado en una riqueza en el arte sin comparación con otras religiones por nuestra fe en la encarnación, porque el invisible se ha hecho visible, y lo material para nosotros también ha pasado a ser revelación desde la que nos introducimos desde lo material en lo invisible, en el amor de Dios que se revela y se encarna.

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